Fátima Azzahraa Ouhaddou vivió un Domingo de Ramos que jamás olvidará. Corrían las 10:00h cuando se dio el pistoletazo de salida del campeonato de Europa de Ruta en Bruselas y 2 horas, 27 minutos y 44 segundos después la atleta española se proclamaba campeona de Europa de maratón.
La hazaña fue histórica para el atletismo nacional, ya que nunca se había conseguido una medalla continental en la prueba de maratón. Además, la gesta no quedó ahí. Hasta tres medallas fueron las que se fueron para España del territorio belga. Al oro de Fátima Ouhaddou se le sumó la plata conseguida por su compatriota Majida Maayouf y el oro por equipos gracias también al séptimo puesto de Esther Navarrete. España se llevaba así un más que jugoso botín de la primera edición de este campeonato.
Una caída pudo cambiarlo todo
La corredora española marchó en el grupo cabecero durante gran parte de la carrera y, a falta de unos tres kilómetros, cuando rodaba mano a mano con su compatriota Majida Maayouf, la atleta nacida en Rabat, lanzó un ataque definitivo que le hizo cruzar la meta en primera posición. Fátima Ouhaddou se lanzó al suelo emocionada y esperó a que, 33 segundos después, su compañera Majida completará los 42,195 kilómetros para fundirse en un histórico abrazo.
Ouhaddou controló casi toda la carrera, tan sólo tuvo un percance que pudo costarle mucho. Al compartir espacio y tiempo con los hombres amateurs, la corredora de 32 años estuvo involucrada en una aparatosa caída provocada por un corredor no profesional que se cayó delante suya en un avituallamiento. Afortunadamente, todo quedó en una curiosa imagen y una anécdota que contar.
Estos son los motivos por los que las atletas no acaban de comprender la decisión de European Athletics de realizar la salida de la prueba femenina junto a la prueba popular. Muchas consideran mejor utilizar una salida escalonada como ocurre en la maratón de Nueva York, donde las mujeres élite tienen un pistoletazo en solitario.
De cocinera a campeona de Europa
Fátima ya era más que conocida en el mundo del atletismo. El pasado verano se colgó la medalla de bronce por países en la media maratón del Campeonato de Europa de atletismo al aire libre que se disputó en Roma, pero su camino hasta la élite no fue corriente precisamente. Ouhaddou tuvo que ganarse a pulso cada carrera en la que ha competido y su llegada a la élite ha sido una sorpresa para muchos.
Nacida en Rabat en 1993, Ouhaddou se trasladó a España a los ocho años. A los veinte comenzó a correr carreras populares cerca de su casa y pronto comenzó a soñar con hacer algo mayor. Compaginó su formación deportiva con diferentes trabajos, estuvo en una funeraria o como cocinera entre otros muchos oficios, pero siempre quiso dedicarse al atletismo.
Su mayor motivación llegó en los Juegos Olímpicos de Tokio, viendo competir al también español Ayad Lamdassem. Su quinto puesto en la maratón del país nipón caló en Fátima, le hizo darse cuenta de que su momento era ahora y que ella también podría conseguir grandes cosas. Por esa actuación de Ayad se alistó en la maratón de Róterdam.
En tierras holandesas paró el crono en 2 horas, 26 minutos y 44 segundos, siendo la tercera mejor marca femenina española jamás conseguida en una maratón. En esta carrera se dio a conocer al mundo del atletismo. Su debut internacional entró de lleno en la historia del deporte español.
Esa ambición le llevó a participar en el mundial de atletismo celebrado en Budapest el pasado 26 de agosto de 2023, pero el resultado no fue el esperado. Una lesión en su tobillo le obligó a retirarse de la prueba pasado el kilómetro 25, pero su momento ya ha llegado. Su dedicación completa al deporte está dando sus frutos.
El mundial de Japón, su próximo objetivo
La atleta de 32 años afincada en Córdoba tiene claro su siguiente desafío, el mundial que se celebrará el próximo mes de septiembre. Las inmejorables sensaciones mostradas en Bruselas hacen presagiar que Fátima Ouhaddou será la principal aspiración europea en la maratón que se correrá por tierras niponas. Si bien es cierto que competir en un mundial son palabras mayores, pero Fátima se ha ganado el derecho a soñar en grande.