El fútbol femenino ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años, ganando cada vez más seguidores y admiradores en todo el mundo. Sin embargo, a pesar de los avances en términos de visibilidad y reconocimiento, persisten disparidades importantes entre el fútbol femenino y el masculino.
Una de estas diferencias entre el fútbol femenino y el masculino radica en el tratamiento de las camisetas de los jugadores. En este artículo, vamos a explorar el motivo por el que las jugadoras de fútbol femenino no pueden regalar sus camisetas, en contraste con la situación de sus contrapartidas masculinas.
¿Cuántas camisetas reciben las mujeres por temporada?
Salma Paralluelo celebrando un gol con la selección española
La disparidad en el tratamiento de las camisetas entre el fútbol femenino y masculino es evidente desde el momento en que las jugadoras reciben sus equipaciones. Mientras que las futbolistas femeninas reciben dos camisetas por temporada, la cantidad es significativamente menor en comparación con sus homólogos masculinos.
¿Cuántas camisetas reciben los hombres?
En el fútbol masculino, el número de camisetas que reciben los jugadores varía según el nivel del equipo y su estatus dentro del mundo del fútbol. Los clubes de Segunda División suelen proporcionar alrededor de 20 camisetas por temporada a sus jugadores, mientras que los clubes de élite como el Real Madrid o el FC Barcelona pueden entregar hasta 130 camisetas al año. En esa franja de 20-130 se mueve el fútbol masculino.
Esta diferencia marcada en la cantidad de camisetas suministradas al año revela una disparidad considerable entre el fútbol femenino y masculino en términos de recursos y atención al detalle.
¿Por qué hay tanta diferencia entre el fútbol femenino y el masculino?
Vinicius Jr. arenga a a los seguidores madridistas que están en las gradas (EFE)
La diferencia en la cantidad de camisetas suministradas entre el fútbol femenino y masculino refleja desigualdades más profundas en la financiación, la infraestructura y el apoyo institucional. A lo largo de los años, el fútbol masculino ha recibido una atención desproporcionada en términos de inversión y patrocinio, lo que ha llevado a un desequilibrio significativo en los recursos disponibles para ambos géneros.
Estas diferencias se manifiestan no solo en la cantidad de camisetas proporcionadas, sino también en áreas como los salarios, las instalaciones de entrenamiento y las oportunidades de desarrollo profesional. Todavía hay un largo camino por recorrer.
Además de las desigualdades financieras y profesionales, también existen barreras culturales y de percepción que contribuyen a la diferencia en el tratamiento entre el fútbol femenino y masculino. Históricamente, el fútbol ha sido visto como un deporte dominado por hombres, y las jugadoras han enfrentado estereotipos y prejuicios arraigados en la sociedad. Aunque el fútbol femenino ha ganado visibilidad y aceptación en los últimos años, aún persisten percepciones obsoletas que influyen en la forma en que se valora y se apoya a las jugadoras desde un prisma mediático y social.