A sus 21 años, Marta García Rincón no solo confirma que es una de las grandes promesas de la halterofilia española, sino también una realidad consolidada. En el reciente Campeonato de Europa celebrado en Chisináu, Moldavia, firmó una actuación brillante. Oro en arrancada, plata en el total olímpico y bronce en dos tiempos (con 87 kg). Además, tuvo que batir su propio récord, siendo la mayor marca europea. Una despedida por todo lo alto para cerrar su etapa en la categoría de -45kg.
En una charla de Artículo14 con la haltera de Salamanca, profundizó en la competición, su evolución como deportista, los retos dentro del alto rendimiento y cómo compagina su carrera deportiva con los estudios de fisioterapia. Marta es una atleta que mira al futuro con ambición y con los pies firmes sobre la tarima.
El último Europeo
“Fue una competición muy agridulce”, reconoció con la honestidad que le caracteriza. “Iba muy preparada, sobre todo en los dos tiempos, pero no pude demostrarlo. Estuve a punto de descalificarme en ese movimiento, logré el intento válido en el tercero. Pero la arrancada fue insuperable“. Y lo dijo sin arrogancia, sino con la convicción de quien ha trabajado duro y sabe valorar cada paso del progreso. Aquella victoria la compartió en tarima con el seleccionador y el fisioterapeuta de la Federación Española, en lo que describe como “un momento súper especial“.
La joven salmantina, que siempre se ha sentido cómoda en los -45kg, sabía que esta categoría empezaba a quedarle pequeña. Pero ni en sus mejores sueños habría imaginado un desenlace tan redondo: “No se me ocurre una mejor forma de despedirme. Además, como la categoría desaparece, ese récord ya queda para siempre. Nadie lo puede batir“.
Un nuevo cuerpo, una nueva categoría
Con los nuevos cambios de peso corporal que entrarán en vigor el 1 de junio, Marta ya se prepara para su salto a los -48kg. “Ni a mi entrenador ni a mí nos gusta descansar”, dice entre risas. De hecho, apenas unos días del Europeo, ya había retomado los entrenamientos con la vista puesta en el Campeonato de España y, después, el Europeo absoluto.
El cambio no es menor: implica una nueva estrategia nutricional, un nuevo enfoque físico, y también un nuevo equilibrio mental. “Trabajo con mi nutricionista desde hace un año y fue un antes y un después. Ahora vamos a subir la ingesta de carbohidratos y ganar masa muscular. El objetivo es aumentar la marca y hacer musculación al fallo“.

Lo cuenta con claridad, fruto de una experiencia que ha ido ganando año tras año. Desde que en 2022 lograra una plata mundial sub-20, su ascenso ha sido imparable: “A partir de ahí todo ha sido para arriba. He tenido mucho apoyo de mi familia, de mi entrenador, y aunque ha habido altibajos, es una etapa buenísima”.
Obstáculos que forjan carácter
No todo ha sido fácil. El “clean and jerk” (un movimiento de los dos tiempos) sigue siendo un talón de Aquiles, a pesar de que la preparación en Moldavia apuntaba a un gran resultado. “Me lo había currado mucho, pero no se reflejó. Aún así, el trabajo está hecho, y si ha sido ahora, se verá en la siguiente”. Nada parte de cero“.
El trabajo técnico también ha sido clave en su evolución. Marta empezó siendo una atleta muy rápida, pero sin la fuerza de piernas necesaria. “Mi entrenador supo reconducirme y enfocar esa explosividad hacia la fuera. Costó, pero cuando lo conseguimos, se notó muchísimo“.
Todo ese compromiso lo combina con su otra pasión: la fisioterapia. Estudia en la Universidad de Salamanca y ha adaptado el ritmo académico a su exigente calendario deportivo. “Quería entrenar mañana y tarde, así que decidí hacer tercero y cuarto en dos años cada uno. Fue la mejor decisión. Me encanta lo que estudio y me encanta entrenar. Cuando haces lo que te gusta, todo es mucho más fácil“.
El valor de la calma y el cambio
En la plataforma, Marta no se aferra a rituales fijos. “Depende de la competición. A veces grito más, otras menos. Intento mantener la calma y recordar que es lo mismo que hago cada día en el gimnasio”.
El Europeo también le dejó sensaciones conocidas: rivales habituales, como las turcas, con las que se cruza desde categorías sub-23. “Siempre estamos ahí peleando. Ya las siento como algo familiar. Por eso creo que el cambio de categoría me vendrá bien, me va a dar un aire nuevo“, reconoció la halterófila.
Una familia de halterofilia
Ese aire nuevo sopla también en casa. Marta García se entrena a diario con su madre, que también es levantadora, y comparte pasión con su hermana. “Nos apoyamos muchísimo. Nos admiramos y comprendemos el esfuerzo de la otra“. Sin ir más lejos, ya sufrieron viendo a la pequeña de la familia, Laura García, en el Europeo absoluto: “Viendo a mi hermana estábamos todos histéricos porque sabemos lo que conlleva, y sobre todo, el esfuerzo que hay”.

Una relación de hermanas muy especial, que comenzó todo desde el principio. “Empezamos juntas en esto, y aunque al principio fue difícil, por la adolescencia y la competitividad entre hermanas, a largo plazo nos ha hecho más fuertes”.
Lo que viene
El objetivo inmediato es el Campeonato Nacional, y si todo va bien, volver a subir al podio europeo, esta vez en -48kg. También está la mirada puesta en el Mundial de final de año, para el que aún no tiene marca mínima. “Pero tampoco estoy tan lejos. Confío en que llegará”, dijo con confianza la salmantina.
Ahora, con nuevos objetivos en el horizonte y la ilusión intacta, Marta encara una etapa de transformación: nuevos rivales un nuevo peso y retos que aún no tienen forma definida. Pero si algo ha demostrado hasta ahora es que, con trabajo constante, confianza y pasión, sabe convertir cada cambio en una oportunidad. Su historia no cierra una etapa: abre otra, igual de exigente, pero aún más prometedora.