En la séptima jornada del juicio a Luis Rubiales celebrado en la Audiencia Nacional, hemos podido escuchar los alegatos de Ángel Chavarría, el abogado de Jenni Hermoso, de María José López abogada de AFE, y de la abogada de Rubiales, Olga Tubau. La letrada catalana ha puesto sobre la mesa en su alegato las razones en las que basaba la defensa del que fuera presidente, poniendo el foco en cómo se mostró públicamente Jenni Hermoso en los momentos posteriores al beso.
La abogada ha defendido que en el vídeo del vestuario, prueba en este juicio, se veía “buen humor, alegría y cierta euforia”. “Puede no haberle gustado el propio contacto físico en ese escenario o la repercusión inmediata que tuvo en España y en otras partes del mundo ese beso”, pero eso -ha subrayado- “no invalida el consentimiento, ni convierte esa conducta en un delito”, proseguía Tubau. También ha puesto en duda que la jugadora estuviese en “shock” cuando recibió aquel beso, como sostienen las acusaciones, cuando el rechazo debería ser “instantáneo”. “Te dan un beso que no has querido y te da asco, ¿y te despides con dos palmadas en los costados (…) y una sonrisa?”, ha cuestionado.
Para la letrada, el comportamiento de Hermoso no es “coherente” con el “sufrimiento” de una víctima de agresión sexual, que no está “extrañada ni sorprendida”, sino “indignada”, “furiosa” o “abatida”, afirmaba en sede judicial.
Los expertos responden
La víctima parece, debe tener un comportamiento que se ajuste al imaginario colectivo. Así lo explica para este medio la experta Noemí Álvarez Boyero, licenciada en Psicología y directora de Itipa: “No debería existir un perfil de víctima porque volvemos a poner el foco sobre la mujer, sobre qué está haciendo mal, igual que hacíamos antes cuando pensábamos que podía influir en la agresión la ropa que llevaba puesta, el beber alcohol o el dar pistas de que vive sola. De alguna forma es continuar con esa discriminación”, asegura.
En esta misma línea se expresaba también la fiscal, Marta Durántez. “Estamos en el año 2025 y, como fiscal, me produce cierto rechazo, tanto con la ley como la jurisprudencia existente, tener que preguntar a la víctima de una agresión sexual por qué se reía o por qué celebró algo“. Un alegato que ayer tuvo mucha repercusión precisamente por atender ampliamente a la perspectiva de género, derribando todos los estereotipos machistas en los que abunda Tubau. Tal como lo observaba este jueves Isaac Romero, “ha hecho un poco de activismo feminista, lo cual me parece súper importante” comentaba sobre el alegato de la fiscal.
El comportamiento del agresor
Olga Tubau ha confiado la defensa de Luis Rubiales en tratar la actitud del acusado como una “manifestación de alegría incontrolable“, un “beso de amigo eufórico” que pudo ser un error, pero no un delito: “¿Estamos ante una conducta inadecuada? Sí. ¿Delictiva? No”, afirmaba la abogada pidiendo su absolución. En este sentido, también el abogado de Hermoso ha querido incidir en su alegato, esta “metedura de pata” de un hecho que “no debería haber ocurrido” confirmaba Chavarría.
“No podemos confundir el pecado y el delito, es decir, lo social y moralmente reprochable con lo penalmente condenable”, ha aseverado una Olga Tubau crítica con las acusaciones por intentar presentar a Rubiales “como un delincuente” al aludir a otra causa que tiene abierta por presunta corrupción en la Federación.
En su informe final en el juicio donde su representado afronta una petición de dos años y medio de prisión, Olga Tubau ha basado su tesis absolutoria en “dos pruebas”: la pericial en lectura de labios que concluyó que Rubiales pidió a la jugadora “un besito” -y que no analizó la respuesta de Jennifer Hermoso porque no se podía ver- y un vídeo de las internacionales tras el partido comentando el beso.
Ante dos “versiones contradictorias” de lo sucedido, Tubau ha intentado también sembrar la duda, y ha recordado que las pruebas en el juicio pueden generar “fisuras” en la declaración de una víctima. Estas pruebas periciales que tanto para la fiscal como para la defensa de Hermoso no pueden ser válidas dada la no titulación del perito y la “incapacidad de éste de leer los labios del juez de instrucción”.
Sobre las coacciones
Olga Tubau, que ha garantizado que las defensas no tratan de revictimizar a Jennifer Hermoso, sino de intentar preservar el derecho de defensa de los acusados, ha tratado también de combatir la acusación de que Rubiales coaccionó a la jugadora para que dijese que consintió el beso.
“Coaccionar no es pedir, insistir… No es ser pesado”, ha defendido la letrada, al señalar que lo relatado por Hermoso “no es coacción”, un delito para el que es necesario “compeler a efectuar” lo que no se quiere empleando para ello “una violencia física o moral”.
Y ha criticado que la Fiscalía hablase de “omertá” en la Federación, en “una clara referencia a prácticas mafiosas”.