Cuando hoy hace 40 años Nawal el Moutawakel (Casablanca, 1962) cruzó primera la meta parando el crono en 54,61 en la prueba de 400 metros vallas de los Juegos de Los Ángeles 1984, no podía imaginar que se estaba convirtiendo en todo un icono para las mujeres africanas. “Cuando miré hacia atrás y vi que era la primera, no podía creerlo”, declaraba la atleta en una entrevista posterior a su prueba.
8 de agosto de 1984
Aquel 8 de agosto, la atleta marroquí, portando el dorsal 272, rompía todas las quinielas ganando una prueba sin ser ni mucho menos la favorita. Sin embargo Nawal liderando la carrera de principio a fin, se colgaba un oro que además de ser el primero para una mujer de su continente también era la única medalla olímpica hasta la fecha de una mujer islámica y la primera persona en competir en los JJOO en representación de Marruecos. Orgullosa de su nación, tras ganar la carrera se acercó a la grada para portar una bandera de Marruecos, con la que dio la vuelta olímpica saludando con lágrimas en los ojos hasta la ceremonia del podio.
Por si todos esos logros fuesen pocos, ella era además la primera vez también que esa prueba se corría en la categoría femenina. Abrió puertas a otras que llegaron tras ella, como fue el caso de la argelina Hassiba Boulmerka o la siria Ghada Shouaa, ambas campeonas olímpicas.
Los inicios de una campeona
A los 15 años Nawal el Moutawakel comenzó a demostrar dotes para la velocidad, y a través de su entrenador,Jean François pudo desarrollar sus cualidades a pesar de su corta estatura. Pero lo que llamó la atención del que sería su futuro entrenador en Iowa, fue su sorprendente en 1982 tanto en 400 m vallas como en los 100 m lisos. Así fue como fue becada para estudiar en la Universidad Estatal de Iowa y convertir su vida en la de una deportista de élite.
Su impresionante actuación en los Juegos de Los Ángeles, le convirtió en un icono para el deporte árabe. El rey marroquí en su honor decretó que el 15 de abril, su fecha de nacimiento, todas las niñas que naciesen en Marruecos se llamasen El Moutawakel como ella. Hoy es una auténtica fuente de inspiración para las mujeres árabes.
A partir de su retirada, tan sólo tres años después del oro olímpico, Nawal se dedicó a trabajar por el desarrollo de la mujer africana en el deporte, así lo ha hecho hasta hoy. En 1995 comenzó a ser miembro del Consejo Directivo de la Federación Internacional de Atletismo y en 1998 del Comité Olímpico Internacional. En los puestos directivos de las asociaciones deportivas su relevancia es igual o mayor de lo que fue como atleta, y además de ser miembro fundador de la prestigiosa Fundación Laureus, también pertenece a la FIFA. Dentro del COI, es actualmente vicepresidenta, y su labor ya está centrada en la organización de los próximos JJOO en 2028 precisamente en la ciudad que le vio subir a lo más alto del podio hace ya 40 años.