La temporada tenística es una de las más largas en lo que a los grandes deportes se refiere, ya que arranca a principios de enero (un incluso en los últimos días de diciembre) y finaliza bien entrado noviembre, es decir, salvo cuatro o cinco semanas al año, el resto se está compitiendo. Esto es muy bueno para los fanáticos, porque siempre o casi siempre tienen partidos para ver y pueden seguir muy cerca las andanzas de sus ídolos. Sin embargo, para los tenistas no es ni mucho menos tan fácil, ya que están siempre en alerta y jugando, sin apenas tiempo para el descanso, lo que les complica sus vidas, aunque muchos han encontrado la forma de solventarlo, formando sus familias en torno a este deporte tan demandante.
Porque sí, hay muchos jugadores que se quejan de los abusivos calendarios que les obligan a estar todo el año viajando sin parar, de continente en continente y sin apenas pasar por casa, lo que genera muchos problemas. Uno de los aspectos que más se complican es el de la familia, pero no son pocos los que han encontrado la forma de solventarlo, encontrando el amor en el circuito. Hay muchos ejemplos a lo largo de la historia de amor entre tenistas, siendo un ejemplo el de Andre Agassi y Sttefi Graff, quizá el más icónico, pero hay muchos más.
Cada vez más ejemplos
Con el auge de las redes sociales cada vez son más las parejas que se forman en torno al circuito, o quizá no más, pero si más públicas. El paradigma de estas es sin duda la que hacen Stefanos Tsitsipas y la gran referencia del tenis femenino español, Paula Badosa. El ateniense y la catalana se dejan ver por el circuito y pese a sus idas y venidas, como una ruptura hace unos meses, se han convertido en un ejemplo de llevarse el trabajo a casa.
Paula Badosa, pareja de Stefanos Tsitsipas durante la semifinal del Masters 1000 de Pekín
Pero no son los únicos, por ejemplo, el número 1 del mundo, Jannik Sinner, también se enamoró en las pistas, ya que sale con la jugadora rusa Daria Kasatkina, y cada vez que pueden están el uno animando al otro en sus partidos. O por ejemplo, Elina Svitolina y Gael Monfils, otra dupla ya consolidada, que ha pasado por el altar y ha tenido descendencia hace muy poco. Pero a ese grupo de las parejas casadas se va a sumar muy pronto otra que acaba de anunciar su compromiso, la que forman Álex de Miñaur y Katier Boulter.
De Miñaur y Boulter, un amor entre raquetas
El australiano, número 9 de la ATP y la británica, 24ª raqueta de la WTA, van a contraer matrimonio muy pronto después de que anunciaran al mundo que tenían “un pequeño secreto” que contar, que no era otro que van a pasar por el altar para oficializar su unión para siempre. A los 25 años de él y los 28 de ella ya llevan mucho tiempo juntos y este es solo el siguiente y lógico paso para certificar un amor que se dio entre raquetas y que va a permitirles seguir compartiendo su vida mientras viajan por el mundo buscando los éxitos que hasta ahora han logrado, sobre todo él, uno de los fijos de las listas de mejores jugadores del mundo.