Los mejores ajedrecistas del mundo son hombres. Esta afirmación se extrae del ranking mundial basado en el sistema de puntuación ELO. Su última actualización en julio de 2024 arroja un asombroso dato, ninguna mujer en el top 100 absoluto.
Hasta hace muy poco, la ajedrecista Hou Yifan, había conseguido escalar hasta el puesto 75, siendo la única mujer en haber conseguido en la última década una proeza semejante. En un deporte en el que aparentemente las cualidades físicas no entran en juego, sería lógico pensar que las mujeres podrían desempeñar el mismo rendimiento que los hombres. Sin embargo, por muchas generaciones que hayan pasado, y con la única excepción de la gran Judit Polgar, a las mejores ajedrecistas del momento no les llega la puntuación para estar entre los cien mejores.
Esta incógnita, se ha intentado resolver durante años y desde distintos puntos de vista que han tenido en cuenta el aspecto cultural, el físico, el cognitivo, el hormonal o el conductual.
Cuestión estadística
En el mundo tan sólo el 9,2% por ciento de los ajedrecistas son mujeres. Las cifras son claras, por cada 236.138 federados que juegan, tan sólo 18.401 mujeres. La baja representación femenina hace que, por mera cuestión estadística, sea más difícil para ellas acceder a las cotas más altas. Estos datos se pisan con el aspecto más repetido entre los expertos cuando les lanzamos esta pregunta. “Es algo cultural” explica María Rodrigo, Gran Maestra y presidenta de la comisión de mujer y ajedrez de la Federación Española hasta finales de 2023. “Históricamente a las mujeres no se nos ha dado la oportunidad”.
Si nos acercamos a la élite, la proporción es aún menor. Sólo el 1% de los Grandes Maestros del mundo son mujeres. En nuestro país hay que irse hasta el año 2003 para encontrar a la primera de ellas, Mónica Calzetta.
Sin embargo, parece que el presente ofrece una pequeña esperanza, y es que en los clubes en los que el porcentaje de niños es parecido al de niñas, los rankings de ELO empiezan a ser similares.
La fórmula parece sencilla y directamente proporcional, a más niñas más éxito futuro.
“Es importante acudir a una clase y sentirte una más. Si una niña pequeña ve una clase de ajedrez llena de chicos pues prefiere irse a la de baile”. Para paliar esta desigualdad, su labor estuvo dedicada a promocionar este deporte entre las más pequeñas. La inversión del Consejo Superior de Deportes dio sus frutos, y en 2022 se rompió por primera vez en la historia la barrera de las 3000 licencias entre el público femenino. “Y lo que es más importante, creció casi un veinte por ciento entre las sub-18”. El entusiasmo de María Rodrigo no es baladí. Está demostrado que la tasa de abandono entre las adolescentes es muy superior a la de los chicos. La falta de referentes femeninos puede ser una de las causas.
Para María Eizaguerri, campeona de España absoluta sub18 y única mujer en 120 años en conseguirlo, las diferencias en los gustos que se dan entre ambos sexos pueden ser otra de las razones.
“Por lo que yo veo, los hombres son más capaces de estar ceñidos en algo y “obsesionarse” más con el ajedrez que las mujeres. Las mujeres tenemos un rango más amplio de aficiones y es posible que el ajedrez no sea algo que nos atraiga tanto”.
Ellas fallan más cuando se enfrentan a hombres
Además de ser menos, las jugadoras cometen más errores cuando su oponente es un hombre. Esta es la conclusión a la que llegó la profesora matemática María Cubel, en su estudio `Paper Gender, competition and performance: evidence from real tournaments´. Un análisis del juego emparejando hombres y mujeres de forma aleatoria, y midiendo la calidad del movimiento determinó que las jugadoras cometían un 8% más de fallos enfrentándose a hombres, algo que no ocurría cuando la partida emparejaba a dos mujeres.
El factor psicológico es también uno de los más estudiados cuando se trata de dar respuesta a la ausencia de ajedrecistas en la élite. En el estudio la profesora María Cubel, demuestra que en las partidas en las que las mujeres no conocían el género de su oponente, mejoraban sustancialmente respecto a aquellas en las que sabían quién era el rival, algo que no les ocurría a los hombres.
La Revista Europea de Psicología Social analizó a 42 parejas de rivales en línea, determinando que los hombres hacían aperturas de mayor agresividad cuando competían frente a las mujeres. El mismo estudio, revelaba, además, que los hombres se retiraban más tarde si jugaban frente a mujeres y que acortaban su rendición si se trataba de hombres.
La forma física si importa
Aunque no sea una creencia popular, el ajedrez es un deporte de resistencia en el que el físico juega un papel fundamental. Bajo esta premisa, la clasificación por género y edad en los torneos y en los rankings respondería a esta razón. Los torneos exigen a los jugadores una media de ocho horas durante varios días seguidos, en un nivel de concentración muy elevado. La pionera Mónica Calzetta, afirma que pierde 2 kilos por torneo. Para María Eizaguerri, “las partidas a ritmo lento pueden durar horas y horas y te consumen mucho. Yo he llegado a perder peso en algunos torneos, por ejemplo. Es importante estar en buena forma física y tener aguante”.
Cristóbal Blanco, neurocirujano y maestro internacional de ajedrez, promedia unos cuatro kilos perdidos en la alta competencia, “el cerebro es el gran consumidor de energía, pero al contrario que ocurre con los músculos del cuerpo que cuando se ejercitan demasiado se acalambran o duelen, nuestra mente es más difícil de parar”.
Apoyando también esta teoría, Tatiana Gravuzova, oro femenino el pasado mes de octubre, cree que la principal diferencia entre el hombre y la mujer en el ajedrez se basa en la energía y el físico. Sin embargo, para María Rodrigo este no es un factor determinante a la hora de establecer diferencias de género. María Cubel a su vez, no incluía el factor físico en su estudio. Como vemos, tampoco aquí hay cuórum.
El cerebro antropológico
Para Cristóbal Blanco, el cerebro humano está condicionado, desde el punto de vista genético, por los miles de años de su existencia. La mujer por ello fue históricamente más recolectora y el hombre más cazador. “Eso hace que el cerebro femenino esté más preparado para la multitarea, y mayores capacidades lingüísticas mientras que el hombre tiene mejor ubicación espacial y un grado más alto de agresividad”. Y teniendo en cuenta que el ajedrez es una batalla por la supervivencia, estas aptitudes ancestrales, podrían dar respuesta a la gran pregunta.
Pero para Blanco, la dedicación es el quiz de la cuestión. “Que una mujer pueda ser Gran Maestra con 2400 puntos ELO hace que compita a menor nivel que los hombres”. Para entender este punto, es necesario explicar que las reglas de los campeonatos mixtos hacen campeona a la primera mujer clasificada, sea cual sea la posición.
En España los torneos son mixtos, algo que no ocurre en Europa, donde las mujeres y los hombres compiten por separado. Esto también es un aspecto polémico. El sistema en nuestro país a través de los campeonatos conjuntos determina a los 3 mejores hombres y las 3 mejores mujeres, “pero puede darse que una mujer campeona de España lo sea sin haberse enfrentado a otra mujer”, y ahí es donde las opiniones se dividen.
Para María Rodrigo, “todos debemos jugar juntos” y por el contrario Calzetta afirma que “Si jugáramos solo entre nosotras, sería más justo” afirma.
La igualdad en los tableros sigue siendo una cuestión complicada de resolver.