Deporte femenino, comentarista mujer. Esta es una máxima y un binomio común que se da en las retransmisiones de deportes femeninos.
Lo vemos en la Liga F, en los partidos de la Roja de Montse Tomé, en la gimnasia rítmica, en los torneos WTA, la vuelta ciclista, en la sincro… Parece que esas analistas, periodistas y comentaristas están más capacitadas cuando trabajan en competiciones protagonizadas por mujeres aunque el deporte del que son expertas se juega igual, con las mismas reglas que el masculino.
Ana Salas, extenista, exentrenadora, y exdirectora técnica de la federación madrileña, es una de las pocas mujeres en el panorama actual que trabaja comentando tenis tanto de mujeres como de hombres. Hace nueve años recibió una llamada de Miguel Ángel Calleja para proponerle incorporarse al equipo de Movistar+ de Wimbledon, “En un principio empecé haciendo partidos de tenis femenino, pero al cabo de dos años, otro compañero, Juan Antonio Mielgo me preguntó: ¿Te atreves con el masculino?, mi respuesta fue un sí rotundo. Ahora hago indistintamente masculino y femenino, casi más partidos de ATP”. Nos comenta desde la Caja Mágica en un hueco que nos ha sacado entre partido y partido del Mutua Madrid Open.
“En las retransmisiones deportivas la imagen de un hombre está más valorada”
Ella misma es consciente de que su caso no es muy común, de hecho podríamos decir que es un rara avis, “como todo en la sociedad estamos todavía en lo mas profundo tenemos estereotipos, es un proceso que tiene que pasar, que veamos normal que alguien que aunque sea mujer y entienda el tenis masculino”. Cuando le da la vuelta a la situación, nos muestra un panorama muy diferente. “Al revés sí que lo dan por válido. Que un hombre aunque no haya jugado el tenis, se da por hecho que lo entienda y que lo puede comentar de sobra. La imagen de un hombre está más valorada”.
“Pasa también con las mujeres entrenadoras. Ves a un hombre que no ha sido tenista, que no tiene bagaje y que se confía más en él que en una mujer que ha sido jugadora, entrenadora, preparada. Por el hecho de ser hombre tienen una categoría que a la mujer le cuesta muchísimo ganársela”, reflexiona.
“Quizá la diferencia es que como hay mas fuerza física y un nivel mas avanzado por la cantidad de años que lleva el tenis poniendo recursos al masculino, quizá hay mas nivel y por eso es más complejo de comentar, pero no por ello más apasionante, eso desde luego. Estoy agradecida a los jefes de Movistar+ por dar prioridad a que comente el masculino”.
Las quejas de las tenistas por el trato desigual
Ana Salas, quien es directora de un torneo en Valencia ATP y WTA 100, también opina sobre las reivindicaciones de las tenistas del cuadro femenino en cuanto a horarios “Es que eso se ve mucho. La visibilidad y las expectativas de las televisiones alteran el orden de juego. A veces, se cometen estas faltas porque no se dan cuenta, así que las tenistas hacen muy bien en quejarse, seguro que ha sacudido conciencias”.
“No nos ayuda nada pretender cosas que no son reales”
Cuando le preguntamos por el futuro y la posibilidad del cambio, Salas opina, “esto es difícil de cambiar y cambiará generación tras generación con proyectos como el vuestro y con el trabajo de las mujeres. A veces pienso en como hacer mas efectiva esta lucha y no nos ayuda nada pretender cosas que no son reales. No vendemos igual, tenemos que ser realistas. Pero diferenciando las empresas privadas de las instituciones. En el momento en el que el dinero es público entonces tienes que favorecer la igualdad. Tenemos mucho por hacer todavía”.
Durante las dos semanas de Mutua Madrid Open han podido escuchar los comentarios de Ana Salas en el despliegue que ha hecho Movistar + en el marco del torneo español más importante del año. Junto a Miguel Angel Calleja, Ainhoa Arbizu, Álex Corretja, Jose Antonio Mielgo, Borja Zugadi, Silvia Soler, Enrique Pastor, Ingrid Gayo, Victoria Collantes, Tincho Rodríguez y Roberto Carretero entre otros compañeros desplazados en la Caja Mágica, Ana Salas ha encontrado el lugar donde saber de tenis no tiene género.