Judith Rodríguez aseguró hace unos meses su presencia en los Juegos Paralímpicos de París 2024, en las modalidades de florete y espada, dentro de la esgrima en silla de ruedas. Esto supone que España va a volver a tener un representante en los Juegos Paralímpicos doce años después, ya que ni en Río 2016 ni en Tokio 2020 hubo deportistas. El último español fue Carlos Soler, actual seleccionador nacional. Para ver a la última medallista hay que ir hasta Pekín 2008, con Gemma Hassen-Bey.
Y esto es gracias a Rodríguez, quien ya practicaba esgrima a un buen nivel antes de perder una pierna en 2018 como consecuencia de un accidente de tráfico. Ella era una de las grandes promesas del deporte en nuestro país, pero tras el golpe que supuso la lesión, ha protagonizado una rápida progresión en la modalidad, en la que ya que ha logrado siete medallas internacionales en solo dos temporadas: dos bronces en el Europeo de 2024, otro en el de 2022 y cuatro metales más en diferentes pruebas de la Copa del Mundo.
Un accidente de tráfico y una ayuda vital
A la gallega le tuvieron que amputar la pierna derecha tras un accidente de tráfico el 10 de junio de 2018, precisamente cuando regresaba de competir, y es que ya había participado en Mundiales y Europeos a nivel junior y en Copas del Mundo absolutas. Pero aquel día, parecía que sus sueños se truncaban e iba a tener que decir adiós a su deporte.
Y durante un tiempo lo pasó mal, muy mal, también porque además de perder la pierna, le quedaron secuelas en el brazo derecho y tuvo que pasar por varias operaciones. Entonces no quería ni oír hablar de la esgrima en silla. Pero en ese momento recibió una visita que le cambió la vida, la de Desirée Vila, saltadora de longitud paralímpica y con una historia similar a la suya. Ella le abrió los ojos y la hizo reconectar con el deporte, hasta el punto de que probó la esgrima en silla de ruedas y se arrepintió de su reticencia inicial.
A partir de ahí, comenzó a competir en 2022 y en su primera Copa del Mundo internacional, en Sao Paulo, se proclamó campeona en espada, un gran cambio, ya que hasta entonces su arma era el florete. Y así acababa con una sequía de resultados internacionales para España que ya duraba 12 años. Y a partir de ahí el resto es historia, pues ha devuelto a España a unos JJPP, en los que aspira a lo máximo, y sobre todo, a convertirse en un ejemplo para los que vengan detrás de ella.
La medalla es una opción
Rodríguez llega a París como la cuarta mejor espadista del mundo y la sexta en florete, por lo que no es descabellado decir que tiene serias posibilidades de medalla y de subirse a un podio que anhela y que le puede hacer entrar en la historia del deporte paralímpico español. Y ella misma no lo esconde. “En el ranking estoy entre las primeras en las dos armas y la verdad no sería una locura pensar que pudiera alcanzar una medalla, hay rivales muy fuertes, pero voy a intentar dar el máximo que pueda”. Y es que soñar con una medalla “no sería una locura”, pero también reconoce que “hay que tener los pies sobre la tierra, ir asalto a asalto y ver qué tal va”.