Francisca Ruiz, Pakita como le gusta que la llamen, debutará junto a otras cinco pilotos españolas en un mundial para la historia. Por primera vez, tendremos un mundial exclusivamente femenino, que tendrá seis pruebas que comenzarán el próximo fin de semana en Misano y concluirán en Jerez en octubre.
Todas las participantes han competido ya mirando de tú a tú a los pilotos en competiciones no clasificadas por sexo. Así le ocurrió también a Pakita que tras familiarizarse con una moto “que me trajeron los Reyes cuando tenía 3 años, pero que mi madre la escondió hasta los seis” pasó a formar parte de la Cuna de Campeones, cuna como su propio nombre indica y cantera del motociclismo español.
Los pilotos normalmente presentan un talento natural a muy corta edad y eso va “obligando” a las familias a ir adaptando sus vidas y sus bolsillos al (que empieza como un) hobby, de sus hijos. Para algunos la historia culmina en podios, carreras ganadas e incluso éxitos deportivos rotundos como nuestro mejor piloto de la historia, Marc Márquez. El caso de Pakita Ruiz no ha seguido exactamente ese patrón.
A Pakita a muy corta edad le gustaba tanto la velocidad como el motocross, pero tuvo que decantarse pronto “mis padres me dijeron que tenía que elegir porque no podían costear ambas, así que me decidí por la velocidad” nos cuenta. A partir de ahí, comenzó el sacrificio propio de quien se dedica a un deporte en el alto rendimiento. Pero a los 12 años un revés familiar le truncó sus planes de seguir compitiendo. “La empresa de mis padres tuvo que cerrar así que no me pudieron seguir ayudando para ir en moto“. En ese momento y a pesar de su corta edad, se hizo su propio dossier “en una hoja con el ordenador, sin saber muy bien como, una lista de mis campeonatos logrados y así me fui empresa por empresa a ver si conseguía patrocinadores”. Su corta edad chocaba con lo claro que lo tenía aquella niña. “No se veían las chicas en este mundo, algunos ni me contestaban, otros desconfiaban, me buscaban por google a ver si era verdad que corría en moto, otros no me dejaban ni hablar, me encontré de todo”. Trató de buscar otras formas de financiación, “pensé entonces en vender llaveros, tazas, camisetas, calendarios... lo que hiciese falta para poder pagarme el seguir compitiendo durante años”. Ahora, con 26 años le gusta mirar su logo, recién creado, que le devuelve la imagen de una leona a la que le han caído lágrimas de sangre. “No lo he tenido nada fácil, he peleado mucho por llegar hasta aquí, pero tengo que agradecer a mucha gente anónima que me ha apoyado con su contribución económica sin conocerme de nada”.
Su madre y su hermano forman su mejor team. “Ellos me acompañan siempre, y estarán en Misano conmigo”, su tío el que le metió el gusanillo de las motos a la pequeña Pakita, le esperará en el circuito Ángel Nieto para cuando concluya el campeonato.
Aprender los circuitos con la Play
Para eso, quedan seis meses por delante, y una competición de moto única en la que la igualdad “fue una de los mayores atractivos para querer participar, aunque en realidad a igualdad de condiciones no llego porque yo no he pilotado jamás en los circuitos fuera de España y me los estoy aprendiendo con la play“. Ni eso, ni haberse lesionado de gravedad en la pretemporada le ha quitado la ilusión. Donde no llega el cuerpo, llegan las ganas. “En el test me dolía todo el cuerpo, pero no me importaba, tenía que familiarizarme con la moto”.
Cuando arranque el mundial, con algunas mujeres referente en el mundo del motor como Ana Carrasco, les llamará la atención uno de los dorsales más famoso del mundo del motor, el mítico 46 de Valentino Rossi que lleva Pakita en su moto. Pero tampoco eso es lo que parece, porque ella lo lleva “en honor a mi abuelo que nació en 1946”. Su leona, su 46 y con su madre y su hermano en el box la gran victoria para Pakita ya es estar entre las mejores pilotos del mundo que arrancan el mundial el viernes.