Lucía Martín-Portugués devuelve el esgrima a las Olimpiadas

Lucía Martín-Portugués es la tiradora española que ha vuelto a dar representación olímpica en esgrima desde Pekín 2008 y una de nuestras bazas de medalla

“Matar o morir” es el lema que se repite Lucía como uno de sus ejercicios mentales antes de competir. Y es que hasta llegar a competir en sus primeros juegos ha tenido que afrontar muchas batallas. Contra ella misma, y contra sus circunstancias. Hace años un día en pleno bullicio de las céntricas calles de su Madrid natal, tuvo su primera crisis de ausencia. Cuando abrió los ojos y se vio en mitad de varios coches deambulando sola, no supo qué ocurría. Y tardó varios años en saberlo a pesar de que pudo llegar a tener hasta 12 crisis en un día. Esas crisis de ausencia eran episodios de epilepsia. Pasó mucho tiempo hasta dar con el diagnóstico y muchas pruebas de ensayo-error con la medicación, pero hace 7 años que la tiradora tiene controlada sus problemas neurológicos. 

Otro duro mazazo irreversible con el que tuvo que aprender a convivir fue la muerte de su padre siendo aún demasiado joven para vivir con semejante ausencia, más aún cuando era el que la llevaba a todas las competiciones y con el que compartía muchas confidencias y momentos cómplices durante los trayectos. Fue él quién la animó a ir a competir el Europeo el fin de semana en el que murió de un cáncer de pulmón.  No se pudieron despedir pero Lucía sintió que en el fondo hizo lo que él deseaba que hiciera. Compite siempre con una cadena suya colgada de su cuello con la que siente que desde el cielo la protege.

La madrileña convive aún con el duelo pero quizás por todo eso la atleta hace suyo el dicho de “lo que no te mata te hace más fuerte” y a día de hoy Lucía derrocha optimismo y alegría por los cuatro costados. Y confiesa que es el esgrima el que saca su parte más fuerte, más ambiciosa y más luchadora.

Se siente una privilegiada de debutar en sus primeros Juegos Olímpicos:

“Estoy entusiasmada, por el sitio y por todo. Es verdad que he estado en eventos de este tipo pero nada es comparable a estos Juegos Olímpicos. Me esperaba algo así pero la realidad está por encima de todo lo que te imaginas”.

Una clasificación con mucho mérito

Y precisamente la realidad es que conseguir un billete olímpico en esgrima es sumamente difícil. Las pocas plazas individuales para Europa en un contexto de un nivel muy alto en varios países, obliga a estar dentro del Top cinco mundial para conseguir el pasaporte a París. 

Martín Portugués era habitual en el Top 10 del ranking pero venía de unos meses de malos resultados y de mucha presión psicológica por llegar a la cita olímpica. Finalmente se sacó el lastre del estrés mental y del fantasma de las expectativas y los resultados llegaron. Cuarta del mundo y medalla de plata en la modalidad de sable en la prueba de la Copa del Mundo celebrada en Atenas. A sus 33 años y cuatro medallas internacionales, estos días en la capital del Louvre, peleará por traer el ansiado metal olímpico para España. Algo que dice le llena de motivación, no sólo por ella, si no por los futuros tiradores, para que quizás puedan tener un futuro mejor.   

“Tengo más motivación que presión. Somos de una generación en medio de grandes crisis, con reducciones de presupuesto. Son los grandes juegos del esfuerzo”. Es decir, si nosotros lo hemos conseguido a pesar de todas las circunstancias que ha vivido España, el resto lo vais a tener más fácil y nosotros vamos a ayudar intentando daros visibilidad”.

Ella estaba casi obligada a practicar deporte. Nacida en el seno de una familia numerosa, todos estaban apuntados a alguna actividad física. A ella, como a muchas niñas de su generación, la apuntaron a ballet. Pero pronto se dio cuenta de que prefería empuñar un arma como hacía su hermano en esgrima. Y ese momento, aunque ella aún ni siquiera fuera consciente, sentenció su vida. El segundo mantra que se repite antes de saltar a la pista a competir, “insiste, resiste y persiste”, es también su sello de identidad. 

TAGS DE ESTA NOTICIA