El deporte femenino ha tenido muchos casos de mujeres que por sus condiciones físicas superiores a la media han acabado denostadas y marginadas del máximo nivel, además de vilipendiadas públicamente. Hay casos muy famosos como Casper Semenya, que estaba destinada a marcar una época en el atletismo; o más recientemente Imane Khelif en el boxeo de los Juegos Olímpicos de París. En ambos casos se debía a una variación cromosómica que simplemente les da más fuerza física y varía algún rasgo hormonal, pero son mujeres y como tal deben competir. Pero no son los únicos caso, de hecho hay uno en el fútbol femenino que ahora ha saltado a la palestra, el de Barbra Banda.
Banda es una delantera zambiana que juega en el Orlando Pride de la WMSL, la mejor liga del mundo, y que pagó una cantidad récord por ella hace unos meses, después de que triunfara en el Shanghai Shengli chino, donde se ha convirtió en una de las mejores delanteras del mundo, como atestiguaban sus 22 goles en 24 partidos, pero su vida ha sido muy diferente de como estaba estipulada.
De hecho su pasado viene de España, donde se formó en el EDF Logroño, con el que entre noviembre del 2018 y enero del 2020, Barbra marcó 16 goles y repartió 10 asistencias en 28 partidos en el conjunto riojano, a partir de ahí se fue a China, pero todo cambió en 2022, cuando estuvo muy muy cerca del Real Madrid, pero ahí empezó el calvario. Y es que Banda, que siempre ha destacado por un portento físico, fue marginada del fútbol por unas pruebas de género.
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— Orlando Pride – x (@ORLPride) September 21, 2024
Un resultado anómalo casi le cuesta la carrera
Tenemos que irnos dos años atrás, hasta el verano de 2022 cuando se iba a disputar la Copa de África, en ese momento era cuando bullía su llegaba al equipo blanco, pero tenía un compromiso con Zambia. Sin embargo, en unas pruebas de género, que han sido denunciadas por el Observatorio de los Derechos Humanos, llegó el problema. Y es que la organización del torneo dejó fuera la estrella alegando “razones médicas”., No obstante no quedó claro hasta que llegó la BBC y publicó que la habían expulsado “tras no haber superado los controles de género a los que fue sometida para establecer su nivel hormonal”.
El medio británico fue más allá y explicó que la futbolista fue convocada por la selección zambiana tras “haber consumido fármacos para reducir su nivel de testosterona”. Finalmente no pudo jugar en el torneo africano y su fichaje por el Real Madrid se fue al traste, aunque con el paso de unos meses, pudo demostrar que no era culpable de nada más que de tener unos niveles hormonales diferentes, y aún con la sospecha sobre sí misma, siguió adelante.
Una nueva vida
Una vez solventado el problema mantuvo su nivel en China y llegó al Mundial de 2023, donde volvió a tener problemas, esta vez tras ser muy partícipe en la victoria zambiana ante Alemania por 2-3 en la que marcó un doblete y los medios alemanes se cebaron con ella, volviendo a lo que pasó un año antes. No obstante, se defendió y siguió jugando al máximo nivel. De hecho, este año firmó el contrato de su vida con el Orlando Pride de la WMLS, donde sigue goleando y es una de las mejores de su puesto en todo el planeta fútbol. Además, vamos an oír hablar mucho más de ella, porque solo tiene 24 años.