Entrevista

Leo Margets: “En el póker ser muy cabrón es un piropo”

La mejor jugadora nacional nos abre las puertas de su casa para que conozcamos de primera mano un universo tan peculiar como desconocido

Leo Margets en la sesión fotográfica para Artículo14 Toti Ferrer

Leo Margets no sabía nada de cartas, ni de juegos de azar. Su familia venía del deporte de élite, del tenis en concreto. Una cita casual, que fue mejor de lo esperado, acabó sorpresivamente en una  timba de póker. Aquello le hizo flecharse a la vez de un juego de cartas que combina la estadística, el cálculo y la probabilidad. Ella que había estudiado empresariales y que trabajaba en una multinacional, encontró en el póker el escenario donde desplegar su talento.

En Las Vegas 2009 rompió todos los esquemas embolsándose seis cifras al quedar la 27 del mundo entre seis mil quinientos jugadores. Pero con un matiz, le otorgaron la copa a la “última mujer en pie”(Last Woman Standing) y eso lo cambió todo. A partir de ahí, Leo Margets saltó a la fama y no sólo es el nombre de referencia en mujeres españolas, también es la primera que ha ganado un brazalete, el mayor premio que se puede obtener.

El idilio lleva ya más de quince años y en España no hay otra como ella. El hecho de no perseguir una etiqueta que sabe que lleva grabada a fuego, puede que sea lo que la convierte en alguien tan libre, tan natural y tan alejada al estereotipo que las películas como Maverick nos han creado. Sin embargo, nos encontramos con una mujer cercana y extrañamente normal, que medita, cuida su alimentación y que se toma su profesión como un deportista de élite hace con la suya, entreno físico incluido.

Nos cita en su casa, en Andorra la Vella donde lleva ya un año viviendo con sus dos gatos Pitu y Bau. No le importan las críticas, sabe enfrentarlas y seguir su camino. El dinero para ella es la herramienta para poder seguir haciendo lo que le apasiona.

¿Cómo es ser mujer en el mundo del póker, donde la representación femenina supone un 5% del total de jugadores?

Para mí nunca ha sido una traba. A mí me ha ayudado a ser mujer, por ejemplo para conseguir patrocinios, pero eso no me quita méritos. Yo sé que soy una muy buena jugadora. Somos un elemento que escasea en un contexto determinado y por lo tanto, llamamos más la atención. Es inevitable, recibimos más miradas. Llevo 16 años ganándome la vida jugando a póker, pero es que además soy consciente de la suerte que ha sido en este caso poderme beneficiar de ser ese factor diferencial.

¿El hecho de que no haya mujeres en lo más alto del ranking, es entonces una cuestión meramente estadística?

Efectivamente. Cuando empecé en el año 2009 éramos ese 5%, pero cuando el póker se ha popularizado mucho más,  el número sigue siendo el mismo. Hay más mujeres que se dedican a profesiones como enfermería o más relacionadas con el factor humano. Y por contra somos menos las que estudiamos matemáticas, informática, o cosas más de números.

La mujer de forma general tiene más aversión al riesgo, en el póker tienes que tener muy superado esa aversión al riesgo, tienes que tener cierta agresividad en el sentido de saber aplicar presionar a los rivales, saberla recibir, ser muy cabrón, pero como un piropo.

“A Rafa Nadal nadie le felicita por el millón y medio que gana en un torneo, le felicitan por su victoria”

¿Te ha hecho el póker saber tomar mejores decisiones en tu vida?

El póker es una escuela de vida increíble. O sea, yo digo que suerte que cada día práctico con mi profesión habilidades que me hacen ser super competitiva más allá de la mesa. Me ayuda a no ser resultadista a vencer la aversión a la pérdida, a saber tolerar la incertidumbre… es como un pequeño microcosmos de la vida.

Otra parte implícita del póker es el dinero. ¿Qué importancia le das a las ganancias económicas?

