Polémica en la rítmica: la gimnasta ucraniana se niega a posar con rivales de Rusia y Bielorrusia

Taisia Onofrichuk renunció a la tradicional fotografía tras la ceremonia de entrega de medallas en señal de protesta

Nadie pensó en 1960, año en el que se instauró la ya icónica bandera de Chipre, que el mensaje que intentaba transmitir, con su fondo blanco y las dos ramas de olivo bajo el mapa de la isla, es decir, el de la paz y la reconciliación entre las dos principales comunidades de la isla, los grecochipriotas y los turcochipriotas, podría saltar por los aires en Bakú, durante la ceremonia de entrega de medallas de una Copa del Mundo de gimnasia rítmica, casi 65 años después.

Pero claro, en esta ceremonia de entrega de medallas de la final por aparatos de pelota no había ni griegas ni turcas. Y por no haber, no había ni chipriotas. Tampoco había muchas ganas de paz o de reconciliación. Porque lo que sí había en ese podio era una ucraniana, una rusa y una bielorrusa: las tres protagonistas de esta historia.

La gimnasta ucraniana Taisia Onofrichuk se alzó con la medalla de plata, mientras que el bronce fue para la bielorrusa Alina Harnasko, quien compite bajo bandera neutral. El oro se lo colgó una de las grandes sorpresas de la temporada: la joven Vera Tugolukova, representante de Chipre.

Tugolukova, de origen ruso, fue una destacada competidora en los campeonatos nacionales de Rusia hasta el año 2022. Aunque no se ha confirmado oficialmente, diversas fuentes aseguran que la gimnasta continúa entrenando en Moscú, en el prestigioso centro de alto rendimiento de Novogorsk.

Su aparición bajo bandera chipriota se produjo en el Campeonato de Europa de 2024 en Budapest, donde logró, contra todo pronóstico, la última plaza olímpica en disputa, dejando fuera a la favorita, la polaca Liliana Lewinska.

Aquel campeonato no estuvo exento de polémica. Una investigación posterior reveló que las puntuaciones estaban manipuladas. En el mes de septiembre, se dictaminó que Evangelina Trikomiti, presidenta del comité de jueces de la Unión Europea de Gimnasia (UEG) y también chipriota, había intervenido para favorecer a Tugolukova y asegurarle una plaza en los Juegos Olímpicos.

Rechazó la fotografía

Durante la ceremonia de premiación en Bakú, las tres gimnastas subieron al podio y escucharon el himno correspondiente. Sin embargo, al finalizar, Taisia Onofrichuk abandonó el podio antes de la tradicional fotografía conjunta, en señal de protesta por compartir escenario con una gimnasta rusa y otra bielorrusa.

Una escena que dejó claro que, en la gimnasia rítmica, como en tantos otros ámbitos del deporte, el contexto geopolítico sigue marcando los gestos, las decisiones… y los silencios, sea cual sea la bandera del ganador.

El análisis deportivo

Pero la Copa del Mundo de gimnasia rítmica en Bakú (Azerbaiyán) dejó otras lecciones interesantes, y más propias de este deporte, ya que se trata de uno de los primeros campeonatos de la temporada donde las gimnastas están enseñando sus nuevos ejercicios y tomando contacto con el nuevo código de puntuación que define las normas hasta los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028.

Y es que en la rítmica, el año posterior a los Juegos es siempre un periodo de transición, adaptación y cambios tanto técnicos como artísticos.

Italia, en el punto de mira

La gran protagonista de la competición fue la italiana Sofia Raffaeli, quien se coronó campeona del concurso general, consolidándose como una de las grandes favoritas de esta temporada. Pese a la sombra de las recientes polémicas por denuncias de maltrato en el entorno de la gimnasia italiana, Raffaeli ha logrado mantenerse firme y demostrar, una vez más, su enorme talento y madurez sobre el tapiz.

La medalla de plata fue para una de las revelaciones del año: la joven ucraniana Taisia Onofrichuk, de tan solo 16 años. Taisia ya sorprendió al mundo en los pasados Juegos Olímpicos de París, donde compitió inesperadamente tras la lesión de su compañera Viktoria Onoprienko. Fue su entrenadora, la legendaria Irina Derugina, quien apostó por ella en el último momento. En París dejó una impresión imborrable y en Bakú ha confirmado que es mucho más que una promesa: es ya una realidad.

El bronce fue para Stiliana Nikolova (Bulgaria), otra de las gimnastas llamadas a ser protagonista esta temporada. Con un estilo potente y una técnica impecable, Stiliana se postula como una clara aspirante a luchar por las medallas en las próximas grandes citas.
En una sorprendente cuarta posición quedó la actual campeona olímpica y mundial, la alemana Darja Varfolomeev.

Este ha sido su primer campeonato del año, y aunque no brilló como se esperaba, se sabe que la planificación de su entrenadora Yulia Raskina está enfocada a alcanzar su estado de forma óptimo en el Mundial de Río de Janeiro, que se celebrará en agosto.
La temporada ha comenzado con emoción, nuevas caras, renovadas coreografías y la promesa de un año lleno de competición al más alto nivel.