El mar es probablemente uno de los mayores signos de libertad que tenemos en la naturaleza. Casi todo el mundo tiene recuerdos bañados en olas. Y en el mar no importa si eres hombre o mujer, en el mar todos somos iguales. Sin embargo en la práctica es un sector tradicionalmente monopolizado por el hombre. El 90% de puestos marítimos los ocupan ellos. Asun Panigua lo vivió en primera persona.
Esta periodista y escritora salmantina especializada en historias de igualdad e inclusión comenzó su idilio con el mar a los 6 años. Se enamoró de su paz, de su sonido, de ese olor que desprende el viento que azota sus mareas…Y entonces lo tuvo claro: “Me di cuenta de que mi sueño era ser capitana de barco algún día aunque fuera de Salamanca y no tuviera cerca el mar”.
La ya Asun adulta decidió sacarse el título de patrón de barco. Se fue a Alicante para realizar las prácticas y aunque lo consiguió, no fue tarea fácil:
“El temario es complicado. El del mar es un lenguaje muy distinto de mapas, coordenadas, luces, banderas y fórmulas matemáticas difíciles de entender de primeras”. A esta dificultad se sumó un extra: ser la única mujer en un mundo de hombres: “Era yo la única en un mundo de hombres y nunca acabé de estar cómoda”, reconoce Paniagua.
Pero firme en su empeño fue en Barcelona, donde reside actualmente, donde la autora encontró su sitio junto al mar, y junto a un club de mujeres con las que participa en regatas. Con ellas sí encontró su sitio. Compartió vivencias y llegó a las historias de 10 valientes mujeres que se abrieron paso en el mundo náutico y sentaron las bases para las que vinieron y vendrán después.
En su libro “Sentir la libertad” se recrea una travesía que sale del norte de Bilbao hasta Barcelona y donde se van contando las historias con conversaciones de dos en dos protagonistas: ”Es un viaje” asegura Paniagua, que añade: “el mar es una metáfora de la vida, siempre hablo con metáforas náuticas, se van estableciendo conexiones de cosas de la vida que ocurren en el mar, así es más fácil de entender para personas que no saben de náutica”.
Esas mujeres son medallistas y regatistas bien conocidas como la reciente abanderada Tamara Echegoyen, que se encontraba en mitad de la travesía de la Ocean Race en casi todas las entrevistas que le hizo la autora. Con ella descubriremos todo un mundo elitista que se esconde detrás de la competición. “Me sorprendió mucho cuando hablé con ella y me cuenta cosas como que cuando decide ponerse a competir la federación no cubría los gastos porque no existía la categoría femenina y sin embargo ella nunca tiró la toalla”.
Porque para Támara continúa la autora “el compromiso ha sido fundamental en su vida, primero con sus padres y los estudios, y después con el deporte y la competición. Su sueño de niña era ser campeona olímpica y con determinación, mucho trabajo y disciplina lo logró en Londres, aunque en dos ocasiones se quedó a un punto de obtener medalla. En esta parte Eregoyen habla de lo doloroso que es quedarse a las puertas del podio después de tantos años de preparación y sacrificio. “Pero ella aprende de todo, en cualquier situación saca la parte buena, siempre ve en la dificultad o en la imposibilidad un reto que le da fuerzas para continuar y no abandonar”.
Echegoyen también habla cuenta la autora, de la importancia del plan B, de tener siempre alternativas y abrirse a nuevas oportunidades para seguir dedicándose a su gran pasión, la navegación y el mar.
Pero no sólo hay atletas, en sus páginas encontramos a capitanas mercantes y directoras de Operaciones del Puerto de Barcelona como lo es Estíbaliz Amatriain que se abrieron paso en un mundo sólo masculino difícil, cerrado y en ocasiones hasta oscuro.
O a Pilar Pasanau que ya ha sido de las primeras mujeres en cruzar el atlántico en solitario, y que ahora se prepara para una nueva hazaña para su próximo gran reto, dar la vuelta al mundo en solitario en un barco de 5,8 metros. También conoceremos la historia de la primera práctico portuaria de España, y Macarena Gil o la primera operadora del centro de Coordinación Marítima de Barcelona.
Paniagua cuenta que su mejor regalo ha sido ver que las protagonistas se emocionaban con su capítulo cuando lo leían. Algunas llegaron a decirle: “Asun cómo mola mi vida, no sabía que tenía una vida tan interesante”.
Pero sin duda la tienen, porque gracias en parte a su lucha han inspirado y abierto el camino a muchas otras que han visto que sí se puede. “Son ejemplo de que se puede y de se debe luchar por los sueños”. De hecho se están dando pasos y ahora el mar se ve como un nicho con muchas posibilidades para todos. Muestra de ello, el hecho de que por primera vez la 37 edición de la Copa America incluye una competición femenina en cien años de historia. Antes, algunas valientes ya habían competido en la Copa América con un barco formado sólo por mujeres que desafió a los de los hombres con el equipo America3 en1995. Pero ahora se organiza una competición femenina en paralelo a la masculina.
Los barcos de la Copa son según los expertos, embarcaciones muy difíciles de llevar, donde se necesita un gran control técnico y que requieren mucho trabajo de equipo para volar por encima de las aguas. Por lo que se volverá a demostrar que no hay nada imposible para una mujer que sueña con ello.
Y “Sentir la libertad” pretende ser exactamente eso, un libro inspirador que invita a soñar y a escribir nuestra propia historia. De hecho, el lector a través de un QR puede escribir su capítulo gracias a la ayuda de un programa de inteligencia artificial. La idea es que el relato del mar consiga sacar lo mejor de uno mismo como hicieron las mujeres protagonistas de este libro que se echaron al mar, dejándose el alma sin permitir que ninguna marea en contra desviara su barco.