Montse Reyes, manresana de tan solo 22 años está inmersa en el mundo del motociclismo como mecánica de competición, casi sin quererlo.
Nos cuenta que en plena adolescencia, su grupo de amigos ya correteaba por las calles del pueblo con las “cuarentolas“, aquellos ciclomotores que bañaban las tardes de verano con su sonido tan peculiar y que cada vez le llamaban más la atención.
“Creo que ahí fue cuando brotó mi amor por las motos”
Confiesa que al principio no le hacían mucha gracia, pero a medida que se iba adentrando en ese mundo de chicos malos con sus motillos y recorrían las calles de su pueblo natal, Manresa, se iba interesando cada vez más.
Así que en el año 2020 poco antes de la llegada de la COVID tomó la decisión de matricularse en una escuela superior para formarse en electromecánica y empezar a entender las motos desde las entrañas.
Pero llegó el confinamiento, el cierre de las escuelas, el desanimo.. ¿que iba a hacer ahora? ¿como iba a practicar? ¿como iba a conocer aquellas maquinas sin poder tocarlas? Empezaron las clases online, teoría a todas horas, necesaria por supuesto pero Montse quería pasar a la acción, quería montar y desmontar motos para familiarizarse con ellas y entenderlas hasta el ultimo tornillo.
No fue una época fácil, para nadie en absoluto, pero para una chica de 18 años que apenas empezaba a crear su futuro en un mundo difícil donde no es habitual ver a chicas, se complicaba.
Por aquel entonces trabajaba en un bar como camarera para poder pagarse sus estudios en electromecánica, bar donde se creó su primera relación con el mundo de la competición.
Un señor que iba todos los fines de semana a ver las carreras de motos se fijó en ella y en su tatuaje, el perfil de una moto con lineas de sonido, como las que aparece en un electrocardiograma, ondas que podrían definir perfectamente el sentimiento que tiene la catalana al escuchar el rugir de una motocicleta.
Empezaron a entablar conversación en cada carrera desde aquel humilde bar, mientras ella servia copas y cafés, comentaban las carreras de los mejores pilotos del mundial, relataban las hazañas de los mas grandes. Y entre aquellas mañanas de complicidad, un día este cliente le propuso a Montse formar parte de un equipo familiar para empezar como mecánica, pues el era mecánico.
Un equipo que empezaba de cero, que no buscaban gente con experiencia porque querían que todas las personas que se subieran al barco fuera desde el inicio, querían crecer juntos.
“No he puesto un caballete en mi vida” pensaba Montse tras la oferta. Pero no lo dudó. Porque aunque con miedo e incertidumbre se embarcó en el proyecto que hizo que se abrieran ventanas, que luego terminarían siendo puertas hacia su sueño.
De manera que a la que tuvo su primer fin de semana libre se fue hacia el circuito para probar, testar y ¿porque no? un golpe de realidad y chute de adrenalina para darse cuenta de que ella estaba hecho para ello, aun sin conocimientos dado que empezaba a formarse para ello, pero ¿que mejor escuela que la de vivir de cerca un campeonato y que te enseñen los propios mecánicos?
Ese mismo día de la prueba acompañaban a Montse otra chica y un chico, pero solo ella llegó a la primera carrera oficial. Y desde entonces hizo toda la temporada con un equipo familiar a bordo de una Honda y un piloto reconocido.
A partir de aquí las cosas empezaron a ir a mejor, ganaron carreras, trabajo en el equipo durante toda la temporada y como dice ella “fué un año muy random”. Jamas lo hubiera dicho.
Pero todavía habrían mas sorpresas, porque en una carrera en el Circuit de Barcelona-Catalunya, el equipo de Montse ocupaba un box sin paredes ni nada, únicamente la moto y el carro de herramientas. De manera que en aquella carrera compartían box con un piloto portugués el cual llevaba un tecnico, y este se fijo en Montse.
Cierto es que llamaba la atención, una chica tan joven en un mundo lleno de hombres no era habitual, y menos como mecánica de motos de competición.
Pero la actitud de Montse es envidiable, y no pasaría desapercibida en absoluto.
“Necesitamos a alguien que sea como tú”
Y ahí mismo, en ese box desnudo le propusieron participar como mecánica, a nivel profesional, en un equipo de la categoría FIM Junior.
“No tenia experiencia en absoluto”
Montse no duda de si misma, pero siempre ha sido realista. Pero conoce muy bien sus capacidades y su actitud es su mayor aliado.
Todavía tardaron unos meses hasta que puedo formar parte del equipo, pero la temporada del 2022 ya la empezó como aprendiz en el FIM Junior. Todo un logro y una de las mejores decisiones que ha podido tener.
Montse lo ha dejado todo por los circuitos, por su pasión, y no se arrepiente en absoluto.
Pero como en toda historia y carrera profesional llegan momentos duros, y para Montse ese momento llegó más pronto de lo que ella hubiera imaginado, porque en una de las carreras su equipo le dijo que no podían seguir contando con ella debido a que el equipo no prosperaba y tenían que prescindir de algunos miembros del equipo y como ella fue la ultima en llegar, fue la que pagó el pato, el cual degustó muy poco.
