Para Almudena Cid (Vitoria, 1980) había una cosa clara, los errores del pasado no se deben replicar en el futuro. Tras haber sido una de las gimnastas más longevas del panorama español con cuatro participaciones en los JJOO.
Entre su debut en Atlanta 96 con sólo dieciséis años hasta su beso de despedida al tapiz en Pekín 2008 con cuatro diplomas olímpicos bajo el brazo transcurrieron los años más duros, exigentes y llenos de dedicación. Tenía 28 años y aunque llevaba siendo profesional más de una década, para el sistema, sólo constaba desde el año 2000, en el que por cuenta propia decidió pagarse su cuota de autónomos para poder empezar a cotizar.
Había sido una de las mejores del mundo y su beca constaba de 17.000 euros anuales. Se retiró y no tenía ni paro. “Se habla mucho de salud mental, pero son problemas derivados de la retirada también, cuando pasan los años y empiezas a ver que lo mismo no mereció la pena”, asume.
Polifacética Cid
Almudena Cid no se quedó sin ideas al colgar las mazas, el aro o la pelota. De hecho, siempre se ha destacado por ser una mujer polifacética. Escritora de libros infantiles, actriz de teatro, presentadora de televisión… son pocos los palos que no haya tocado tras haber dejado su etapa como gimnasta.
De este reinventarse, Almudena ha sido muy franca siempre. “Cuando pensamos en reinventarnos es porque algo quedó atrás para dar comienzo a algo nuevo o diferente.
Tenía identificadas todas las veces que me reinventé pero no las que me reconstruí, quizás fruto de creer que no tenía el derecho a sentir el peso los pedazos que recuperaba cada que me tocaba tomar un nuevo camino” escribía en uno de sus post para sus seguidores.
Su última lucha está destinada a conseguir algo tan sencillo pero a la vez tan complejo como que los deportistas profesionales coticen. “Dignificar a los deportistas” mantenía en las primeras comparecencias. “Desgraciadamente hay algunos que están en situaciones complicadas“, aseguraba la ex gimnasta vasca.
Para ello contactó primero con la Fundación Blanca Fernández Ochoa, se pusieron manos a la obra, hace ya más de un año para poder darle estructura a su petición. Junto a ella, otra de las caras visibles del deporte es el ex jugador de baloncesto Fernando Romay.
El pasado verano en el marco de los Juegos de París, Almudena Cid concedió una entrevista al Diario Vasco en la que hablaba de este camino que había iniciado para muchos otros. Además de términos puramente económicos, también está el romanticismo de devolver algo de gloria a quien dedicó su vida a hacer felices a otros. “Los deportistas han sido referentes e impulsores de una sociedad más saludable, a sentir que su esfuerzo tuvo una recompensa, porque tras la retirada los focos se apagan, nadie los recuerda”, afirmaba.
Sobre la retirada también Almudena Cid ha luchado mucho por visibilizarla, por concienciar del vació que el alto rendimiento deja. Ella ha reconocido que se levantaba cada día llorando tras haber dejado el tapiz. Una cuestión emocional y también económica.
Cuantificar la vulnerabilidad
Hoy esas ideas han germinado en reuniones con los sindicatos, la última hace sólo unos días con UGT. Una de las primeras soluciones que se han puesto sobre la mesa, es la identificar a todos los atletas del alto rendimiento a través de un formulario masivo en donde puedan empezar a trabajarse con quienes estén en situación de vulnerabilidad.
El propio Consejo Superior de Deportes recogió el compromiso de lanzar en próximas fechas dicho formulario, para lo cual será imprescindible contar con la colaboración de las federaciones deportivas, que deberán participar activamente en la identificación y localización de los posibles beneficiarios. Todos los datos se derivarían a la Tesorería General de la Seguridad Social.
Así se pronuncia UGT al respecto, “una vez recogidos y analizados los datos del formulario, confiamos que pueda acelerarse el decreto que regule este convenio especial, de forma que en los próximos meses podamos contar con una solución efectiva y definitiva que reconozca los derechos de este colectivo y repare una deuda histórica con el deporte español”.