En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, los Juegos Olímpicos de París 2024 es un evento que celebra tanto el atletismo como la innovación. Sin embargo, en el tenis, una de las disciplinas más seguidas y tradicionales, una herramienta tecnológica clave está ausente: el ‘ojo de halcón‘. La decisión de no implementar esta tecnología en los partidos de tenis en los JJOO ha generado debate entre los aficionados. Para entender la razón detrás de esta ausencia, debemos profundizar en la historia y las tradiciones del lugar que alberga los partidos de tenis: Roland Garros.
La historia de Roland Garros y la tradición de la tierra batida
Roland Garros, uno de los torneos de Grand Slam más prestigiosos del mundo, es conocido por su superficie única de tierra batida. Desde su inauguración en 1891, este torneo ha sido sinónimo de tradición y excelencia en el tenis. La tierra batida de París 2024 no solo influye en el estilo de juego, haciéndolo más lento y estratégico. También tiene una peculiaridad que lo distingue de otras superficies: la marca visible que deja la pelota al impactar.
En las canchas de tierra batida, la precisión de una decisión arbitral puede ser determinada observando la marca que deja la pelota. Esta práctica ha sido una piedra angular del torneo. Permite a los árbitros verificar visualmente si una pelota ha salido o no del campo de juego. Es esta misma tradición la que París 2024 ha decidido honrar, manteniendo las reglas y el espíritu de Roland Garros intactos. A fin de cuentas, el espacio donde se juega a tenis en esta edición de los JJOO es Roland Garros. Por lo tanto, hay que respetar las costumbres y las tradiciones.
La función del ‘ojo de halcón’ en el tenis moderno
Rafa Nadal celebra un punto durante un partido de los Juegos Olímpicos de París 2024 | EFE
El ‘ojo de halcón’ es una tecnología de seguimiento por cámara y ordenador que se utiliza para revisar decisiones controvertidas y complejas en los partidos de tenis. Introducido por primera vez en 2006, ha revolucionado el deporte al proporcionar una forma precisa y objetiva de determinar si una pelota ha salido fuera de los límites. Esta tecnología ha sido adoptada en todos los torneos de Grand Slam, excepto Roland Garros. Allí, la tradición de la tierra batida y la observación visual prevalecen.
Los defensores del ‘ojo de halcón’ argumentan que su precisión y velocidad para resolver disputas eliminan el margen de error humano y aumentan la equidad en el juego. Además, su implementación ha demostrado ser una herramienta efectiva para evitar controversias y asegurar que las decisiones sean justas y basadas en datos objetivos. Sea como sea, en París 2024 se ha impuesto la tradición sobre la tecnología. Aún hay espacio para los románticos del tenis.