La maternidad en el deporte de élite es un paraguas que alberga infinidad de protagonistas y de historias. Ambos conceptos comparten entre sí el esfuerzo, la dedicación y la constancia. En un momento determinado todas las atletas deben hacerse la gran pregunta de si desean ser madres. El fútbol está viviendo importantes avances como las nuevas medidas de la FIFA, sin embargo, en otros deportes el presente es otro.
Algunas, aplazan el momento de ser madres hasta la retirada, otras renuncian directamente. La tercera opción es la de compaginar ambos mundos, a veces de forma muy exitosa, otras algunas piedras en el camino. Artículo14 se reúne con cuatro madres del alto rendimiento. Todas tienen una vivencia única con un elemento en común: dejaron una parte de sí mismas cuando hicieron su elección.
Malabarismos para conciliar
Cuatro deportistas de élite, Leire Olaberría, Darly Zoqbi, Leslie Knight y Astou Ndur, nos cuentan las dificultades a las que se han tenido que enfrentar una vez que sus hijos han llegado al mundo.
“En el momento que más vulnerable me sentí fue cuando menos comprensión encontré”
Leire Olaberria estaba en plena preparación para los JJOO de Río cuando se quedó embarazada. “Se acabó, no volveré a competir”, eso fue lo que pensó de primeras. La ciclista, bronce en Londres 2012 no tenía ningún caso cercano que le pudiese servir de ejemplo. “La realidad del ciclismo femenino era el modelo que conocíamos, de las ciclistas rusas o de países del este que eran madres, pero los niños se quedaban en el país con la familia y la madre venía a Europa a competir como si no tuvieran hijos. Yo quería ser madre en presencia”. Pero ella quería ser una madre presente.
Tras dar a luz, vio la posibilidad de ingresar en un equipo de Guipúzcoa que le ayudaba en la conciliación, pero cuando recibió la llamada de la Selección, la cosa fue radicalmente distinta. “El mensaje era, yo te convoco, tú tienes que venir, el calendario va a ser este y búscate la vida”. La opción de viajar a las concentraciones con su bebé “colapsaba cabezas, no se podía ni plantear, no había ningún caso”.
Leire tuvo que renunciar a vestir el maillot español porque no quiso renunciar a criar a su hijo. “En el momento que más vulnerable me sentí fue cuando menos comprensión encontré”, esa falta de comprensión le llevó a retirarse del ciclismo.
Contrato rescindido por ser madre
Darly Zoqbi es otra de las olímpicas que pasó por dificultades a la hora de anunciar su embarazo. Con 39 años, y viendo que su deseo de ser madre no podía esperarle mucho tiempo más, decidió “aprovechar” una lesión de rodilla para intentarlo.
Aunque en su club el Gloria Bistrita rumano le aseguraron su vuelta tras dar a luz, la realidad fue bien distinta, “en el séptimo mes de embarazo, habían cambiado los directivos, estaban pasando por cambios y problemas y decidieron cancelar mi contrato”.
Tuvo suerte de estar bien respaldada por la Federación Española de Balonmano en nombre de su presidente, “todo fue gracias a Paco Blázquez y la federación quienes me ayudaron a ganar la causa. El club perdió el juicio, y tuvieron que aceptar que tenía contrato”.
A pesar de ganar el litigio, en la práctica se vio al margen, y Darly tuvo que entrenar en solitario durante meses. Finalmente decidió buscarse otro club. El Brest francés la acogió y volvió a ser convocada por la Selección española. “La llamada de las Guerreras fue mi renacer, ahí gané el partido más importante de su vida”.
París espera tras haberse clasificado el pasado mes de abril en el preolímpico, y su pequeña Nicole podrá estar en la grada, un verdadero triunfo tras un comienzo devastador.
Su reflexión pasa porque no debería ser una elección. “Tienes que optar entre ser madre o ser deportista. Eso es muy malo, ¿hasta cuando vas a esperar?
