Loida Zabala, compitiendo en los JJPP mientras lucha contra el cáncer

La haltera Loida Zabala es un ejemplo increíble de superación y lucha, pues llega a los Juegos Paralímpicos de París, los cuartos de su trayectoria, en plena lucha contra el cáncer que le detectaron hace un año, pero pese a todo se ha armado de fuerza y ahora busca disfrutar y darlo todo en la capital gala

La haltera española Loida Zabala, máxima referencia de la halterofilia paralímpica española @LoidaZabala

La extremeña Loida Zabala, campeona de Europa de halterofilia paralímpica en 2022, afronta los Juegos de París, los quintos de su carrera, en pleno tratamiento de un cáncer de pulmón. La ambición por el resultado no es la misma que otras veces pero la ilusión es mayor y solo su presencia en la ciudad francesa pone de manifiesto su coraje y capacidad de superación. Y es que Zabala es la gran referencia de la halterofilia paralímpica española. Y no es de ahora, pues lleva siéndolo dos décadas.

Ella es el espejo en el que se pueden mirar los jóvenes deportistas que quieren dedicarse al levantamiento de pesas, una disciplina tradicionalmente más centrada en la rehabilitación de una lesión medular pero poco arraigada entre las personas con discapacidad al más alto nivel. Pero en su caso le dio un camino hacia el éxito y una forma de vida, pero todo cambió hace un año, mientras se preparaba para estar en París, en una nueva experiencia paralímpica, ya en los extertores de su carrera.

Su vida cambió en 2023

Desde Tokio 2020 el camino de la extremeña no ha sido fácil, sobre todo a raíz de que en noviembre de 2023 anunciase a través de sus redes sociales que la habían detectado nueve masas en el cerebro que más tarde confirmaron su origen en una metástasis derivada de un cáncer de pulmón. Un duro mazazo del que mucha gente, más allá de la propia enfermedad, no se recompone a nivel psicológico. Pero ella tenía otra baza, ya que su principal motor para afrontar una dura rehabilitación ha sido la cercanía a estos Juegos de París, a los que llega tras confirmar su presencia hace apenas mes y medio.

Estos últimos meses han sido muy duros por el tratamiento de quimioterapia con pastillas y radiocirugía. Gracias a ese proceso tan agresivo puede decir que han desaparecido los tumores del riñón, que en el cerebro solo hay dos pequeños restos que aún sangran y que la metástasis en pulmón e hígado se ha reducido mucho. Y ahora tiene su premio con su presencia en la capital francesa. Ella misma no esconde que está “muy ilusionada” con estos Juegos, que son muy especiales por todo lo que ha vivido en los últimos meses. “Me he caído muchas veces y me he levantado en todas porque me daba fuerza mental pensar en París, ha sido un salvavidas para mí”.

El objetivo es disfrutar de un premio a su carrera

Es consciente de que no tendrá el mismo rendimiento que tenía antes del diagnóstico del cáncer, pero va a disfrutar al máximo de la experiencia, y más sabiendo que va a tener mucho apoyo desde la grada, a diferencia de Tokio, donde la pandemia limitó mucho que se desplazasen familiares. “Van a a estar mi madre, mi hermano y mi pareja en el público, no puedo estar más agradecida a la vida”.

Los Juegos de París son la culminación de una larga trayectoria que comenzó con solo once años con sus primeras pesas como parte de la rehabilitación mientras estaba hospitalizada tras perder la movilidad de sus piernas debido a una mielitis transversa. Después, a los dieciocho, ya se dedicó más a la halterofilia como deporte.

En todos estos años acumula cuatro Juegos Paralímpicos y cuatro diplomas en Londres 2012 y Río de Janeiro 2016, donde acabó quinta, Tokio 2020, sexta, y Pekín 2008, su primera participación, donde fue séptima. A París llega con el diploma y la medalla de la resiliencia y el pundonor. No se la puede pedir más. Ha vuelto a dar un ejemplo de superación y, sea cual sea el resultado en la ciudad francesa, el reconocimiento del mundo del deporte ya lo tiene.

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