Seguro que les viene a la cabeza ese momento curioso y viral que se produjo en los Juegos Olímpicos cuando la ganadora del oro en taekwondo subió a lo más alto del podio con la bandera canaria. Muchos se preguntaron quien era esa atleta húngara y por qué ese amor hacia las islas afortunadas. Ella es Viviana Marton, oro olímpico. Nacida en Canarias y criada en el equipo español Hankuk Universae de San Sebastián de los Reyes capitaneado por Jesús Ramal.
Viviana y su hermana gemela Luana se enamoraron del taekwondo en Tenerife, la isla donde nacieron hace dieciocho años. Ellas no olvidan el cariño y la gratitud que sienten hacia sus orígenes, y aunque compitan por Hungría (país de sus padres) decidieron hace tiempo que si alguna de las dos llegaba a un podio olímpico, ondearía la bandera canaria. Así fue.
El pasado 10 de agosto en un día en el que “estaba escrito, había una energía especial” como confiesa su entrenadora, y en que salió el guión a la perfección, la número 12 del ranking fue ganando combate a combate del -67kg (favoritas incluidas) para hacerse con el primer oro del taekwondo para Hungría.”Me salió del corazón, con mucho cariño, mi base del taekwondo nació en Tenerife como yo” nos explica. “No nos olvidamos de donde venimos”.
Ella nos lo enseña orgullosa “no es una réplica” nos explica, “es que la pedí pero tardaba mucho” así que decidió traerla a la rueda de prensa para seguir recordando ese día histórico. “Ese día cuando me levanté pensé: hoy puede pasar cualquier cosa”, y con esa confianza afrontó una competición en la que “sentía que podía ganar a cualquiera, estaba tan centrada y disfrutando que me divertí un montón”, confiesa con una naturalidad abrumadora. “Es que cuando bajas un punto mental eso se nota, patadas sabe dar todo el mundo, la diferencia es la parte mental“, asegura en un deporte en el que cada ronda dura unos dos minutos aproximadamente.
Diferenciarse para seguir unidas
Vivi y Luana son idénticas. La casi única diferencia entre ellas es un lunar en la frente de una ellas, truco que aplican para ponérselo más fácil a quien las conoce por primera vez. Hubo también otro aspecto deportivo que necesitaron diferenciar para poder seguir juntas en el taekwondo a nivel profesional. Que una de las dos compitiese en un peso distinto a la otra. “Si no, no podíamos acudir juntas a europeos o mundiales porque sólo va una por país y nosotras queríamos seguir juntas” nos explica Luani, que compite por ´57kg.
Desde pequeñas han entrenado juntas, corrigiéndose y apoyándose juntas. “Tenemos los mismos objetivos, ahora las dos caminamos juntas hacia Los Ángeles 2028“, explican en perfecto castellano aunque entre ellas su idioma “ya es un mix entre húngaro y español”.
Ambas forman también equipo con Adriana Cerezo, plata en Tokio 2020 y una de las promesas hechas realidad del taekwondo español. Apoyaron de igual forma en la eliminación de Adriana que en la victoria de Vivi. Eso es un equipo.
Y es que la mañana del 10 de agosto, Luana lo vivió exactamente como si fuese ella quien competía. “Creo que pasé yo más nervios que ella”, nos comenta. “Estábamos todos allí, mis padres, mi tía, el equipo, disfrutamos de cada combate”. Hasta que llegó el definitivo en la lucha por el oro frente a la croata Aleksandar Perisic. “Fue increíble. La veía muy confiada y muy concentrada”, recuerda Luani.
Ahora, comienza una nueva olimpiada, ese periodo que separa las ediciones de los JJOO. Durante 4 años tendrán que luchar por volver a estar en el mayor evento deportivo a nivel planetario. “Están muy concentradas, muy ilusionadas y muy enchufadas, aunque queden cuatro años” nos cuentan desde su equipo. El primer objetivo el Gran Slam de diciembre y en exactamente un año el Campeonato del Mundo.
Síganles la pista a estas hermanas, seguro que haciéndolo se toparan con más de una bandera de Canarias.