El Rayo Vallecano es desde hoy centenario. Uno de los equipos más míticos del panorama futbolísticos que hoy recordamos por haber tenido la primera presidenta de Primera División. Teresa Rivero (Jerez de la Frontera, 1935) revolucionó los palcos de los años 90 en una España que recibía con incredulidad y asombro a una mujer como máxima mandataria de un equipo de fútbol. Fue concretamente el 12 de enero del año 1994 cuando el accionista mayoritario del Rayo Vallecano, José María Ruiz-Mateos nombró a su mujer presidenta. Su hijo José María lo recuerda para Artículo14. “Mi padre le pidió que fuese presidenta, él no tenía mucho tiempo para atender a las peñas y a los socios, y ella lo aceptó encantada”. Y así fue como un ama de casa a quien en principio el fútbol le “aburría soberanamente” se convirtió en una figura muy relevante durante dos décadas, aunque confesó que nunca llegó a entrar en un vestuario de su equipo.
Bajo su mandato el Rayo Vallecano vivió algunos de los mejores momentos deportivos de su historia, como liderar durante cuatro jornadas la liga española o alcanzar unos octavos de final de la Copa del Rey en la 2000/2001 además de una aventura europea en la UEFA, aunque ella nunca se atribuyó el mérito. De hecho siempre reconoció que el primer partido que vio fue el primero que le tocó presidir en el palco. “Al principio no sabía nada, incluso celebraba en la portería que no era, pero quiso aprender hasta tal punto que llegábamos a casa de una cena, o de madrugada y allí estaba viendo igual un Camerún – Mozambique” recuerda Jose María Ruiz-Mateos.
Poco a poco, ese deporte le fue conquistando hasta “convertirse en una amante del fútbol. Ya no se podíamos hacer ningún evento familiar, comunión, boda o bautizo en día de partido porque no concebía no asistir a ver al Rayo y mira que somos 13 hijos y 60 nietos” recuerda su hijo. Las comidas en días de palco pasaron a hacerse bien temprano, porque a la hora del fútbol tenían que estar todos preparados.
Hoy parece más de guion cinematográfico que de la realidad de hace treinta años aquellas conversaciones con el resto de presidentes, como la que captaron las cámaras con Ruiz de Lopera, mientras le daba consejos sobre qué entrenador fichar, o haciendo frente común contra alguna actuación arbitral. En aquellos años, además a los presidentes se les podía preguntar casi de todo, y Teresa Rivero lo mismo contestaba sobre cocina que sobre la posibilidad de fichar a Mourinho.
No era amiga Rivero de hacer pronósticos ni porras, ni de desear victorias amplias o echar las campanas al vuelo. Ella, que siempre se definió como una mujer muy religiosa, era más de ir a la Capilla antes de los partidos, a ver a la Virgen del Carmen, la patrona de Vallecas para rezarle antes de que saltasen los jugadores al campo. Y de charlar. Porque Teresa departía con todos los jugadores como si se tratasen de familiares. Jose María Ruiz Mateos recuerda como si alguno tenía algún problema o estaba más desanimado “acudía a casa de mis padres, para mi madre el trato con los jugadores que llevaban más años era como con nosotros”.
Lo mismo ocurría con la afición, repartía pines, conversaba con ellos y les preguntaba por sus familias. “Si había 50 peñas, mi madre iba a las 50 cenas de peñistas, siempre estaba con ellos”. En el año 1999 por referéndum, los aficionados dieron el sí a que el Estadio de Vallecas llevase su nombre, y de nuevo, volvió a ser pionera sin proponérselo en el fútbol español. Y es que la cercanía era parte del ADN de una Teresa Rivero que llegó a atreverse hasta con la ficción, eso sí interpretándose a si misma para los anuncios de la empresa de alimentación familiar.
Mónica Marchante, periodista habitual del palco durante los últimos veinticinco años, recuerda haberla entrevistado en varias ocasiones. “Siempre hablaba de los jugadores como si fuese su madre, se refería a ellos con esa cercanía”. Serían gajes del oficio tras haber alumbrado ni más ni menos que 13 hijos. Marchante también comenta la estrecha amistad que hizo con Milene Domíngues, la mujer de Ronaldo que jugaba en el Rayo femenino “se forjó entre ellas un vinculo muy curioso, ella la trataba como si fuera parte de su familia”. Tanto, que en la foto oficial de la plantilla femenina hizo gala de su espontaneidad vaticinando un “esta va a ser tan coneja como yo”.
Y de hecho la sección femenina del Rayo Vallecano, mucho más laureada que su homólogo masculino, era una de las más potentes de aquel entonces. Campeonas de la Copa de la Reina en el año 2008 y de liga en la 2009, 2010 y 2011, fue precisamente en una de esas celebraciones donde pronunció una de sus frases más recordadas, cuando calificó a sus jugadores de “mamarrachos” instándoles a que se fijasen más en ellas. El proyecto de la Ciudad Deportiva y la cantera, también partió de su gestión.
“Para mi madre el Rayo lo era todo, y esos fueron sus años más felices”. Hoy Teresa Rivero puede celebrar una parte esencial de los 100 años de historia de uno de los clubes más importantes del fútbol español.