Cuando el FC Barcelona salga este sábado al césped de Stamford Bridge para disputar la segunda vuelta de la semifinal de la Champions League, las jugadoras del combinado catalán experimentarán el extraordinario privilegio de ver las gradas del estadio principal del club londinense llenas para ver al Chelsea. El deseo de revancha tras la derrota en la final de la máxima competición europea hace tres años y la oportunidad de brindar el ansiado título que le falta a Emma Hayes, la entrenadora que ha convertido al equipo en el más laureado de la liga inglesa, han contribuido a que la hinchada más leal al norte del Canal de la Mancha materialice su ambición de ver el campo a plena capacidad.
El hito es el triunfo de la perseverancia y de una activa movilización. El conjunto londinense cuenta con una comprometida legión de fans que han sido testigo de la transformación del gabinete de trofeos de ‘the Blues’, como se conoce al Chelsea, desde su poco prometedor debut en la llamada Súper Liga de Mujeres (SWL, en sus siglas en inglés) contra las por entonces todopoderosas jugadoras del Arsenal. Las ‘Gunners’, el apodo de sus rivales en la capital británica, eran la fuerza dominante cuando la competición doméstica arrancó en abril de 2011, pero 13 años después, ningún aficionado al fútbol puede mirar al Chelsea Women por encima del hombro.
Stamford Bridge, el escenario de Champions
Campeonas consecutivas de los últimos cuatro campeonatos de liga y con seis en total en su haber, si había algo que las bases seguían observando con frustración respecto al Arsenal era su habilidad para llenar el campo del Emirates, con una capacidad de 20.000 asientos mayor que Stamford Bridge. Esta temporada es la primera en la que todos los partidos de la Champions han sido programados en el estadio principal y el encuentro contra el Barcelona representa, por tanto, el momento de oro para tratar de consolidar tendencia y abrir una nueva era para el Chelsea Women. Ganas no faltan, como tampoco el incansable activismo de seguidores que acompañan al equipo allá donde va.
La ‘chelseamania’ arrancó en 2014, cuando aún no había títulos, prueba evidente de la entrega de sus incondicionales, que comenzaron a serlo antes de que el club se convirtiese en la máquina de ganar que es en la actualidad. Ese año, un grupo de aficionados se reunieron, como contarían tiempo después, como “mero intento de ver si había alguien más ahí fuera que estuviese
interesado en el Chelsea Women, o en el fútbol femenino en general”. Transcurridos doce meses, se constituyeron de manera oficial bajo el nombre Grupo de Seguidores del Chelsea Women (CWSG, en sus siglas en inglés) y, poco a poco, profesionalizaron una plataforma que, a día de hoy, representa uno de los referentes del fenómeno fan en el fútbol femenino.
Su poderosa influencia no se le escapa ni a las jugadoras, ni a la propia Emma Hayes, de quien el CWSG reconoce “el tiempo y la gratitud que siente por los aficionados”, precisamente uno de sus fuertes como adiestradora, según los colectivos de entusiastas del club. Su reconocimiento de la importancia de las bases tiene su recompensa en la fidelidad que estas muestran en todos los movimientos del equipo, al que siguen a prácticamente cada partido.
Traslados subvencionados
Durante años, el coste de los desplazamientos se dividía entre todos los que viajaban, para mantenerlo lo más bajo posible, pero desde esta temporada, la marca sueca Lindahls, dedicada a productos de alimentación sin grasa y bajos en azúcar, subvenciona los traslados, lo que permite ir en autobús a todas partes para ver a las ‘Blues’ por tan solo 15 libras.
La ayuda que se brindan los grupos de apoyo es transversal, y no se limita a conectar a la red de fans, sino que también facilita información y logística, desde qué ocurre con sus jugadoras favoritas, a dónde se encuentran los aseos más convenientes. El objetivo es, fundamentalmente, “crear comunidad y un lugar donde todo el mundo se sienta a salvo y seguro”; destacan, ante todo, la “inclusión” y su tolerancia cero al bullying.
Foros como el CWSG son fundamentales también en coyunturas complicadas, como han sido los convulsos últimos años en los despachos tras la salida de Roman Abramovich, unas de las figuras más reconocibles de la batería de sanciones impuestas por el Gobierno británico a ciudadanos rusos por la invasión de Ucrania. La incertidumbre relacionada con su marcha puso en duda el futuro mismo de uno de los pesos pesados del fútbol inglés y sus seguidores se convirtieron en blanco de ataque por una situación que, en última instancia, les era ajena.
“In Emma we trust”
Para los hinchas del Chelsea Women, la crisis fue particularmente inquietante, ya que la historia del fútbol femenino evidencia que, lejos de estar garantizada, la financiación depende del dirigente de turno y si algo había garantizado Abramovich era pleno apoyo al equipo de mujeres, un aval que tuvo mucho que ver con la construcción del palmarés actual. De las meras cuatro victorias recabadas en los 14 partidos disputados en la primera edición de la SWL, en la que el combinado acabó tercero por la cola, el gigante que es hoy el Chelsea Women se comenzó a forjar tras el fichaje de Hayes para el banquillo en 2012, gracias, en parte, al total respaldo que la directiva le brindó para transformar a un equipo sin trofeos en el más galardonado de la historia del fútbol femenino en Inglaterra.
No es de extrañar, por tanto, la veneración que entre las bases genera Hayes, quien a final de temporada cruzará el Atlántico para ponerse al frente de las jugadoras de la selección de fútbol de Estados Unidos. Cánticos dedicados especialmente a ella y emblemas como ‘In Emma We Trust’ (“en Emma confiamos”), parafraseando el lema del dólar norteamericano, que reza ‘In God We Trust’, demuestran que este sábado, además de ir con un resultado en contra, el Barcelona tendrá que hacer frente al jugador número 12 más entregado de Inglaterra.