Una de las mayores polémicas de todos los Juegos Olímpicos de París 2024 tiene que ver con el agua, con el agua del Río Sena. Uno de los grandes reclamos de la capital francesa fue que iban a usar las aguas de uno de los emblemas de la ciudad como un hilo conductor del evento. Ya no solo por la ceremonia de inauguración, que transportó a los atletas en barcos hasta Trocadero, si no que también porque allí se iban a nadar las pruebas de triatlón y la natación de aguas abiertas. Las primeras pruebas se hicieron, aún con muchos problemas, pero con la segunda, el maratón de 10 kilómetros, ha habido más problemas. Pero aún ha podido celebrarse y se ha coronado Sharon Van Rouwendaal, la campeona en Río y subcampeona en Tokio, tras una exhibición de poderío antológica.
Tras unos días en los que no han podido entrenar por la mala calidad del agua, y sin saber hasta las 4 de la madrugada, tres horas y media antes del evento si se iba a nadar, las protagonistas se han tirado en hora, a las 07:30 de una bastante fría mañana parisina han comenzado. Una de las pruebas más espectaculares, y que mantiene la esencia de la dureza histórica, y que desde hace muy poco se denomina ‘maratón de natación’. Si ya de por sí es duro, en un río como el Sena, que como se vio en el triatlón tiene una corriente demasiado pronunciada, iba a ser una absoluta odisea.
A fuego desde el principio
Pese que tenían por delante muchos kilómetros, desde los primeros metros ya se vio que iban a ir rápido. Seis vueltas a un circuito de 1,6 kilómetros con todas las mejores del mundo, incluidas dos españolas, Ángela Martínez y María de Valdés, quien este año había sido subcampeona del mundo, pero les ha pesado demasiado el escenario. Ya en el primer giro se vio que, al igual que hicieron los triatletas, iban a usar los barcos de los laterales del río para pegarse lo máximo posible y evitar la corriente todo lo posible. Tras una primera vuelta veloz, pero con todas muy agrupadas, en el segundo todo saltó por los aires.
Y es que aprovechando el primer paso por meta, la neerlandesa Sharon Van Rouwendaal pegó un ‘hachazo’ y formó una fila india a pura brazada, lo que dejó la carrera muy seleccionada, con un grupo de diez nadadoras y por detrás un goteo de nadadoras entre las que estaban las españolas rondando la décimo quinta plaza. Y la de Países Bajos no tenía la más mínima intención de reducir, si no que apuró aún más.
Una selección de élite y un sprint decisivo
Van Rouwendaal, campeona olímpica en Río y subcampeona en Tokio, fue seccionando las opciones de todas sus rivales, y a falta de dos, entre ella y las corrientes, ya estaban prácticamente definido el podio. Su ritmo fue tal, que solo lo pudieron seguir dos nadadores, la australiana Johnson y la italiana Ginevra Taddeucci, que entraron al último kilómetros con todo definido, a falta de saber los puestos. Por detrás de este trío estaba la campeona de Tokio, la brasileña Ana Marcela Cunha, que a veinte segundos buscaba una machada imposible.
Y entre las tres mujeres que habían iniciado la aventura iban a estar las medallas, y en los últimos metros, y sin necesidad de un sprint, Van Rouwendaal cogió unos segundos que a la postre fueron decisivos, mientras que Johnson fue plata y también tuvo premio a su esfuerzo. El bronce fue para la italiana Taddeucci, una de los grandes sorpresas del evento. Por detrás, las españolas fueron de menos a más en su debut olímpico, acabando Ángela Martínez en la 10ª plaza y María de Valdés, algo por debajo de las expectativas, en el puesto 17.