Las españolas que disputarán los Juegos a miles de kilómetros

Nadia Erostarbe y Janire González representarán a España en surf desde Tahití en el segundo año de este deporte como modalidad olímpica

Nadia Erostarbe ya se ha visto las caras con la temida ola de Teahupo’o. Fue a finales de abril cuando se desplazó con su equipo hasta la isla de la Polinesia Francesa para ver de cerca al monstruo que alcanza los 10 metros de altura. Una ola que suele ser “tubera” como la denominan en el gremio, una de esas de las que hay que meterse dentro del cilindro y no flaquear ni de cabeza ni de piernas para no morir en el intento. Ella misma lo reconocía en una entrevista:

“Teahupoo es una de las mejores olas del mundo, pero a la vez es una ola que da miedo, cuando se pone grande es muy peligrosa; no cubre nada, es arrecife, y hay gente que se ha hecho mucho daño allí”.

Pero el mar es el motor de su vida y donde la joven de Zarautx ha aprendido a superarse a sí misma a sus 24 primaveras. Nadia no concibe vivir alejada de ese océano que es su hábitat natural. Le viene de familia lo del surf . Toda su familia surfea: su padre, su madre, su hermana, su tío. A los tres años se puso encima de la tabla y no ha parado desde entonces. Aunque es ella la que ha elevado esta tradición familiar al máximo nivel y ahora está en Tahití junto al resto de compañeros de travesía, esperando su turno para intentar ser la primera mujer en conseguir una medalla olímpica en una categoría que afronta su segundo año como olímpica. 

Alejados de la Villa olímpica de París, los atletas que compiten surcando las olas lo hacen en su pequeño paraíso en la isla antigua colonia francesa. Tienen su propia villa en un barco porque no cabían en las escasas viviendas de Teahupo’o. Tampoco participarán en la ceremonia inaugural por estar a 15.000 kilómetros de distancia y a más de 20 horas de vuelo. Pero eso no impide que no vayan a tener sus propios festejos y su propio ambiente olímpico. Erostarbe lo explicaba así:

“Es una pena no estar en la villa con el resto de españoles, pero nosotros también vamos a vivir un ambiente muy especial y muy nuestro y no nos va a faltar una fiesta de despedida que promete emociones fuertes”.

Además estar en estos juegos ya ha sido una inyección de moral enorme. En los de Tokio, donde se inauguró dicha modalidad olímpica, Erostarbe se quedó a las puertas de conseguir el billete y no logró por la mínima clasificarse. Pero este año se ve con opciones y se ha preparado mucho física pero también psicológicamente para enfrentarse a la ola. Los juegos le dieron una nueva esperanza y un extra de motivación para superarse. Aunque su palmarés siempre la ha posicionado como mujer pionera en su categoría. En el año 2018 su carrera dio el ‘gran salto’ cuando disputó su primer mundial, el de Tahara. Era su prueba de fuego, codeándose con las mejores y lo hizo con nota terminando en un meritorio sexto puesto que fue solo el comienzo. Además fue una de las integrantes del equipo que consiguió el oro en la Aloha Cup.

Las victorias de 2019 en Senegal y en Chile confirmaron lo que se vislumbró en el Mundial. Después, en el de Miyazaki de 2019, volvió a ser la mejor en competición individual, al terminar en el puesto 12.

Pero nunca ha sido un camino fácil. Ha estado lleno de esfuerzos. Durante años compaginó el surf en Australia con los estudios en España y muchas veces iba y venía para ir a las clases. La propia Nadia lo ha contado muchas veces: “Cogía el avión solo para hacer un examen y seguido me volvía a Australia. Era estresante. Y el mazazo de no poder estar en Tokio fue demoledor”.  Pero a toda tempestad sucede la calma y quizás gracias a eso, la de Zarautx llega más decidida a subirse a la ola gigante de Teahupo’o.

Janire González estará en los Juegos si que ella misma aspirara a competir en París

La clasificación de su compatriota Janire González, en cambio, ha sido contra todo pronóstico. Como empezó su pasión por el surf. A diferencia de Nadia, el amor de Janire por este deporte fue por casualidad. Una vez sus amigas y ella decidieron probarlo en su playa como un plan más. Poco a poco sus amigas lo fueron dejando y ella siguió. Fue su entrenador el que la animó presentarse a una competición. Tildándolo de loco la joven aceptó y comenzó a ganar y a destacar en los concursos a los que se apuntaba. Y ahora la zumaiarra será la surfista guipuzcoana más joven en competir en los Juegos Olímpicos.

Pero lo cierto es que nadie, ni ella misma lo esperaba. Consiguió la clasificación gracias a lo realizado en el Mundial de Puerto Rico este año. Pero su presencia en la cita mundialística estaba en entredicho porque en enero se lesionó y en febrero se celebraba el Mundial. Para la preparación tenía prisa y los días contados. “Fue todo muy rápido y mal hecho. Estuvo bien hecho pero a la vez mal, porque no fue una buena preparación para lo que pide un Mundial. Pero las cosas en el Mundial se hicieron muy bien. Estuve muy bien acompañada del fisioterapeuta. Me pasaba todos los días dos horas en la camilla”. Y añadía en la entrevista: 

“Una vez conseguí la clasificación, me lesioné de nuevo y otra vez empecé con la recuperación. He tenido un esguince de segundo grado en la rodilla, casi una rotura. Pero me decían que iba a llegar seguro y que si no harían de todo para que pudiera llegar”. 

Y llegó porque su juventud y su talento no tienen techo. Con 15 años en 2019 se convirtió en la campeona de España más joven de la historia, pero su palmarés es todavía una página en blanco por escribir. Por eso afronta estos Juegos con serenidad, ilusión y muchas ganas pero sin presión. Aunque reconoce que sí siente el miedo a la temida ola, pero porque no ha tenido la opción de enfrentarse a ella antes.

Teahupo’o la sede de la polémica

Cabe recordar que a pesar de ser uno de los mejores destinos surferos del mundo, hasta llegar a ser la sede oficial de los Juegos, la polémica ha envuelto a esta sede.

Se acusaba al COI de que la infraestructura requerida para albergar la cita olímpica, iba a alterar sustancialmente el ecosistema de la isla. La reserva de coral única y protegida se veía amenazada por la construcción de la torre de los jueces en mitad del arrecife.

También había críticas ante la incapacidad de la isla de acoger en sus escasas viviendas a los deportistas y empleados de los juegos. Finalmente se construyó una torre de quita y pon para los Juegos, y los atletas se hospedan en un barco que hace las veces de villa olímpica.

Polémicas aparte, lo cierto es que aunque lo hará desde la lejanía, promete ser esta del surf, una de las pruebas más bonitas que se van a poder contemplar en la cita parisina. Y quizás España se suba a la cresta de la ola, en forma de metales. 

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