Uno de los deportes donde en la historia reciente España ha tenido buenos resultados en los Juegos Olímpicos es en el taekwondo, que lleva desde 2000 en el calendario olímpico, y ha regalado bastantes alegrías a nuestro deporte. La última de ellas llegó en Tokio, donde una niña con apariencia frágil, de tan solo 17 años, se coló en todas las pantallas a base de patadas acrobáticas y de un desparpajo propio de la juventud, hablamos de Adriana Cerezo, quien se convirtió en uno de los grandes emblemas de esos JJOO. Sin embargo, ahora ha crecido, y con apenas 20 años, es la líder de una selección que compite con 4 integrantes, y sueña con dar muchas alegrías a la delegación, pero la más segura es ella, que además, es la primera en saltar a luchar, y se ve con muchas posibilidades en París.
Sus expectativas en París
Cerezo es bronce mundial y subcampeona olímpica en ejercicio, y en el Grand Palais de París llegará como la segunda favorita en su categoría, de menos de 49 kilos, por detrás de la defensora del título, la tailandesa Panipak Wongpattanakit. Aunque el inicio, a las 11 y 11 de este miércoles 5 de agosto, será más factible, y es que la primera oponente de la alcalaína, que disputa sus segundos Juegos con 20 años, será la uruguaya Sara Gripolli, de 19 años y única representante de su país en este deporte.
En su peso también compite la saudí Dunya Ali Abtuleb, primera mujer de su país que se clasifica para los Juegos en este deporte y que siempre se entrena con hombres por falta de compañeras de su categoría. Pero como grandes rivales, además claro está de la actual campeona, la tailandesa antes mencionada, destacan la turca Dincel Kavurat, que además va por su lado del cuadro y podría caerle en semifinales; y la china Guo Qing. Eso sí, si algo tiene este formato olímpico es que, a pesar de que es extremadamente difícil clasificarse, al entrar solo 16, permite que si coincide con un buen día del deportista, se puede lograr un hito. Aunque eso Adriana lo sabe muy bien tras Tokio.
Es favorita, lo sabe, y le gusta
En la previa a su competición, la de Alcalá de Henares destacó que le “gusta” que se la considere favorita al título, pues es mejor eso que si no la pusieran como candidata. “Es peor lo otro, que se diga que no tengo la menor opción de ganar. Es bonito. Agradezco y aprovecho toda esa energía y confianza que ponen en mí”. Además, tiene la seguridad del que sabe que puede lograrlo, puesto que no firma una medalla de plata, ya que se siente preparada para luchar por todo y mejorar su resultado de hace tres años.
Pero como todo el deporte de élite, y más en un caso como el suyo, que todo se juega en cuatro combates en un día, necesita que todos los factores le acompañen. “Tengo buenas sensaciones y solo queda levantarse el día de la competición con la chispa necesaria”. Además, a diferencia de en Japón, donde por el covid no hubo público en las gradas, esta vez, y aprovechando la cercanía de París con nuestro país, va a tener a un auténtico club de fans. “Creo que cuando salga a competir se va a caer el pabellón, por lo menos van entre 30 y 40 personas entre familiares y amigos. Será un momento único”.