Los días de partido se para el mundo en España, se desata la locura en Alemania. Desde las gradas miles de muestras de apoyo a los héroes de esta Euro. Entre ellos, esas pelucas rizadas que emulan a una de las revelaciones de este torneo: Marc Cucurella. Desde la sección reservada para los familiares, les mira divertida y emocionada, Claudia Rodríguez (Barcelona, 2000) su mujer. “Es que su pelo es su identidad, desde que es pequeñito lo tiene así”.
Perderse un partido en el que juega su marido no es una opción es esta Euro y eso que la logística no es fácil. Viaja junto a su hijo Río de 3 años, el mediano de los tres que tiene el matrimonio “él es quien me acompaña a los partidos, el que mejor aguanta estos viajes de tantas horas, los otros dos se quedan en Londres”. “Ya se ha convertido en el talismán, ¡ahora ya no lo puedo cambiar!”. Para el partido de esta noche, un nuevo trayecto en avión Alemania – Reino Unido, y ya van cuatro, “me van a hacer VIP de todos los vuelos que llevo” bromea.
Marc Cucurella es una de las grandes revelaciones de esta Euro. Su buen hacer en el lateral izquierdo le ha valido todo tipo de elogios, “le están empezando a conocer ahora, leo que es una de las sorpresas de la Euro, pero para mí no es ninguna sorpresa, yo ya sabía de lo que él era capaz”, nos cuenta su mujer, Claudia Rodríguez quien habla con conocimiento de causa, porque cuando fue convocado, algunas voces fueron muy críticas con esa decisión de Luis de la Fuente. “La gente no lo entendía, algunos decían que por qué tenía que ir él, llegué a leer que si no estaba jugando con el Chelsea, cosas que no se habían contrastado, se hicieron críticas sin informarse primero, sin conocerle realmente o haberle visto jugar”, relata Rodríguez.
@foxsoccer Marc Cucurella’s reaction to being called for Euro 2024 ❤️🇪🇸 Spain Euros UEFA UEFAEuro 2024Euros Euro2024 Euros2024 LaRoja
Este es el primer gran torneo para el catalán, y así celebró toda su familia la llamada para la Euro. De hecho, la lesión de Gayá le abrió las puertas a La Roja en la última lista antes de la Euro, y de ahí a su titularidad indiscutible (lo ha sido en todos los partidos salvo el de Albania, en el que España ya estaba clasificada). Tras toda la incredulidad inicial Cucurella ha conquistado a propios y extraños, y así lo quiere ver Claudia, “al principio me enervaba mucho, me dolía, pero a día de hoy no me afecta, siempre prefiero quedarme con las críticas buenas”.
La de estar expuesto a las opinión pública quizá es la parte más dura de una vida “en la que casi todas cosas son buenas, aunque la gente cree nuestra vida no es real, y vamos a la compra, al colegio…”.
Adaptación al Chelsea
Apoyar a Marc es una de sus prioridades, pero sus estudios de Comunicación y ser madre de familia numerosa le ocupa gran parte de sus días y de sus noches “llevo cinco años sin dormir”. En su energía no se nota. Con una cercanía a veces impropia de este tipo de figuras mediáticas, Claudia relata a Artículo14 como fue la adaptación de la familia Cucurella a su nuevo país. “Ahora lo siento como mi casa, no pensé nunca que fuese a decir esto porque la llegada a Brighton fue dura, porque es muy diferente, lo cambias absolutamente todo. Estamos aprendiendo toda la familia inglés, ahora puedo decir que la experiencia está siendo perfecta para nosotros”.
De Brighton se trasladaron hace dos veranos a Londres cuando el defensa fichó por el Chelsea, “llegamos con otras expectativas, como la de ganar títulos, pero nos hemos encontrado con el peor Chelsea de los últimos años. No se acaba de encontrar el camino correcto, entrenadores que van y vienen, está siendo unos años difíciles para el Chelsea”, reconoce Rodríguez.
Hasta ahora, ni en Barça, Eibar ni Getafe había vivido una situación similar, “el camino de Marc había sido de rosas, todo se había dado a la perfección, no había contado con un momento difícil futbolísticamente, esta etapa en el Chelsea nos han curtido mucho a los dos”, confiesa su mujer. Un tándem que funciona con dos roles muy complementarios, “él pone la sonrisa, la diversión, yo la madurez, somos un gran equipo”.
Cumplir otros sueños
Cuando Claudia conoció a Marc, “éramos muy jovencitos, él tenía 18 y yo 17 años. Se puede decir que hemos crecido juntos, es verdad que yo lo aparqué mis sueños para ir en busca de los de él, pero este camino lo hemos juntos, no recuerdo otro tipo de vida”. Desde entonces más de cinco mudanzas, “yo ya he perdido la cuenta, San Sebastián, Barcelona, Brighton, y aquí en Londres otras tantas”.
Aunque quiso seguir estudiando y eligió diseño de moda “no me defino como tal”, su verdadera pasión la encontró en la comunicación, “estoy disfrutando mucho de la carrera, ya prácticamente la tengo”. Una licenciatura de la que espera hacer una profesión en el futuro, “me encantaría llegar a trabajar en los medios de comunicación en algo relacionado con los deportes”.
Mientras eso ocurre, Claudia Rodríguez también dedica parte de su tiempo al Campus del jugador. “El campus fue una idea mía, le dije a Marc tienes que hacer esto, para combinar el aprendizaje del fútbol con que los niños se diviertan, además, pasan 24h duermen allí, se sienten como un poco como un futbolista profesional, hacen un poquito de tecnificación… Marc intenta siempre pasarse para poder estar con ellos”.
Volviendo a las gradas y a las pelucas, el look Cucurella empiezas a ser “una marca registrada”. El propio jugador catalán reconoció que su madre se lo dejó largo para reconocerle de niño entre tantos otros que jugaban, y hoy su melena rizada tiene hasta una canción entre la afición del Chelsea. Ha llegado a haber un debate en redes sobre si debe o no cortárselo. Su mujer lo tiene claro “si me tengo que mojar no quiero que se lo corte, yo voto largo, es como Rapuncel, yo creo que le quitaría hasta energía”, comenta entre risas.
Con la ilusión por estas `semis´, Cucurella, en Munich vivirá su partido más importante hasta la fecha. “Ojalá que se puedan volver con la Copa que se lo merecen”. Se cumpla o no el vaticinio, lo que es seguro, es que, Cucurella ha tenido la ocasión de demostrar a todo el país lo que Claudia ya sabía.