El Tour de Francia, uno de los eventos más prestigiosos del ciclismo mundial, ha sido históricamente dominado por los hombres. No solo en términos de atención mediática y participación, sino también en la disparidad salarial entre los competidores masculinos y femeninos. A pesar de los esfuerzos recientes por cerrar la brecha de género en el deporte, las ciclistas profesionales aún lidian con significativas desigualdades económicas y estructurales.
Brecha salarial en el Tour de Francia
La disparidad en los premios del Tour de Francia es evidente. Mientras que el ganador masculino del Tour de Francia recibe alrededor de 500.000 euros, la ganadora del Tour de France Femmes, una carrera igualmente exigente y prestigiosa, obtiene solo 50.000 euros. Es decir, el 10% de lo que gana su contraparte masculina. Esta diferencia pone de manifiesto la desigualdad económica entre hombres y mujeres, y también refleja una valoración desigual del esfuerzo y la dedicación de las ciclistas femeninas.
A pesar de los avances recientes, la participación y visibilidad del ciclismo femenino sigue siendo limitada en comparación con el masculino. Según datos de la plataforma para deportistas Strava, las mujeres en España pasan un 62% menos de tiempo en bicicleta que los hombres. Esta menor participación se atribuye a varios factores, incluida la falta de comunidades de ciclistas femeninas y la sensación de inseguridad al pedalear solas o en grupos predominantemente masculinos.
Marion Rousse, directora del Tour de France Femmes, destacó la importancia de visibilizar estas disparidades para dirigir acciones concretas que fomenten la equidad de género en el ciclismo. La integración del ciclismo femenino en el Consejo de Ciclismo Profesional (CCP) a partir de 2024 es un paso significativo hacia este objetivo. A fin de cuentas, permite una mayor representación y voz en la toma de decisiones que afectan al deporte.
¿Cuál es la situación del ciclismo femenino como deporte profesional?
La profesionalización del ciclismo femenino se enfrenta a desafíos importantes en los próximos años. Especialmente, en términos económicos y comparándose con otros deportes como el fútbol. Equipos históricos como el Bizkaia-Durango y el Sopela Women’s Team han tenido que cesar sus actividades debido a la incapacidad de cumplir con las nuevas exigencias de la Federación Española de Ciclismo, que incluyen salarios mínimos y seguridad social para las ciclistas, además de costes operativos adicionales.
Estos requisitos han triplicado los presupuestos necesarios, llevando a la desaparición de equipos que no pueden asumir tales gastos. Paco Pla, exdirector del Sopela Women’s Team, señaló que los nuevos requisitos económicos eran inviables para muchos equipos. Había presupuestos que oscilaban entre los 100.000 y los 200.000 euros por temporada. Sin embargo, ahora se necesitarían alrededor de 500.000 euros para cumplir con las nuevas normativas.