La presencia de mujeres en la Fórmula 1, el pináculo del automovilismo mundial, ha sido escasa y objeto de un amplio debate. A pesar de que han pasado casi cinco décadas desde que una mujer compitió por última vez en una carrera de Fórmula 1, el debate sobre por qué las mujeres no están presentes en la parrilla de salida sigue más vigente que nunca. Y lo más probable es que no haga más que crecer en los próximos años.
La relación de las mujeres con la Fórmula 1
Desde su inicio en 1950, la Fórmula 1 ha visto solo a dos mujeres competir en carreras de Gran Premio. Ellas son Maria Teresa de Filippis y Lella Lombardi. De Filippis fue la pionera, debutando en 1958, y Lombardi la siguió en la década de 1970. Otras pilotos, como Divina Galica, Desiré Wilson y Giovanna Amati, intentaron clasificarse en diferentes Grandes Premios… Pero no tuvieron éxito. La última vez que una mujer participó en una sesión de clasificación fue en 1992.
El precio del dinero en el mundo del motor
El automovilismo es un deporte extremadamente caro. Los jóvenes pilotos deben contar con el respaldo económico necesario para ascender a través de las categorías inferiores antes de llegar a la Fórmula 1. Este requisito financiero es a menudo un obstáculo insuperable para muchas aspirantes. Especialmente, cuando las mujeres históricamente han tenido menos acceso a recursos financieros y patrocinios significativos.
Para competir en la Fórmula 1, los pilotos deben obtener una superlicencia, que requiere acumular puntos en series inferiores. Esta reglamentación, instaurada en 2016, plantea un desafío particular para las mujeres. A fin de cuentas, muy pocas compiten en las categorías que otorgan los puntos necesarios. Además, la experiencia en competencias relevantes es crucial, y las oportunidades para adquirirla son limitadas.
Los grandes desafíos de las mujeres
La exigencia física para manejar un coche de F1 es monumental. Aunque las mujeres han demostrado capacidad para competir físicamente, los vehículos no están diseñados teniendo en cuenta la ergonomía femenina. Esto puede conllevar un desajuste que afecte el rendimiento en competencias donde cada milisegundo es crucial.
Por otro lado, la cultura del automovilismo ha sido tradicionalmente masculina. Las percepciones sobre los roles de género han impedido que muchas mujeres consideren el automovilismo como una carrera viable. Además, la falta de modelos a seguir femeninos en las categorías más altas perpetúa la noción de que la Fórmula 1 no es un espacio para mujeres. Esto es algo que debería cambiar en los próximos años. Es la “pescadilla que se muerde la cola”, claro.
Las iniciativas para fomentar el cambio en la actualidad
En respuesta a estos desafíos, varias iniciativas están en marcha para fomentar la participación femenina en el automovilismo. Entre ellas, destacan la W Series, una categoría de monoplazas exclusivamente femenina que ofrece a las pilotos la oportunidad de competir y ganar experiencia en igualdad de condiciones. Además, algunos equipos de F1 han establecido programas para desarrollar talento femenino desde el karting hasta categorías superiores.
Equipos como Alpine y Ferrari han lanzado en los últimos años proyectos específicos destinados a promover el talento femenino en el automovilismo. Alpine, por ejemplo, estableció el programa RAC(H)ER, que apuntaba a llevar a una mujer a la Fórmula 1 durante la próxima década. Ferrari, por su parte, ha incluido a mujeres en su prestigiosa academia de pilotos. Esto podría aumentar las posibilidades de ver a una mujer compitiendo en F1 en el futuro.