La parte más cruel del deporte se hacía visible en la piscina mallorquina de Son Hugo. Jessica Vall conocía al acabar su prueba de 200m braza le dejaban sin billete directo a París y rompía a llorar desconsoladamente. Su tiempo de 2:23:93 se quedaba a sólo dos centésimas del 2:23:91 que otorgaba plaza para los Juegos Olímpicos. El vídeo de cómo se quedaba a las puertas por un suspiro, se hacía rápidamente viral.
@_ddeportesdani Las lagrimas cuando te quedas a dos centésimas de los Juegos. La sensación de Jessica Vall puede ser la peor del deporte #españa #natacion #deporte #jjoo #paris2024
Sus compañeras de calle rápidamente corrían a abrazarla para mostrarle el apoyo en unos momentos durísimos, para los que los deportistas de élite a veces no están tan preparados. Al dar por terminado su campeonato, Jessica Vall atendía a Artículo14. “Tengo una sensación muy amarga por esas dos centésimas. Fue un momento muy duro, pero a la vez bonito porque me sentí muy arropada que entiende de este deporte. En estas competiciones que son clasificatorias todos somos del mismo equipo y fue una pena no ser una más”. Vall había hecho una preparación exhaustiva para el campeonato de Mallorca, y en ese sentido, la satisfacción del trabajo bien hecho es un bálsamo en su decepción, “ahora estoy todo lo bien que se puede estar después de haber dado el cien por cien. Salió la prueba que yo quería”, declara Vall.
La nadadora catalana sabe que esta es la cruz de una moneda forma parte de su profesión, de la misma forma que ha ocurrido este fin de semana y en el mismo campeonato con Mireia Belmonte “Es una lucha, es my bonito estar con opciones de estar en los Juegos, el deporte es así, pero a veces es muy injusto”, se sinceraba Vall.
Una oportunidad en el horizonte
“Ahora no tengo mi billete pero he conseguido la mínima de consideración y los 200 braza la mínima era muy complicada, ahora mismo estoy la 17 o 18 del ranking mundial, para ir a los Juegos necesitas las mínimas A invitaciones para los que van sólo para relevos, y luego pues hay plazas que serían para nadadores con tiempos de mínimas que se llaman FIN B. Entonces tenemos que ver si recibo esa invitación para poder estar en París“, nos cuenta desde Mallorca la nadadora.
De otorgarse esa plaza, conoceríamos la decisión de la Federación Internacional de Natación en el plazo de unos diez o quince días.
Parar por querer ser madre
La historia de Jessica Vall está llena de contrastes. La nadadora catalana se enroló en la natación a una edad mucho más tardía que la que normalmente se presume para un deportista de élite.
Nadadora olímpica y bióloga, finalizó décima en los 200 metros braza en Tokio, los que eran sus segundos Juegos. Aquel 28 de julio, en el que tras una agónica semifinal en la que quedó sexta, finalizó la prueba mientras concluían también sus segundos JJOO. Después de cinco años entrenando sin descanso y con una pandemia de por medio, sintió que necesitaba darse un respiro. Quería además añadir un nuevo proyecto a su vida, había decidido ser madre. “Estaba en una edad en la que me propuse la maternidad y todo lo que eso conllevaba. No sabía si tenía que retirarme o podía seguir en el alto rendimiento“.
Para sorpresa de muchos periodistas de la zona mixta que estaban allí, Vall anunció sus planes en ese mismo momento. `Jessica Vall anuncia una pausa para ser madre´. En su club, el Sant Andreu la reacción fue muy buena .“Me apoyaron mucho, toda la gente de mi staff estaba preparada por si el embarazo ocurría”, comenta Vall a Artículo14.
Un caso que de haberse producido hubiese secundado al ejemplo de Ona Carbonell, aunque ninguna otra nadadora de velocidad lo había sido antes, salvo el de Nina Zhibanevskaya en 1999. Pero viendo que ese momento no llegaba, “vi que no me quedaba embarazada en un año y medio, y decidí parar de intentarlo porque se acercaban los próximos Juegos y quería intentar estar, por eso pospuse mi maternidad”.
Una vez que fue a por todas a por el objetivo olímpico, el camino tampoco ha sido fácil. Una batalla a contrarreloj para recuperarse de su lesión en el cuboide, el último trimestre ha sido de autentica locura. Pero todo merecía la pena para preparar esta clasificación a conciencia para estar en los que serían los terceros Juegos Olímpicos de su vida tras su experiencia en Tokio hace tres años y en Río hace ocho.
Ahora sólo falta esperar si finalmente la Federación internacional resuelve a su favor, para poder ver a Jessica Vall en las piscinas parisinas este verano junto al resto de la delegación española. “Ojalá” nos dice antes de despedirse. Se lo contaremos en este medio si eso ocurre.