Apenas 46 segundos de combate, un golpe certero y definitivo a la italiana Angela Carini, que decidía abandonar el ring, y un pase a los cuartos de final de los Juegos Olímpicos de París convirtieron el jueves a la boxeadora argelina Imane Khelif en tendencia planetaria. De manera inmediata, con las lágrimas y la protesta de Carini en la retina de los espectadores, se abría la polémica en torno al género de la deportista norteafricana. Una controversia, por otra parte, nada nueva para Khelif. La rumorología daba por hecho la condición transexual de la boxeadora argelina. De ahí a las preguntas: ¿es justo que una persona transgénero compita con otras mujeres en una cita de la importancia de unos Juegos? ¿Debe Khelif ser descalificada de la Olimpiada parisina?
Durante varios días, la púgil magrebí ha sido blanco de despiadadas críticas de la prensa y las redes, también de figuras internacionales del mundo de la política o la empresa como Elon Musk, J. K. Rowling o Donald Trump. Pero no, Imane Khelif no es transexual. La boxeadora argelina es considerada cisgénero e intersexual, es decir: sus características sexuales no se corresponden a las asignaciones binarias masculinas o femeninas. Su producción natural de testosterona es superior a la media de las mujeres. En su partida de nacimiento en la localidad de Ain Sidi Ali, perteneciente a la gobernación de Laghouat, en el rural y atrasado noroeste de Argelia, Khelif fue inscrita, como mujer. Los medios argelinos se han encargado en las últimas jornadas de demostrarlo difundiendo fotografías de una Khelif aún niña.
El medio internacional arabófono Asharq News recuerda los grandes sacrificios de la deportista en su adolescencia, cuando se veía obligada a viajar más de diez kilómetros cada día desde su pueblo a la localidad más cercana con gimnasio para perseguir su sueño de ser boxeadora.
La imposibilidad de ser LGTBI en Argelia
De haber optado por la transexualidad, Khelif no habría podido hacerlo en su país natal. En Argelia, como en todos los países árabes, la homosexualidad y la transexualidad son delito. En el país norteafricano, gobernado por un partido de tradición secular y socialista, el cambio de género está prohibido y es penado por la ley. Además, en Argelia, como constata la ONG Outright International, las relaciones sexuales en personas del mismo sexo -tanto hombres como mujeres— están prohibidas (el artículo 333 del Código Penal de 1966 criminaliza “la indecencia pública” con penas de cárcel de entre 2 meses y dos años), como el reconocimiento legal del género. Las organizaciones LGTBI son ilegales.
El verano pasado, y a pesar de no contener escenas sexuales ni referencias a los derechos LGBTI, Argelia se convirtió en noticia por prohibir la difusión de la película Barbie por supuesta “promoción de la homosexualidad y los perversos valores occidentales”. Fue el caso de otros países árabes como Kuwait y el Líbano. También hace un año, el régimen argelino cerró una cadena de televisión durante 20 días por haber emitido una película en la que aparecía una boda homosexual, según la web ILGA World, que deja constancia de que Argelia es uno de los peores países de la región al respecto de la protección de los derechos individuales.
Tras su victoria en cuartos de final a la húngara Lucca Anna Hamori, lo que le certifica una medalla -la primera asegurada para la delegación argelina— y después de días de sufrimiento, la argelina rompía su silencio para criticar a la Federación Internacional de Boxeo, que la sancionó el año pasado: “He boxeado internacionalmente durante años y ellos fueron deshonestos conmigo”. En 2023 fue descalificada de los Mundiales de Nueva Deli, en India, en vísperas de la final por sus elevados niveles de testosterona, debidos a un trastorno hormonal denominado hiperandrogenismo. Pero el Comité Olímpico Internacional autorizó, ya lo hizo en los juegos de 2020, su participación en la competición sin ninguna pega.
Orgullo argelino y árabe
La solidaridad argelina y árabe con la deportista se ha desbordado en las últimas horas. “No se merece lo que le está pasando. Como argelino, soy solidario con ella y merece la medalla de oro”, confiesa a este medio el periodista argelino Oualid Kebir. Ajenas al debate sobre la condición sexual de la deportista, las autoridades argelinas se han rendido en las últimas horas ante la hazaña de la boxeadora. “Has honrado a la mujer argelina”, afirmaba el pasado fin de semana el propio presidente Abdelmadjid Tebboune.
Por su parte, tres días después, la italiana Angela Carini, rival de Khelif en los cuartos de final, se desdecía de sus primeras declaraciones y decidía grabar un mensaje de apoyo a la argelina: “Hola Imane, espero que llegues a la final y ganes estos Juegos Olímpicos; no somos nadie para juzgar a los demás y lo que es justo o falso”.