Radiografía del caso Rubiales: 27 testigos, cuatro imputados y una víctima

Máxima expectación dentro y fuera de España: más de 200 medios de comunicación cubrirán el juicio a Rubiales. Al juez “no le gusta el fútbol”

Luis Rubiales comparece en la Audiencia Nacional. EFE/ Rodrigo Jimenez

Esta semana comienza en España uno de los eventos judiciales con más repercusión mediática dentro y fuera de nuestras fronteras de los últimos tiempos. El mundo del deporte y el movimiento feminista miran la acción de la Justicia española para sentenciar unos hechos ya extensamente condenados por la sociedad.

El beso no consentido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso sienta al expresidente de la Federación en el banquillo de los acusados. Se ha tenido que habilitar la sede de San Fernando de Henares de la Audiencia Nacional y hay de 200 medios acreditados.

Estas son las principales claves del caso:

Cronología de los hechos

El 20 de agosto de 2023, la Selección Española de Fútbol ganó el mundial en la final de Sidney. En plena exaltación por la victoria se cometió la presunta agresión sexual. La capitana del equipo, Jennifer Hermoso, subió al podio para recoger su medalla y, el entonces presidente de la Federación Española de Fútbol, le sujetó fuertemente de la cabeza y la besó sin que ella pudiera zafarse.

Pero no terminó ahí. Ya en el vestuario Jenni Hermoso confesó que “no le había gustado” el gesto de su superior.

La ola de indignación feminista creció en cuestión de horas. En consecuencia, comenzó una campaña dentro de la RFEF para convencer a Hermoso de que cerrara filas en torno a su presidente y se pronunciara en su defensa.

En el avión de regreso, continuaron esas presiones. Jorge Vilda, el ex seleccionador pidió a Rafael Hermoso, hermano de la presunta víctima, que convenciera a la jugadora para que exculpara públicamente a Rubiales. Durante el vuelo, según la presunta víctima y otros testigos, Rubiales llegó a pedir con lágrimas en los ojos a Hermoso: “Mi puesto está en juego, hazlo aunque sea por mis hijas. Necesito que salgas conmigo”.

Horas después, desde la RFEF se emitió un comunicado con afirmaciones atribuidas a la futbolista: “El presi y yo tenemos una gran relación, su comportamiento con todas nosotras ha sido de diez y fue un gesto natural de cariño y agradecimiento”, rezaba el documento que se gestó por el equipo de comunicación y no fue validado por la Hermoso

A su llegada, las campeonas celebraron en Ibiza la victoria. Un viaje donde continuaron las coacciones por enviados de Rubiales. Albert Luque, director de la Selección masculina de fútbol, y Rubén Rivera, director de marketing, intentaron que Hermoso se pronunciara en favor de su presidente y zanjara la polémica. Pero esta se negó.

Cinco días después, Rubiales dio una rueda de prensa en la que se victimizó asegurando que había sufrido un “asesinato social”. En ella pronunció las palabras que indignaron aún más:  “Y yo le dije ‘¿un piquito?’ y me dijo ‘vale”. 

Declaraciones que motivaron la publicación de un comunicado de Hermoso desmintiendo a su superior. Confesó que se sintió vulnerable y víctima de una agresión.

La investigación

A raíz de este comunicado el 28 de agosto, la Fiscalía actuó de oficio abriendo diligencias contra Luis Rubiales e invitó a la jugadora a formalizar la denuncia, hecho sin el cual no se podía abrir un proceso penal. El 5 de septiembre, Hermoso acudió a la Fiscalía para relatar las presiones sufridas y el proceso comenzó.

El Ministerio Público formalizó una querella ante la Audiencia Nacional por considerar que la jugadora había sufrido un “hostigamiento en contra del desarrollo de su vida en paz”.

El juez instructor Francisco de Jorge comenzó a tomar declaraciones para dilucidar si había suficientes indicios para acreditar esas coacciones se produjeron y si el beso se podía considerarse agresión sexual por no haber sido consentido.

El 10 de septiembre, Rubiales dimitió, cinco días después el juez le tomó declaración. Le prohibió acercarse a Jenni Hermoso en un radio de 200 metros comunicarse con ella o con su entorno.

El 25 de septiembre declaró Ana Encube, amiga de Hermoso. Tras su testifical, el juez imputó por un delito de coacciones al director de la selección masculina, Albert Luque, y al director de Marketing de la RFEF, Rubén Rivera, por supuestamente participar en las coacciones a la futbolista durante el viaje a Ibiza.

Tras la declaración del hermano de Hermoso, el juez abrió investigación también por el mismo delito al exseleccionador, Jorge Vilda, por esas presuntas presiones que ejerció sobre el entorno de Hermoso.

El Ministerio Fiscal, la acusación particular que representa a la jugadora y la acusación popular que ejerce la Asociación de Futbolistas Españolas pidieron, para Rubiales, dos años y seis meses de prisión (un año por la agresión sexual y un año y seis meses por las coacciones, total dos años y seis meses). Además de 50.000 euros de indemnización.

Para los tres acusados restantes, en el auto de acusación el Ministerio Público, también pidió un año y seis meses de cárcel por las coacciones y 50.000 euros de indemnización. Si el juez aceptara estas penas, Rubiales no podría evitar entrar en prisión porque la pena supera los dos años.

En el auto de enjuiciamiento, De Jorge concluyó que existían “sólidos indicios” de que el beso a la jugadora “no fue consentido y fue una iniciativa unilateral y sorpresiva” del máximo directivo del fútbol español. Sobre los otros tres encausados, el juez creyó que participaron en una serie de maniobras para tratar de “doblegar la voluntad” de Hermoso. “Las presiones a las que se sometió a la jugadora le crearon una situación de ansiedad e intenso estrés”, concluyó.

Lo que está por llegar

El juicio oral que arranca esta semana, lo conducirá el juez José Manuel Clemente que, según fuentes del caso consultadas “no le gusta el futbol y no está al día de este deporte”.

Fuentes de la defensa prevén que la estrategia de los abogados de Rubiales sea “desacreditar a Hermoso”. “Decir que ella estaba perfectamente que todo esto ha sido el movimiento feminista que le ha empujado a denunciar. Su objetivo será demostrar que no había dolo en el beso”, explican a Artículo14.

A lo largo de los 13 días en los que se prevé que se alargue la vista oral, declararán 27 testigos entre los que está la presunta víctima y los tres imputados.

Días o semanas después habrá fallo sobre el que cabrá recurso. Si alguna de las partes queda disconforme con la sentencia, tanto la víctima como los acusados podrán recurrir ante la sala de Apelación de la Audiencia Nacional y, como última instancia al Tribunal Supremo que ya ha marcado jurisprudencia en este sentido.

El pasado mes de junio, la Sala de lo Penal estableció en una sentencia que un beso sin el consentimiento expreso o tácito de la víctima constituye un delito de agresión sexual: “No puede entenderse que exista un derecho de cualquier persona a acercarse a otra y darle un beso cuando la víctima no lo admite como prueba de cariño o afecto por sus circunstancias personales, familiares, o del tipo que sean”, rezaba el auto del Auto Tribunal.