Tanto Iga Swiatek como Carlos Alcaraz recibirán la misma cantidad por ganar Roland Garros. 2.400.000 euros para el ganador y la ganadora, lo que supone además casi un 8% de incremento respecto a la pasada edición de 2023. Pero ¿es esta una generalidad en otros deportes?
Los JJOO, los Grand Slams y a nivel nacional el baloncesto, son los únicos que aprueban en este examen de igualdad. Una de las grandes diferencias cuando hablamos de deporte masculino y femenino es lo que reciben los y las deportistas tras las competiciones. Esta situación de desigualdad no es exclusiva del panorama español, si no que afecta a muchas competiciones también a nivel global.
El tenis aprueba, el US Open saca sobresaliente
El tenis es uno de los deportes que camina con paso firme por la igualdad. La ATF garantizó los pagos iguales en Masters 500 y 1000 para el año 2033. Hasta que eso ocurra, los Grand Slams son los ejemplos que seguir. Especialmente en el caso del US Open, que lleva igualando los premios desde 1973. Roland Garros lo impuso en 2006 y Wimbledon tan sólo un año después.
El único Grand Slam en hierba, que se celebra cada año en Reino Unido, lleva más de una década otorgando las mismas recompensas económicas a tenistas de la ATP y WTA. Así, en la pasada edición de 2023 en la que Carlos Alcaraz se alzó con el título, obtuvo los mismos 2.748.477 euros que la tenista checa Markéta Vondroušová. Una cifra similar la que se reparte en el major parisino, el año pasado ambos campeones recibieron 2,3 millones de euros.
El olimpismo, el panorama ideal
El olimpismo no discrimina entre hombres y mujeres, y se recibe la misma cuantía por medalla independientemente del género. El COE es el encargado de distribuir a las distintas federaciones la cuantía de 94.000 euros por oro, 48.000 euros por la plata y 30.000 euros por la presea de bronce. El CSD quiso igualar los premios olímpicos en marzo, no solo para hombres y mujeres, sino también para el deporte paralímpico.
Pero lo que ocurre en los JJOO parece un espejismo porque cuando nos asomamos al deporte rey, las distancias empiezan a ser insalvables. Los mundiales de fútbol son, por repercusión y audiencias, las competiciones más seguidas en todo el mundo. El pasado mundial de Catar, la selección campeona, la argentina, recibió 444 millones de euros para repartir entre toda su federación de fútbol. Pero cuando hablamos del mundial femenino, la cifra se reduce a la cuarta parte. Exactamente, España recibió el pasado 20 de agosto 111 millones tras alzarse con la Copa del Mundo en el mundial de Australia y Nueva Zelanda.
A nivel europeo, si nos fijamos en la máxima competición continental de fútbol, la ansiada Champions League, las diferencias son mucho mayores. El Manchester City, campeón de la pasada edición masculina, recibió 85,14 millones de euros. Sin embargo, cuando le colocamos la W delante a la UCL, o lo que es lo mismo, cuando pasamos a la Champions femenina, el premio desciende a 1.4 millones. Esa fue la cantidad que recibió el Barça femenino por hacerse con la orejona el pasado mes de junio.
El hecho de que algunas competiciones de hombres se hayan trasladado a Arabia Saudí, también hace que la balanza se desequilibre drásticamente. La Supercopa de España de en su versión masculina, premió al campeón, el Real Madrid, con 5.8 millones de euros; unos días después se celebró la femenina en el Estadio Municipal de Butarque en Leganés y el premio que recibió el Barça femenino, fue de 25.000 euros.
¿Y la liga?
La liga española tanto en la primera división masculina como en la Liga F, hace un reparto porcentual de los derechos televisivos según los éxitos en la tabla de clasificación. En este sentido los porcentajes también varían a la baja en la Primera femenina. Mientras que el primer clasificado en LaLiga se lleva un 17% en la Liga F quien campeona recibe un 10.6%.
Cuando se trata de otros deportes los premios están aún lejos también de igualarse. No hay más que acudir a la Vuelta ciclista a España, donde la competición femenina recibe la novena parte que la masculina.
El Baloncesto, a través de su Federación, presidida por Elisa Aguilar, lleva años trabajando para que las primas sean iguales en las divisiones masculina y femenina. También en otro de los puntos que más acusan las deportistas de élite, los que suponen las condiciones de las concentraciones y los traslados. En este sentido, la FEB igualó a jugadores y jugadoras, algo que en muchos deportes aún está lejos de ser una realidad.
Las jugadoras de pádel ganaron la batalla
El World Padel Tour quiso el año pasado igualar los premios de hombres y mujeres. Al contrario que la Federación Internacional, el circuito se propuso romper con las desigualdades en cuanto a premios, lo que ha desembocado en una paridad a celebrar: Cada torneo femenino disfrutará de un incremento de, como mínimo, un 150% de dotación en premios. No ha sido fácil, en cualquier caso; las jugadoras, desoídas por la Federación Internacional, tuvieron que crear su propia asociación (IPPA) para defender el derecho a la igualdad y pelear por lo que creían merecido y necesario. Lo consiguieron, y desde la pasada temporada disfrutan de los mismos premios que aquellos hombres que ganan el mismo torneo que ellas.
Cuando el problema arranca antes incluso de participar
Las desigualdades parecen no solo relacionarse con los premios obtenidos, sino que muchas veces también se asocian a las condiciones de los viajes de las concentraciones, las dietas, los hoteles, los desplazamientos. Así lo explica el informe “Desigualdad en el deporte” realizado por el Instituto de Mujeres, con aspiraciones tan lógicas como querer viajar en el mismo tipo de medio de transporte, indistintamente del sexo, o percibir la misma cantidad de dinero en dieta diaria por ser atleta representante de tu país en una competición. Cuestiones obvias a la vista de cualquier ciudadano, pero incumplidas de forma continuada y sistemática durante décadas. Por fortuna, las cosas están cambiando y transparentando en los últimos tiempos.
Los esfuerzos, méritos y sacrificios de hombres y mujeres deportistas de élite son los mismos. Los premios y beneficios económicos derivados de la participación y el éxito en una competición, no. Por fortuna, el camino está marcado, y algunas disciplinas y federaciones han querido dar el primer paso para llegar, esperemos que pronto, a una paridad tan lógica como inalcanzada a día de hoy.