Llegó el momento. Después de tres años de máximo esfuerzo ahora toca “volver a hacer lo que sabemos para estar en una final olímpica” nos comentaba antes de los JJOO Alejandra Quereda, la seleccionadora nacional de Equipo Nacional de gimnasia rítmica. Nadie quiere hablar de medallas, quieren hablar de hacer bien su trabajo. “Repetir lo que hicimos en el europeo, clavar los dos enteros para pasar a la final y ahí volverlos a clavar”, nos decía con su sonrisa perenne Inés Bergua durante un entrenamiento en el CAR en junio.
El cambio de ciclo en el conjunto de la gimnasia rítmica llegó tras la plata de Río 2016. El famoso “equipaso” que tantas alegrías había dado al deporte español se retiraba. Un quinteto que miró de tú a tú a la todopoderosa Rusia en el tapiz carioca con su ejercicio de mazas y aros (mixto) y cintas.
La propia seleccionadora Quereda, era la capitana de ese conjunto que integraba también Lourdes Mohedano, Elena López y Sandra Aguilar, que habían quedado en un amargo cuarto puesto en Londres 2012. Se unió a ellas para el siguiente ciclo olímpico Artemi Gavezou, y juntas devolvieron en Río a la rítmica española una medalla olímpica que no se cosechaba desde Atlanta 1996.
Transición al conjunto actual
Para relevar a las cinco medallistas, la Federación que dirige Jesús Carballo se puso manos a la obra. Con Quereda al frente había que formar un nuevo conjunto senior. Una vez retiradas las gimnastas integrantes del “equipaso” se formó un nuevo conjunto dirigido por Sara Bayón y Anna Baranova (actuales seleccionadoras del equipo francés, que estarán también en estos Juegos) aunque desapareció cuando se produjeron los cambios en el equipo técnico. Fue ahí cuando tomó las riendas Alejandra Quereda que ya era entrenadora de las gimnastas individuales.
El proyecto tenía su base en el conjunto junior más laureado y con mejores clasificaciones, que se había iniciado en 2018. Integrando a Mireia y a Salma que eran individuales se creó este quinteto actual.
Los frutos llegan ahora, tras no conseguirse la clasificación en Tokio 2020. Ocho años después de los Juegos de Río, hay opciones. Lógicamente, en deporte, y más en unos Juegos, todo puede volver a pasar, pero si nos basamos en los resultados que se han ido consiguiendo en los últimos meses podemos soñar en grande.
Juventud en el nuevo ciclo
El conjunto formado por Inés Bergua (la capitana), Ana Arnau, Patricia Pérez, Mireia Martínez y Salma Solaun destaca por su compromiso, también por su juventud. Todas nacidas en 2004 y 2005, la mayor tiene 20 años. Empezaron siendo niñas, con doce y trece, todas promesas de la rítmica española y todas se reunieron en el presente ciclo olímpico en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid bajo las órdenes de Ana María Peláez y la propia Quereda.
En 2022, este conjunto de gimnasia fue el primer equipo español en clasificarse para los Juegos de París, fue tras el Mundial en Sofía donde sellaban su pase en lo que Bergua nos contaba que había sido “el mejor día de mi vida hasta ahora”. Tras ese tempranísimo billete a los JJOO, llegaron las dos medallas de Valencia, y el oro en Bakú, y en el pasado europeo de Budapest con oro en la final por aparatos y plata en la general con dos enteros de ensueño.
Con el ejercicio de cinco aros, el quinteto nos quiere hacer ver una historia, la suya propia en la que han pasado de niñas a mujeres. La primera posición simula una bata de cola de un vestido español y que hace el paralelismo con la propia madurez que han ido alcanzando desde que entraron como niñas en el CAR hasta su puesta de largo en el pabellón parisino.
El mixto, de cintas y pelotas, reivindica las ganas de paz que tiene el mundo. Al son de `Imagine´ de John Lennon, y dibujando una primera figura de símbolo de la paz, el ejercicio irá recorriendo las guerras y el caos para llegar a un abrazo final que representa la unidad, la amistad y el compañerismo, valores también que representan los Juegos Olímpicos.
Las grandes favoritas serán las italianas, las israelíes, las búlgaras y las españolas. Con permiso, eso sí de China, entrenadas por la exgimnasta rusa más laureada de la historia. De hecho la ausencia de Rusia y Bielorrusia hará de esta una competición diferente y con más opciones de medallas olímpicas para selecciones menos habituales.
Mañana nos pueden hacer tocar el cielo con una medalla olímpica, que a pesar de su juventud tendra la madurez del trabajo, el sacrificio y el amor por la rítmica.