Todo en la vida de Saraya Jades Bevis (Norwich, 1992) parece sacado del guión de una película y sin embargo, el famoso dicho de que la realidad supera a la ficción se cumple más que nunca en la vida de esta luchadora británica a la que el deporte le salvó la vida.
De hecho en 2019 su vida dio el salto a la gran pantalla, en un largometraje dirigido por Stephen Merchant.
Saraya Jades Bevis, más conocida como Saraya, es un icono en medio mundo, acumula más de 6 millones de seguidores en Instagram y es campeona del mundo y un referente femenino en las artes marciales mixtas. Pero hace poco más de treinta años, su vida era radicalmente distinta.
Una infancia llena de dolor
Su infancia no fue como las demás niños de Norwich. Saraya creció en una familia de padres luchadores. Patrick Frary y Julia Hamer. “Mi padre era un gánster de la vieja escuela, metido en problemas, en la cárcel, bebiendo” , su madre, adicta y sin techo conoció a su padre en aquellos primeros años en los que la lucha les permitió ganar algo de dinero.
Formaron una familia en la que las adicciones eran una constante. Además, su casa era un punto de encuentro para otros adultos en situaciones similares, con los riesgos que eso entrañaba. Así lo recuerda ella. “Siempre había luchadores, jóvenes problemáticos y animales callejeros en nuestra puerta. Si alguien estaba en la calle, mi padre lo acogía, le daba un baño, una cama. Mis padres eran demasiado amables… hasta un punto peligroso” relata en una entrevista con el diario The Guardian.
Una de esas visitas les destrozó la vida a su hermano Zak y a ella, quienes vivieron agresiones sexuales continuadas en un auténtico infierno. La vida, cuenta Saraya en su biografía, `Hell in Boots: Clawing My Way Through Nine Lives´ en el piso de abajo como si nada. Aún hoy siente nauseas cuando repasa los peores capítulos de su vida.
Estas memorias con sólo 32 años publicadas desde este lunes en donde ella misma admite que ha tenido que dejar cosas fuera porque era imposible que un libro las reuniese todas.
Su salvación: la lucha
Saraya comenzó en el mundo de la lucha entrenada por su madre, cuyo nombre artístico era precisamente Sweet Saraya en honor a su hija.
Ambas llegaron a enfrentarse en el ring, y en 2009 en la final por el campeonato británico la pupila superó a la maestra.
Fue entonces cuando, con 19 años recién cumplidos, fue fichada por la WWE (una de las empresas norteamericanas más prestigiosas de las artes marciales mixtas) su vida dio un giro de 180 grados. Se trasladó a Florida y allí comenzó de nuevo.
Llegó a ser la primera en coronarse como primera vencedora en el campeonato femenino NXT, y su reinado se extendió 308 días.
Pero aún quedaban algunos capítulos complicados y turbulentos. Saraya Jades-Bevis tuvo muchas relaciones tóxicas y abusivas con hombres de su entorno de los que ahora no entiende cómo pudo relacionarse con ellos. A los 25 años, sumida en las adicciones, una de esas parejas filtró un video íntimo que comenzó a viralizarse. Un golpe tan duro para ella que intentó quitarse la vida.“No quería estar aquí más. Sentí que todo estaba acabado: mi carrera, mis amistades, mi familia”, reconoce ahora Saraya.
En sus peores momentos de adicciones una lesión en el cuello le obligó a retirarse durante cinco años. Un lustro en el que consiguió desintoxicarse, reponerse y poder volver a competir. El símil con el ave fénix es perfecto en esta etapa de la vida de la británica quien vivió sus mejores momentos tras haber tocado fondo.
Hoy espera con muchas expectación a la publicación de su libro donde “hay muchas sombras pero también luces” y con el que espera ayudar a otras luchadoras. Vive soltera, con sus tres perros y recomendando el restaurante de su hermano Zak, quien dejó la lucha para dedicarse a una vida más familiar con su mujer y sus tres hijos.