Teresa Portela es la mujer española con más participaciones olímpicas: en París cumplirá siete. Testigo privilegiada de la evolución del deporte femenino español en las últimas dos décadas, valora ante todo que actualmente la deportista “no tenga que dejar su carrera profesional para llevar a cabo la maternidad”.
También celebra la longevidad de esas carreras. Tras proclamarse subcampeona olímpica en 2021 en K1 200, Portela (Cangas de Morrazo, 1982) competirá en la capital francesa con 42 años, esta vez con el K4, “un reto más” para el que ha tenido que reinventarse, como explicó a EFE en una entrevista.
P. Sus primeras medallas mundiales, en el año 2001, llegaron precisamente con un K4. Ahora regresa a esta embarcación en sus séptimos Juegos Olímpicos. ¿Se cierra un círculo?
R. Estamos muy ilusionadas y con ganas de dar lo mejor de nosotras mismas en cada entrenamiento y acercarnos a nuestros mejores tiempos. A los Juegos de Sídney fui en K1, pero tanto en los Juegos de Atenas como en los de Pekín participé en el K4 y el K2. Fueron años en los que cogí experiencia, acumulé aprendizajes, medallas mundiales. Fueron años muy bonitos y muy buenos.
P. En los tres últimos Juegos participó ya solo en el K1 200. En París se meterá en el K4 con Sara Ouzande, Estefanía Fernández y Carolina García. ¿Qué implica el cambio?
R. El hecho de que el K1 200 dejase de ser olímpico me obligó a reinventarme de alguna manera, a volver otra vez a los barcos de equipo. Estoy contenta y muy ilusionada con este proyecto nuevo. Al final, aunque es verdad que a la hora de competir en K1 voy yo sola, yo me lo guiso, yo me lo como para bien y para mal, realmente siempre sentía que tenía un equipo detrás: un grupo de entrenamiento, el entrenador, el fisio y demás. Ahora pasa lo mismo, pero al competir, en vez de ser yo sola, vamos cuatro. También es un desafío, ¿no? Conocer a tus compañeras, entre todas gestionarlo y llegar bien físicamente. Y saber afrontar los nervios, la tensión del momento. Es un reto más.
P. ¿Qué análisis hace de la evolución del deporte femenino español en estas dos últimas décadas?
R. La verdad es que estos años puede verse una evolución en cuanto a mujer y deporte, una evolución muy buena, positiva y favorable. En cantidad, casi estamos igualados las mujeres y hombres que participamos en los Juegos. He podido ver el éxito de las mujeres, también la cantidad de medallas que han ganado. Y también he podido ver cómo la mujer no deja su carrera profesional para llevar a cabo la maternidad, sino que puede continuar en caso de que quiera. Y sobre todo estoy viendo que, no solo mi caso, sino en muchos, el deportista cada vez es más longevo. En su carrera deportiva se cuida más, hay mucho trabajo en distintas facetas y espero que sigamos dando muchos éxitos al deporte español.
P. Las mujeres a las que de forma despectiva se llamaba ‘cuarentonas’ ahora ganan medallas y siguen en la élite. Usted ganó su primera medalla olímpica en su sexta participación y con 39 años. ¿Se siente un referente, un modelo para otros ámbitos de la sociedad?
R. La verdad es que tenemos que creer en cada una de nosotras. Probablemente haya alguna mujer que no sea deportista, pero que se pueda sentir identificada. Porque al final mi trabajo es el deporte. Habrá quien tenga otro trabajo y simplemente es cuestión de creer y de trabajárselo porque la recompensa finalmente, tarde o temprano, llega. Yo confío mucho en el trabajo.
P. Deportista, madre, fisioterapeuta, diplomada en Magisterio, estudiante de Dietética y Nutrición… ¿cómo lo hace?
R. En mi día a día, desde que era pequeñita, siempre fui una niña muy organizada, muy planificada. Yo creo que ahí está el quid de la cuestión. Hay que saber organizarse para compaginar la carrera deportiva, en su momento los estudios y sacar las carreras, después la maternidad… Simplemente es cuestión de prioridades: según en qué momento, la prioridad se la lleva un aspecto u otro. Al final, todo se puede hacer.