La fotografía es en blanco y negro. Una joven, una niña más bien, se arquea en el aire en contorsión asombrosa y armónica con el cielo de Berlín de fondo. La instantánea, todavía una de las joyas fotográficas de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, muestra uno de los saltos con los que Marjorie Gestring se convirtió en 1936 en la campeona más joven de la historia de los Juegos Olímpicos modernos.
El triunfo de la precocidad
Con 13 años y 267 días, la adolescente Gestring se coronó en la capital de una Alemania entonces nazi como ganadora de la prueba de salto de trampolín, estableciendo un récord de precocidad olímpica que cerca de un siglo después nadie ha sido capaz de batir.
Nacida en Los Ángeles en 1922, Gestring llegó a la cita olímpica de Berlín sin ser la favorita. En una ciudad engalanada con esvásticas y retratos de Adolf Hitler, la saltadora de melena rubia y rostro angelical asombró al mundo al imponerse a las otras favoritas del concurso, las también estadounidenses Katherine Rawls y Dorothy Pointon-Hill, que defendía el título logrado cuatro años antes en Los Ángeles.
Gestring había quedado en segundo lugar en los ensayos de la delegación estadounidense previos a la cita olímpica, pero en Berlín se reveló como la mejor con un último salto que dejó a los 15.000 espectadores presentes perplejos y logró una calificación de 89.27 que le valió el oro. Según las crónicas de la época, se trató de un “duelo excitante” entre las atletas estadounidenses que terminó con el abrazo de Rawls a Marjorie Gestring cuando esta salió del agua tras haber ejecutado el salto que la coronaría y de cuya perfección aún pueden hacerse una idea los visitantes de la Biblioteca del Congreso.
Un oro honorífico
Gestring intentó después continuar su más que prometedora trayectoria y se proclamó campeona de su país en salto de trampolín de tres metros en 1938 y 1939. Pero en septiembre de ese año las tropas del III Reich invadieron Polonia, dando inicio a la Segunda Guerra Mundial que impidió la celebración de más Juegos Olímpicos hasta los de Londres en 1948.
El paréntesis bélico impidió a Gestring añadir más metales a su oro de Berlín, aunque ella siguió dejando muestras de su talento en competiciones nacionales. Entre otros éxitos, en 1940 logró revalidar su título de campeona de Estados Unidos en la categoría de tres metros.
Pocos seguidores del deporte de Gestring tenían dudas de que hubiera logrado un nuevo oro de haberse celebrado los juegos en 1940. Los miembros del Comité Olímpico de su país parecieron estar de acuerdo cuando ante la cancelación de la cita olímpica decidieron entregarle una medalla de oro honorífica.
El Salón de la Fama
En 1943, con solo 19 años, se casó con un estudiante de la UCLA, pero eso no le impidió seguir compitiendo, y en 1948, cuando una Londres aún castigada por los bombardeos alemanes fue elegida organizar los primeros juegos de la posguerra, intentó ganarse el pasaporte. Solo pudo ser cuarta en las pruebas de selección celebradas en su país y se quedó fuera por poco.
Sus mejores años habían pasado. No pudo aumentar su palmarés olímpico, pero en Berlín había dejado para la historia una hazaña que nunca nadie logró emular a edad tan temprana.
Considerada ya como una de las mejores de todos los tiempos en su disciplina, fue incluida en 1976 en el Salón Internacional de la Fama de Natación. Murió en 1992 a los 69 años en un accidente en su casa de Hillsborough, California.