¿Rendirse? No estaba en sus planes. En la próxima carrera del campeonato en el circuito de Jerez fue a recorrerse el paddock, box por box para darse a conocer y buscar la oportunidad de volver a subirse al barco de algún equipo donde ella pudiese seguir creciendo profesionalmente. Le bastó solo un dia, unas pocas horas para encontrar al equipo que le permitió demostrar su talento y sus ganas de aprender.
Estuvo durante la carrera trabajando con el equipo. “Yo nunca había bajado un motor” decía Montse entre risas, porque en esa prueba fue uno de los trabajos que le pidieron, y aún sin tener la experiencia o el conocimiento para ello, en aquel momento, no tuvo ningún problema y como quien lo lleva haciendo toda la vida, Montse demostró que le podían pedir cualquier cosa.
“El padre del Paddock”
Que importante es tener a alguien que te acompañe en la mayor aventura de tu vida, y para Montse esa persona llegó. Mica, técnico del equipo, ha estado siempre cerca de ella, ayudándola y enseñándole para que llegase y llegue a lo mas alto.
“Todo lo que se hoy en día, me lo ha enseñado el” . Es por ello que cuando el tecnico le dijo a Montse que dejaba el equipo del FIM Junior para dar el salto a MotoGP, Montse no lo dudó y se fue ella también.
De manera de que nuevamente se vio sin equipo para seguir creciendo y volvió a repetir la misma operativa. De nuevo en Jerez curriculum en mano y llamando a todas las puertas para seguir formándose en un equipo. ¿Lo consiguió? Por supuesto. Rendirse jamas ha entrado en sus planes.
“Si te quedas en tu casa, no vas a conseguir nada”
Y así fue como llego al equipo de Hugo Millán, piloto de 14 años fallecido en pista en 2021 en el circuito de Motorland. Cuenta Montse que aprendió mucho en ese equipo tan humano y familiar. Pero no ganaba mucho dinero, y es que el FIM Junior, no es MotoGP.
Por lo que compaginaba la mecánica de competición con trabajar en una fabrica de lunes a viernes para poder pagar la habitación donde vivía en un piso compartida y sobrevivir a los gastos del dia a dia.
“Llegaba el domingo por la noche a casa después de un fin de semana de carreras, y me levantaba el lunes a las 4 de la mañana para irme a la fabrica a trabajar” cuenta Montse recordando lo dura que fue esa época.
“El mejor fin de semana de mi vida”
Un día recibió una llamada de Mica, el técnico que la acompaño durante tanto tiempo, para decirle a Montse que estaba invitada a la próxima carrera de MotoGP y así darle la oportunidad de enseñarle el equipo y abriéndole una puerta de oro.
“Me entró una llorera cuando me lo dijo” nos cuenta Montse abrumada. Y es que para cualquier persona amante del motociclismo, poder asistir a una carrera de MotoGP viviéndola desde Paddock, es un sueño.
Gracias a ese fin de semana, Montse pudo estar con el MTA Racing Team y aprender todavía más, y sobretodo encontrar al equipo que la acogió con los brazos abiertos para acompañarles en el FIM Junior, el MLav Racing.
“Yo quiero llegar a Moto3 o Moto2”
Montse lo tiene claro, y su objetivo ahora mismo es llegar al mundial de MotoGP aunque le impone y mucho, pero ella se imagina en un equipo de Moto3 o Moto2, y por supuesto que si sigue asi no tardaremos en verla en la parrilla junto a alguno de los increíbles pilotos que la componen.
“En un test en Barcelona, en el box de al lado había un equipo japonés y en cuanto me despiste tenía 10 japoneses haciéndome fotos desde la puerta”
Ser mujer en un ambiente tan masculino (cada vez menos) como lo es el mundial de motociclismo no es fácil, aunque cada vez está mas normalizado el hecho de que la presencia de la mujer se vaya haciendo cada vez mas grande. Y Montse, por desgracia, no iba a ser menos al momento de “sufrir” la repercusión de ser una chica joven de 22 años en una manada de leones.
Nos cuenta que ha tenido mucha suerte de haber encontrado un equipo que la respeta y apoya desde el minuto 0, pero se ha visto en situaciones incomodas donde la amabilidad sobrepasaba ciertos limites y se le han acercado hombres (incluso de edad avanzada) con más intenciones que las de únicamente saludar y dar la bienvenida al paddock.
Ha tenido la suerte de no ser cuestionada o infravalorada, en este caso ha sido todo lo contrario, pero ha sufrido y sufre la simpatía en exceso o la libertad que se toman algunos hombres para hacer comentarios o insinuaciones mas allá de lo profesional.
Montse es una chica, por suerte, muy madura a pesar de su juventud y con un carácter y actitud arrolladora y en ningún momento se ha visto intimidada por estos sucesos, además de tener su pareja (también dedicado al motociclismo), por lo que no le ha afectado en ningún momento y ha seguido luchando por su sueño.
Pero por desgracia, no en todas las mujeres ocurre lo mismo y algunas abandonan el barco, renunciando a su carrera.