“Antes de fichar le dije a mi entrenador que quería ser madre. No quería sentir culpa”
La diatriba que plantea Zoqbi, es una constante para las madres deportistas. Pero en el caso de Leslie Knight esa renuncia fue previa a su embarazo. La jugadora del Estudiantes tenía tan interiorizado que tener hijos pondría fin a su carrera, que lo comunicó antes de que sucediera. “Antes de fichar le dije a mi entrenador que quería ser madre, no quería sentir culpa de dejarles tirados en medio del contrato. Él, (Alberto Ortego) me animó e incluso me dijo que si me quedaba embarazada dentro del contrato sería mejor para mí”. Leslie se plantea si esa conversación se habría producido de haber sido hombre. “Imagina a un jugador diciéndole a su entrenador que está pensando en ser padre, sería muy raro ¿no?”.
La transparencia de Knight con su club llegó a tal punto que el mismo día que se enteró de su embarazo, antes incluso que, a sus padres, se lo comunicó al Estudiantes. Mes y medio después, con 300 partidos jugados, disputó el último partido de su carrera.
Entre el nacimiento de su hija y su siguiente trabajo en el Estudiantes como entrenadora, pasó un año en blanco de crianza que no cubrió nadie. Ese también es el panorama de las deportistas, a veces desconocido y poco contado. En los meses de verano no cobran porque no tienen contrato y si en ese periodo se lesionan o están embarazadas, ya dependen de la buena voluntad o no del club al que pertenecen.
Cuando coincide en algún partido o entrenamiento con sus excompañeras aun siente el gusanillo y “la envidia sana de verlas tan en forma”. Sin embargo, para ella volver a competir nunca fue una opción. “Dando el pecho cada dos horas, sin descansar bien, con lo importante que es el descanso, me hubiese lesionado, me hubiese roto seguro, lo veo casi imposible”.
Para Leslie Knight su edad jugó un papel importante, de hecho, ve muy de cerca el ejemplo de la que fue compañera durante años, Astou Ndur, quien volvió a las pistas tres meses después de haber sido madre. “Quizá si yo hubiese tenido la edad de Astou o una motivación como la de los Juegos, hubiese sacado fuerzas de donde fuese”.
Astou Ndur: “Por mucho que se repita la idea de la igualdad, estamos igual que hace cinco o diez años”
Y eso fue lo que motivó la precoz incorporación de la pívot a la competición. Tan sólo 110 después de haber dado a luz, Astour Ndur vestía ya de corto en el Spar Gran Canaria. El club canario hizo un gran esfuerzo por volver a tenerla entre sus filas, e incluso, Domingo Díaz y Begoña Santana, presidentes y artífices del club, le dieron alojamiento y cuidados tanto a ella como a su pequeña. Pero no todas las jugadoras tienen tantas facilidades y por ello, Astou reivindica la igualdad real “por mucho que se repita la idea, la realidad es que estamos como hace cinco o diez años”.
Ahora, su mayor preocupación está en volver a recuperar las sensaciones de su cuerpo con el cronómetro de los Juegos Olímpicos corriendo. “Mi sueño es volver a estar convocada con la Selección, somos una familia”. El postparto no le estaba permitiendo rendir al máximo nivel y eso le llevó en febrero a declinar la llamada de su entrenador para el Preolímpico. “Quería ser honesta con todo el equipo y volver cuando me encuentre al cien por cien”. De momento la progresión está siendo buena y a pesar del descenso de equipo, ha firmado un gran 2024 siendo la pivot una de las más destacadas del equipo.
Su vuelta a la WNBA la próxima temporada donde fue campeona en 2021, está enfocada, sobre todo, a poder volver a ser la jugadora de antes de ser madre, aunque sabe que ahora temas fundamentales como el descanso, ya no están garantizados “Tienes que entrenar, competir, no duermes bien por las noches para atender al bebé, es muy duro, ellos no lo aguantarían”.
Leslie, Astou, Darly y Leire miran al futuro con esperanza, si alguna de sus hijas decide seguir los mismos pasos deportivos de sus madres, en un par de décadas, quizá no tengan que elegir entre la maternidad o el deporte de élite.