La pasada edición de los Juegos Olímpicos de París fue también la de la innovación en cuanto a algunas disciplinas deportivas. Ese fue el caso del controvertido breakdance. Para muchos una gran estrategia del COI para acercar el olimpismo a los más jóvenes, para otros, perder de vista los valores olímpicos clásicos igualando esas medallas a deportes tradicionales como el atletismo o la natación.
En ese contexto el baile de la australiana Raygun no dejó indiferente a nadie. Desde la Plaza de la Concorde al mundo, saltó a la opinión pública viralizándose rápidamente. Movimientos poco ortodoxos y no haber cosechado ni un sólo voto de los jueces pusieron a la B-girl australiana en el disparadero.
Esta actuación motivó que Raygun pidiese disculpas públicamente a quien pudiese haberse sentido ofendido por la naturaleza de sus movimientos en su actuación en París el pasado 9 de agosto, aunque con un mensaje claro a su comunidad “no tengas miedo de ser diferente”, destacaba en sus publicaciones.
Después de dos meses de la celebración de la cita olímpica, Raygun se ha pronunciado. Lo ha hecho en medios australianos donde ha expresado su sentir tras haberse visto en medio de una polémica sobre si la ausencia de reglas o la propia naturaleza del breakdance podría considerarse deporte olímpico.
Anuncio de retirada
En ese contexto Raygun ha anunciado su retirada de la competición al reconocer que se siente “decepcionada” por la polémica surgida en torno a su participación en la cita olímpica.
Raygun, de 37 años, fue clara con sus sentimientos hacia las críticas y a quienes no entendieron sus movimientos de baile con saltos que imitaban a un canguro. “Todavía hago ‘break’, pero no compito. Ya no voy a competir más”, declaró la australiana durante una entrevista el miércoles con la emisora 2DayFM, al admitir que prefiere bailar en el “salón de su casa junto a su pareja” que en una batalla.
“Iba a seguir compitiendo, pero me parece que ahora es muy difícil que lo haga. El nivel de escrutinio va a estar ahí. La gente lo grabará, lo publicará en internet. No será la misma experiencia por todo lo que ha sucedido”, declaró Gunn en tono distendido junto a los conductores del programa.
Raygun, cuya selección como representante a los Juegos Olímpicos llegó a ser cuestionada, fue reconocida en septiembre como la número uno del mundo en breakdance por la World DanceSport Federation (WDSF), el organismo rector de este y otros deportes de baile.
“Sentí que perdí el control sobre cómo la gente me veía, quién era, quién era mi pareja, mi vida. Me sentí muy decepcionada. Pero me gusta quedarme con el lado positivo, es lo que me hace seguir adelante, la gente que me dice que ‘les inspiré'”, apunta la deportista al subrayar que también recibió infinidad de apoyos.
“Bailar es muy divertido y te hace sentir bien. No creo que la gente deba sentirse mal por su forma de bailar. Sal a la pista de baile y diviértete”, remarcó la australiana.
El incipiente ‘breakdance’, que fue incluido por primera vez en los Juegos Olímpicos de París y no estará en Los Ángeles 2028, no tiene unos estándares marcados, a diferencia de otras disciplinas deportivas, lo que deja mucho espacio a las capacidades de improvisación e innovación.