Para mí el dinero es una herramienta. Yo cuando compro la entrada para un torneo dejo de pensar en lo que me ha costado. Es lo que me da de comer, me importa el dinero porque todos nos ganamos la vida de una forma u otra, pero yo hago esto porque me gusta, si no, me costaría mucho sacar tantas horas para el póker.

Las pelis han hecho mella, han puesto todo el foco en el dinero. A Rafa Nadal nadie le felicita por el millón y medio que gana en un torneo, le felicitan por su victoria. En cambio en el póker nadie me pregunta cuantos títulos tengo, me preguntan cuánto dinero he ganado jugando, es la parte más morbosa. Eso también es porque se mete el póker en el mismo saco que los juegos de casino, cuando tiene mucho más que ver con el bridge por ejemplo. Yo no lo llamaría deporte pero sí un juego de habilidad.

Leo junto a su gato en el rincón de su casa donde más horas pasa entrenando y jugando online. Toti Ferrer

¿Y qué papel juega la suerte?

El azar está ahí, pero yo me preparo el máximo posible tanto en la vida como en el póker, para que cuando tenga buena suerte saberla maximizar y cuando tenga mala suerte, minimizarlo.

Entiendo que en alguien tan pragmático, la superstición no cabe en tu día a día

Yo no soy nada supersticiosa, de hecho, no tengo ningún amigo profesional que sea supersticioso. La parte mágica del póker es que a corto plazo sí que existe la suerte, es decir, una persona con un nivel de competencia bajo puede ganar en un momento determinado. Y eso es bonito porque imagínate tú, si vas a jugar a tenis contra la élite del tenis, tienes cero posibilidades de ganarles un punto. Pero el póker es un juego de pequeñas ventajas, cuando vas jugando mucho, reduces el factor suerte y a la larga lo único que importa es la habilidad.

¿Cómo se entrena para ser una ganadora? 

Yo soy socia de una escuela de póker, ayudamos a la gente a pulir su juego. Es una forma muy buena de entrenar, de tener acceso a softwares informáticos que te ayudan a a resolver manos, además, en mi equipo de patrocinio también viajamos juntos y compartimos experiencias, hablar técnicamente de manos en concreto, aunque el póker sea individual eso te hace crecer mucho. Hay también un entrenamiento invisible, que es el factor físico. Antes estaba infra valoradísimo y ahora cuanto más en la élite juegas, más importa. Cuanto más entrenes, más vas a aguantar en la mesa sentado y concentrado. También medito antes de los torneos para tener una mente más clara, más espaciosa. También cuido mi alimentación de cara a los torneos para mi capacidad de foco.

¿Cuántas veces repasa una mano en la que ha perdido gran cantidad de dinero?

Eso es otra de las habilidades que tienes que practicar, el saber hacer introspección y evitar engañarte. Porque con el tiempo entiendes que tu cerebro no busca que tú seas un jugador de póker excelente. Tu cerebro busca que te sientas cómodo. Entonces muchas veces va a intentar justificar una decisión aunque sea mala. La parte incomoda de aceptar que la has “cagado”, la parte autocrítica es fundamental.

Yo no me pongo presión, la única presión es hacerlo bien.

¿Qué diferencia hay entre la persona que juega y la que eres en tu vida personal?

Cuando juego intento ser más fría. Si voy a una negociación sí que voy a poner en práctica todo lo que he aprendido en mi vida profesional, ser lo más perra posible. Pero en mis relaciones personales soy mucho más transparente. En mi día a día soy muy buena calando a la gente.

Leo, ¿Qué el éxito para alguien que ha conquistado tantas cimas en su profesión?

Estar en paz para mí es éxito. También que estoy dedicando mi tiempo a algo que me llena y que se me da bien.

¿Y cuál es tu sueño?

Yo quiero ganar el Main Event (el campeonato del mundo)

Pero no por los diez millones, ¡que no queremos volver a hablar de dinero!

El brazalete es muy hortera, los diez kilos los acepto encantada.

Con las risas de la última respuesta nos despedimos. Sin duda la persona que íbamos a entrevistar no se parece en nada al personaje que creas cuando sólo lees su biografía. Lo más normal a veces, es lo extraordinario.

 

 

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