El 20 de octubre de 2024 no se le va a olvidar nunca a Teresa Ramiro Iglesias. Burgalesa nacida hace 84 años, nos cuenta que en marzo cumple uno más. Con el partido del Atlético de este domingo, el sueño de ver un partido en el estadio del Atlético de Madrid. “Al otro había podido ir mucho, con mi marido”.
El otro es el Calderón, en el que Teresa se hizo tan aficionada que cuando no podía ir, no dejaba de atender a su equipo en los medios. Esa costumbre, ahora que vive sola, le acompaña cada día. “Siempre me pongo la radio y lo sigo por la televisión, la prensa ya poco, porque veo muy mal” nos confiesa a la salida, con la emoción de haber visto ganar de nuevo a su equipo.
El Atlético de Madrid celebraba el Día de las Peñas, la fiesta anual para muchos aficionados que se trasladan desde todos los rincones de España. Los 15o miembros de la Peña Gamonal de Burgos quisieron que la “abuela” de su peña y presidenta de honor viviese su primer partido en la nueva casa rojiblanca desde 2017. Por sus problemas con el asma han esperado varios meses a que estuviese en condiciones para viajar en el día, y frente al Leganés, un partido a las 16:15h de la tarde vieron el momento idóneo.
Y eso que las cosas no estuvieron de cara desde el principio. Porque el Leganés empezó adelantándose y los rojiblancos tenían que remontar. Teresa ya está acostumbrada, porque como atlética sabe que “El sufrimiento va siempre con nosotros, yo ya estoy acostumbrada”, nos dice resignada, pero Sortloth y un estelar Giaulano Simeone le dieron la vuelta al marcador.
Precisamente fueron dos de los nuevos nombres de la plantilla quienes resolvieron el partido para darle la victoria al Atlético, pero a Teresa quienes más le gustan, son los de siempre. “Koke es mi preferido, que es atlético de siempre”. Un domingo con final feliz.
Pero sin duda para ella el mejor recuerdo que tiene como atlética fue hace diez años. Ese 2014 en el que el equipo del Cholo Simeone se jugaba la liga contra el Barca en el Camp Nou. Ese también fue el último partido que vivió con su marido supuso una de las mayores alegrías de su vida. “Fue el de 2014 cuando ganamos la liga contra el Barcelona”, nos cuenta emocionada, “ganamos la liga al Bará en su su estadio y recuerdo que ese día mi marido me dijo que ya se podía morir tranquilo. Se fue a los pocos meses”, confiesa.
A Burgos se volvió también con una sonrisa, antes de despedirnos le preguntamos por la ansiada Champions, esa que los atléticos aún no han podido celebrar aún “yo ya no sé si eso lo podré ver” nos dice, “pero la ilusión es lo último que se pierde”. En estos días de gradas cerradas, violencia y ultras, quienes mejor representan al fútbol son las historias y los corazones como el de Teresa, la representación de la esencia más pura de lo que debe ser el fútbol.