Loida Zabala (Losar de la Vera, 1987) encarna todos los valores olímpicos que ha defendido en los cinco Juegos en los que ha ha defendido los colores de España en halterofilia, pero en París, a su discapacidad provocada por una inflamación de la médula espinal a los 11 años, le ha tenido que sumar una lucha a contrarreloj con su propia supervivencia.
Meses antes de la celebración de los Juegos, le fue detectado un cáncer de pulmón con metástasis. Esa ha sido la última demoledora noticia que digerir. Con tratamiento paliativo “porque para el cáncer de pulmón ya sabes que no hay cura” hace un hueco entre su trabajo como teleoperadora, su entreno y su papel como conferenciante, para atender a Artículo14.
No esperen encontrar ni pena, ni auto compasión. Loida es una joven con una alegría extrema y una energía imparable. Cuenta su historia como si no le estuviese dando voz a la suya propia. “Yo hace un año no sabía que era así de fuerte, pero todo pasa por la aceptación”, asegura la atleta.
Para poder dar el peso requerido llegar a los Juegos Paralímpicos de París tuvo que hacer una apuesta arriesgada “tuve que dejar mi tratamiento para el cáncer durante semanas”, relata.
“Mi entrenador y yo no sabíamos cómo iba a tolerar eso mi cuerpo, pero afortunadamente pude llegar a competir, nos arriesgamos muchísimo y de hecho esto no debería repetirlo nadie”, nos asegura, sin embargo las noticias tras los Juegos han sido positivas, “la metástasis es lo que estamos reduciendo”.
Su sueño era ir sí o sí a los Juegos, los que serían sus quintos, porque lo que tiene decidido es vivir hasta el último instante haciendo lo que más le gusta. “Es que no se puede comparar con nada, estar allí con todos, es algo muy muy especial”, asegura.
Los Ángeles 2028
Esa pasión tiene nombre. En la halterofilia ha encontrado su mejor forma de disfrutar y poder llegar a disputar sus segundos Juegos era el sueño a cumplir. Lo hizo. Y cuando llegó a la capital francesa, compartió Villa Olímpica con Marta Francés.
La atleta ya explicó a este medio como para ganar su medalla, le sirvió de mucho la tranquilidad y la ayuda de Loida. “No nos conocíamos pero me gustó mucho poder ayudarla. Recuerdo que yo llegué ya tarde por la noche, ella estaba durmiendo y preferí quedarme en el sofá para no despertarla, no sabía si eso podría perjudicarla para su competición. Me alegré infinito cuando ganó su medalla”, asegura la extremeña.
Su mente está puesta en poder disputar sus siguientes Juegos, pero no se engaña: “Quiero llegar a Los Ángeles 2028 pero no sé si llegaré viva”, así de crudo, así de real y así de verdadero es su mensaje. “De hecho tengo una alarma en el móvil que es el 28 de octubre de 2029, pero no creo que la oiga”, admite.
Tiene ese deseo, también el de revalidar el título de campeona europea que se celebra dentro de dos años.
Predicar con el ejemplo
Loida Zabala ha tomado un papel activo en su vida. Y eso pasa por ayudar a quienes ella cree que le puedan necesitar.
Reside en Madrid donde trabaja ayudando a otras personas a mitigar su soledad. Lo hace como operadora a través de la vía telefónica. “Muchas veces me dicen que ya sólo con oír mi tono de voz ya se sienten mejor, y eso para mí es lo mejor que me pueden decir“. Esta labor la combina con el entrenamiento intrínseco a un deportista de élite, y además, lleva adelante su Fundación. “No paro, pero es que no quiero parar, me encanta todo lo que hago”.
La única parte de su día a día que le gusta menos es estar lejos de su Extremadura natal donde está su familia. “Estamos más lejos de lo que me gustaría pero hablamos mucho” nos explica.