La situación vivida por las mujeres de los futbolistas del Mallorca y algunos aficionados a la salida del partido de semifinales de la Supercopa de España en Yedah sigue dando que hablar. El silencio institucional de la RFEF al respecto choca de pleno con las informaciones que las personas que vivieron allí acoso y miedo van relatando. Las nuevas informaciones por parte de eldiario.es apuntan a que la Federación Española cree que no hay que confundir el “agobio” con el “acoso“.
La institución presidida por Rafael Louzán ha quitado hierro al asunto catalogando el episodio de algo “puntual” manteniendo que las mujeres debieron sentirse “abrumadas por el tumulto”. “Lamentamos evidentemente que alguien se haya podido sentir de esa manera, pero tampoco tenemos muchos más datos aparte de lo que dicen los propios afectados”, añade la RFEF zanjando el asunto, según el digital .
Una de las voces más rotundas en estos incidentes fue la de Cristina Palavra, esposa del jugador del Mallorca Dani Rodríguez y madre de sus tres hijos, quien además de exponer la situación para IB3, quiso aclarar todo lo vivido a través de sus redes sociales. Una situación al término del partido que describe con pánico, “como si nos hubiesen mandado al matadero”. Junto a otros aficionados Palavra lamenta que no hubiese más apoyo institucional en esos delicados momentos.
“Lo que debía ser uno de los días más felices de nuestras vidas terminó empañado por la angustia y el miedo. Cuando salimos del partido, en lugar de sentirnos seguros, vivimos momentos de verdadero pánico. No solo nos acosaron a nosotras con los móviles, rodeándonos mientras yo llevaba a mis hijos pequeños en brazos, sino que también pegaron collejas a algunos aficionados. Pasamos muchísimo miedo, como si nos hubieran mandado al matadero, expuestos a una situación que nunca debería haberse permitido. Nos decepcionó profundamente la Real Federación Española de Fútbol. No sentimos que se nos protegiera ni que se tomaran las medidas necesarias para garantizar la seguridad de los aficionados que, como nosotros, habían viajado lejos de casa para disfrutar de un momento único. Nos quedamos con la amarga sensación de que fuimos desamparados cuando más necesitábamos apoyo y organización. Es difícil entender cómo un torneo tan importante para el fútbol español se juega tan lejos de nuestra tierra, y más aún, cómo parece que el dinero pesa más que las vidas de quienes deciden viajar para apoyar a sus equipos. Lo único que pedimos es que la afición, esas personas que dan todo por amor al fútbol, sean protegidas y cuidadas, porque su bienestar debería estar por encima de cualquier interés económico” expresa Cristina Palavra.