Historia de

Enriqueta Basilio, la primera mujer que encendió el pebetero olímpico

La atleta mexicana marcó un antes y un después en la historia de los JJOO al protagonizar el encendido del pebetero en los JJOOO de 1968

Una de las mujeres que siempre serán recordadas por haber sido una de esas “primeras de” es Enriqueta Basilio Sotelo. El haberse convertido, en 1968,  en la primera mujer en encender el pebetero olímpico le hizo entrar en ese particular club de pioneras. Un año antes ya había roto los esquemas de muchos al haberse proclamado Campeona Nacional en 80 metros vallas.

La atleta mexicana nació en Baja California en 1948, y con veinte años, en los Juegos Olímpicos de México 68, protagonizó un momento para la eternidad, cuando en los primeros JJOO organizados en America Latina, subió las escalinatas de un abarrotado Estadio Olímpico Universitario para protagonizar el momento estrella de toda ceremonia de apertura de los JJOO. “Fue impactante ver como todo el mundo coreaba México y mi nombre, me sentí muy orgullosa”, recuerda Basilio.

Así recordaba Enriqueta ese momento, cuando fue seleccionada para una labor hasta entonces reservada a los hombres. “Eduardo Hay, entonces presidente del Comité Olímpico Mexicano (COM), le dijo a Pedro Ramírez que tenía a la mujer indicada y esa era yo, pero yo no me lo imaginaba en ese momento”, recordaba Queta como la llamaban entre amigos.

Eduardo Hay supo ver la necesidad de que los kilómetros que había que recorrer con una antorcha de unos dos kilos de peso, más las 93 escalones que subir con la antorcha debían recalar en una deportista de élite. A partir de ese momento su nombre pasó a la historia del olimpismo mundial.

“Al poner el pie en el primer escalón, me bloqueo completamente. Mi concentración era total, no escuchaba ningún ruido ni veía a la gente que estaba tan cerca de mí en la tribuna”, narraba Basilio. “Llegué arriba y vi la espectacularidad de los volcanes y el estadio, y entonces encendí la llama de la paz”.

Una de las anécdotas que narra la mexicana en este documental es cómo durante el ensayo la antorcha le ardía tanto que tuvo que tirarla al suelo. Eso hizo que se la recubriesen con una piel para que el día de la ceremonia pudiese aguantar el calor en su mano.

Galardonada por su trayectoria

Su contribución a la lucha por la igualdad le valió varios reconocimientos, en 2004, fue honrada con el Premio Nacional del Deporte de México, y en 2016, fue reconocida en la lista de los “100 mejores atletas” de la historia olímpica

“En estos días es difícil depender de un hombre. Debemos ser iguales” eran las palabras de una emocionada Enriqueta Basilio en el año 2018, cuando acudió de nuevo al lugar donde había protagonizado el momento del pebetero, ya con 70 años. Así lo recogía “Memorias Imborrables” un video documental que dejó para la memoria histórica las reflexiones de Enriqueta Basilio.

Octubre marcaría un principio y también un final. Porque el 12 de octubre del 68 dejó una fecha para el recuerdo y también en octubre de 2019, Enriqueta falleció en un estado avanzado de párkinson, también en el más absoluto olvido nacional. El Comité Olímpico Mexicano comunicó su deceso de manera escueta y sin dar explicaciones, sin embargo hoy Enriqueta Basilio es uno de los nombres imprescindibles cuando repasamos la contribución de las mujeres a  la historia del deporte y de los Juegos Olímpicos.

 

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