Mia Ayats sólo tiene 11 años pero ya sabe lo que es conquistar podios como si fuese adulta. Este fin de semana ha sido Campeona de Europa de BMX en su categoría y no hace ni un mes que volvió de Estados Unidos con una plata debajo del brazo que le acreditaba como la segunda del mundo. Parece fácil, pero detrás de su talento hay mucho esfuerzo detrás y un futuro incierto. Su familia no puede asumir los gastos de viajes y competiciones y la federación en España tiene una legislación clara con los menores de 16 años, que no pueden ser profesionales hasta esa edad.
Durante los meses previos a la competición Mia Ayats y su padre Marc recorren en coche los 200 kilómetros de ida y vuelta que separan su casa de Tarragona del circuito de Barcelona, el único en el que puede entrenar. “Se hace duro porque luego me esperan los deberes y preparar los exámenes. Los de mates y educación física muy bien, el resto me cuestan más”. Pero hasta ese handicap logístico Mia lo cuenta con una sonrisa en el rostro.
Competir gracias a una colecta de 5800 euros
Porque a sus 11 primaveras está viviendo un sueño. El año pasado quedó campeona en el mundial de BMX en Glasgow. Lo hizo con la valentía de una mujer pero como si se tratase de un juego de niños. Y curiosamente esta disciplina del ciclismo que se practica con bicicletas cross con ruedas de 20 pulgadas de diámetro la inventaron dos niños en Estados Unidos.
Los pequeños amaban las carreras de motocross, pero no podían pagar las bicis. Algo parecido le ocurre a Mia y su familia. En el viaje a Escocia en 2023 se gastaron todos sus ahorros familiares. La inversión no cayó en saco roto porque Mia se colgó la medalla de oro con una master class de pilotaje que impresionó y acaparó todas las miradas. Pero para el mundial de este año en Estados Unidos no tenían presupuesto.
Primero llamaron a la puerta de la Federación, pero tuvieron la negativa por respuesta: “ellos consideran que hasta los 16 años no deben competir, son sus estatutos y entonces no te subvencionan nada. Aunque nos parece un poco absurdo porque si no empieza desde pequeña a formarse y a competir, luego es muy difícil que puedan despuntar, el nivel está muy alto”, asegura Marc.
Pero el amor de unos padres mueve montañas, y comenzaron una campaña de crowdfunding para lograr el objetivo. “Por suerte muchos ya conocían la historia de Mia y eso nos ayudó bastante” asegura Ayats padre. Con los 5.800 euros recaudados, la aventura americana de Mia pudo hacerse realidad. Marc añade: “Estamos super agradecidos porque además pudimos ir con nuestro entrenador y ha sido clave. Estuvo viendo videos de las rivales y trabajando mucho codo con codo con Mia.”
Ir de la mano de un profesional les hacía falta. Este año el reto era mayor. Competir en el país donde se practica este deporte desde los años 60, y en el que han nacido y crecido la mayoría de las ‘raiders’ no es fácil. “Estas chicas entrenan en ese mismo circuito y conocer el trazado siempre suma en el día de la competición”, asegura Mia que insiste en que fue una carrera llena de obstáculos: “tuve muchos problemas, se cayó una chica delante mía y eso me quitó tiempo. En las curvas resbalaba mucho, si no hubiese acabado con menos diferencia.”
Un segundo eterno separó a la piloto de conseguir un nuevo oro. La plata no sabe mal y más si tenemos en cuenta que había un total de 64 competidoras. Pero el espíritu competitivo de Mía ya corre por sus venas y no se conforma. Aspira a lo más alto: “mi sueño es llegar hasta los Juegos Olímpicos, o intentar ganarlo todo, el campeonato de Cataluña, el de España y el del mundo.”
El BMX llegó por casualidad a la vida de Ayats. Estuvo apuntada a ballet en su Rusia natal donde todas las niñas practican esta modalidad. “Pero yo me frustraba porque no tenía elasticidad”. Su madre la apuntó a esta vertiente del ciclismo aconsejada por una amiga y entonces Mia encontró en la bici la armonía que le faltaba con su danza. “Me gustó mucho desde el principio y mira donde he acabado.”
Tiene una madurez en su conducción excepcional y mucho por recorrer, pero la mirada sigue siendo la de una niña que se emociona con cada logro que consigue por el camino.
De Estados Unidos Mia se trajo, además del metal, el recuerdo imborrable inmortalizado en su Instagram (@miabmx14) de verse en un anuncio de Times Square. Su cara de asombro cuando se vio por primera vez en la emblemática construcción nos recuerda que pese a todo, sólo tiene 11 años.