Praga y Mersin juegan una final inédita de la Euroliga y Valencia y Fenerbahce un doloroso tercer puesto

Los dos equipos llegan a la final habiendo tenido que disputar los cuartos de final por lo que en este caso estarán igualados en el factor cansancio

La jugadora del Praha Teja Oblak (i) juega un balón ante Olcay Cakir, del Fenerbahce, durante el partido de semifinales de la Euroliga Femenina de baloncesto que Fenerbahce Opet y ZVVZ USK Praha EFE/Javier Cebollada

El USK Praga checo y el Mersin turco se disputarán este domingo (20.00 horas) el título de campeón de la Euroliga femenina en un duelo inédito mientras que en la pugna por un doloroso tercer y cuarto puesto el Fenerbahce y el Valencia, se medirán en lo que a priori parecía la final.

El Praga cuajó un gran partido contra el campeón de las dos últimas ediciones, Fenerbahce, que era el coco de la competición, y lo arrolló sin miramientos (71-91) en una exhibición bajo los aros con nada menos que 50 rebotes capturados por 18 de su rival y con 58 de los 91 logrados en la pintura.

El conjunto checo jugó sin complejos ante el que era el gran favorito de la competición y que llegaba a la cita de semifinales sin haber perdido un solo partido, y ese hecho liberó al Praga que acabó desesperando a su rival.

Fue un partido coral de todas las jugadoras, con seis de ellas con 12 o más puntos anotados y también con esas mismas valorando 10 o más créditos. En este aspecto destacó la pívot neozelandesa Ezi Magbegor que anotó 16 puntos acertando en el 70 % de los lanzamientos que realizó y que capturó 16 rebotes (solo dos menos que todo el Fenerbahce junto) para acabar con 30 de valoración.

El conjunto que entrena la eslovaca Natalia Hejkova tendrá este domingo la oportunidad de lograr su segundo título en la máxima competición continental tras el que levantó en 2015 derrotando al Ekaterimburgo ruso.

Enfrente tendrá a un Mersin que tuvo un partido mucho más trabajado (66-68) contra un Valencia al que le pesó jugar en casa y que solo en el tramo final del partido fue capaz de sacudirse los nervios y la presión de encima para acabar muriendo en la orilla.

El partido se decidió por una penetración de la base Yvonne Anderson a falta de 12.2 segundos para la conclusión y aunque el Valencia tuvo la opción de una última jugada no fue capaz siquiera de lanzar a canasta para tener la opción de mandar el partido a la prórroga o ganar porque el equipo turco realizó una gran defensa en esos últimos segundos.

Los dos equipos llegan a la final habiendo tenido que disputar los cuartos de final por lo que en este caso estarán igualados en el factor cansancio que pueda haber.

Previamente a la final (17.00) Valencia y Fernerbahce se medirán en el duelo de la decepción. Tanto unas como otras tenían cifradas grandes esperanzas en alcanzar la final, las españolas porque hubiera sido su primera oportunidad de luchar por el título y las turcas porque les daba la posibilidad de ganar por tercera vez de forma consecutiva y haber alcanzado su cuarta Euroliga en total.

El Fernerbahce se llevó un batacazo, no solo por la derrota cuando era un equipo que metía miedo al resto de competidores tras haber llegado a la Final a Seis invicto en todas la fases de la competición, sino por la contundencia de la derrota ante un rival teóricamente inferior.

En el caso del Valencia la decepción llegó porque jugar en Zaragoza era hacerlo en casa y se veía ante su gran oportunidad de aspirar a levantar el galardón de la Euroliga.

En su caso la eliminatoria aparecía como mucho más igualada porque parecían los dos aspirantes a destronar al Fenerbahce y una derrota era previsible.

Sin embargo, al conjunto de Rubén Burgos pareció pesarle la responsabilidad de alcanzar la final y aunque después de mucho sufrimiento y de ir casi siempre a remolque de su oponente consiguió incluso ponerse por delante (64-61) con más corazón que acierto, a falta de 2.23 para la conclusión no supo rematar la faena y acabó perdiendo en un final muy ajustado.

En estos partidos, calificados como de la decepción, no suele ganar el teórico favorito sino el que es capaz de asumir la decepción más rápido y dejarla a un lado para afrontar un premio menor pero premio al fin y al cabo.