COLOQUIO

“Las madres deportistas cargamos con mucha culpa”

Reflexionamos con seis mujeres del mundo del deporte sobre los principales escollos y retos que supone la maternidad en las deportistas de alto rendimiento. "Para muchas significaba el fin de su carrera", nos explican

Uno de los grandes retos del deporte de élite es el conseguir que la conciliación con la vida familiar sea una realidad. A través de diversas voces del mundo del deporte, situamos en qué presente nos encontramos, qué retos nos faltan por conseguir, y cual sería el futuro ideal cuando hablamos de maternidad y deporte de alto rendimiento.

Las tres atletas olímpicas que estuvieron en los pasados Juegos de París Bego García, Jessica Vall y Marta Arce nos brindan su visión de la maternidad en el deporte de alto rendimiento.

En cuanto al fútbol son Amanda Gutiérrez, presidenta del sindicato FUTPRO y la directora deportiva del Betis, María Pry, se sumaron también a nuestro coloquio para aportar la visión de lo que el mundo del fútbol femenino necesita a día de hoy.

Por último, aportamos también la visión de las cifras a través de la profesora de sociología de la UNED, Beatriz Mañas responsable de un estudio sobre la maternidad entre más de 200 deportistas de élite.

La renuncia

Uno de los conceptos que más repiten cuando abordamos la maternidad en el deporte de élite es el de la renuncia. Bego García, representante de la selección española femenina de hockey, supo que estaba embaraza a pocas semanas de ir a los Juegos de París, para los que había estado dedicada cuatro años de ciclo olímpico. Decidió que sería uno de los secretos mejor guardados. Hoy su hija tiene apenas tres semanas cumplidas, quizá la primera atleta olímpica española que lo es antes de nacer.

“No sabía como iba a afectar ese embarazo a mi rendimiento, decidí esperar a ver como reaccionaba mi cuerpo. En año olímpico tuve muchos partidos previos a los JJOO, y por tanto muchas oportunidades para probarme. Si yo no era capaz de seguir a mi rendimiento habitual, me hubiese echado a un lado para centrarme en mi embarazo. Tenía esa incertidumbre de no saber cómo iba a estar al día siguiente”.

De esa renuncia sabe mucho Jessica Vall. Tras competir en Tokio 2020 quiso parar para buscar construir un proyecto familiar. “La idea de formar una familia es una decisión en pareja. Intente ser mama llega un momento que si no llega, tuve que tomar una decisión, la de renunciar a seguir intentándolo. Decidí ir a París”.

“Me dio más miedo que a mis compañeras y prioricé París”

“Creo que son decisiones difíciles. Hay mucha falta de información. Retrasar la maternidad cuatro años luego puede implicar tener problemas para serlo, esa información es muy importante. Los métodos de entreno, la investigación, hace que las carreras de los deportistas se alarguen mucho más y eso es muy bonito pero al final la biología es la biología y estamos diseñados para formar familias que a nivel sociedad no lo concebimos. Yo siempre reclamé un poco a la federación si había algún protocolo para volver lo más rápido posible”, nos cuenta la nadadora.

Calendarizar a los hijos

“Tu puedes querer ser madre y no ser madre cuando quieres, en el mes que a ti te viene bien. Muy confiada de mmi después de haber tenido un bebé justo después de Pekín me vino calendarizado perfecto para disputar Londres. Y no fue así.

“Las ayudas tienen una vida corta, los niños a los 3 años parece que se acaban”

Cuando se quedó embarazada, su cuerpo cambió mucho. “Por muy bien que hayas terminado, para el cuerpo es un trauma grande. No es como lesionarse, pero se podría parecer muchísimo. Es un palizón”, recuerda Marta. Tuve a un chiquitín y fui madre a Londres, ese fue el ciclo más cómodo y estaba dentro del plan ADO.

“Las ayudas tienen una vida corta, los niños a los tres años parece que se acaban. Conciliar teniendo tres fue duro”, reflexiona la cuatro veces medallista. Con dos hijos menores una tomó una decisión distinta al primero. “La de no sacrificarles a ellos. En judo normalmente se entrena por la tarde, son horas de cuentos, cenas, baños… fue un ciclo muy bonito porque yo podía pasar mucho tiempo con ellos, pero al empezar los coles la cosa cambia porque no los veía. Llevaba mucha culpa conmigo, por ser mala madre, porque no has visto el grupo de whatsapp, porque te pierdes una función porque estás compitiendo en Georgia”, explica.

“La mujer deportista, aunque va mejorando desde un punto de vista social, parece que te estás yendo de vacaciones. La percepción del entorno social, eso me ha resultado duro. Estar no estando. Luego he tenido la super suerte de París de salir del combate y abrazar a mis pequeños. Fue muy bonito compartiéndolo con tus hijos”, explica Arce sobre su maternidad.

“En 2004 impensable, en 2008 también y casi si me apuras en 2016 cuando me incorporé mi hija tenía 10, 11 meses, tuve que alargar la lactancia porque ella tenía una intolerancia a la proteína de la leche y aunque lo intenté era incompatible hacer judo y dar el pecho. Era insoportable el dolor“.

Aunque ahora hay muchos avances en maternidad y deporte de élite, ella no lo vivió así. “En el ambiente del equipo donde yo estaba hubiese sido inconcebible que yo trajera a mi lactante a una concentración”.

El fútbol femenino

Amanda Gutiérrez, que confiesa “que si ser directiva y madre es complicado, no me quiero imaginar siendo deportista”. En el fútbol el hecho de que las jugadoras sean trabajadoras por cuenta ajena de los clubes les facilita, con el nuevo convenio hemos ido un paso más. En el anterior sólo había una clausula de maternidad, permitía que te pudieses quedar embarazada en tu último año de contrato. En este segundo convenio queríamos garantizar que pudieran volver, porque ellas quieren volver cuanto antes“.

El convenio incorpora mejoras sustanciales como haber “habilitado salas de guardería en los campos de entrenamiento y salas de lactancia”, explica Gutiérrez. “Y lo más importante era el el
el que la jugadora pueda tener personal titulado y especializado en suelo pélvico para tanto el embarazo como en el posparto”.

Además hemos hecho un acuerdo con la liga en donde se adaptarán centros especializados para que las futbolistas embarazadas puedan seguir ejercitándose. La idea es ir mejorando conociendo cada caso, porque hay muy pocos y se pueden ir estudiando uno a uno.

Maria Pry fue la primera profesional en un banquillo español (hombre o mujer) en cogerse una baja por nacimiento del menor. No fue sencillo. Su mujer era la segunda entrenadora del Madrid CFF, compartiendo con ella un proyecto profesional que habían asumido con ilusión. “Queríamos ser madres y nos llegó en nuestro mejor momento profesional, pero decidimos no anteponer más el fútbol a la vida personal. Nos teníamos que casar porque si no, Ana era la madre pero yo tenía que adoptar a mis hijos. Ana se quedó embarazada de trillizos, ella se cogió la baja pronto y yo tenía claro que quería estar al lado de mi mujer y yo quería disfrutar de ese permiso, fui la primera entrenadora o entrenador que se había cogido esa baja”, explica Pry.

Los datos

Cuando echamos un vistazo a los datos, sólo nos confirman lo que los testimonios cuentan. Desde Sociología de la UNED, Beatriz Mañas aportaba en este coloquio su estudio recogiendo cualitativa y cuantitativamente las impresiones de 200 deportistas. La edad de las deportistas para ser madres se retrasa seis años en comparación con las mujeres españolas, de veintisiete años a treinta y tres.

Mañas nos explica, “para muchas de estas mujeres la maternidad significaba el fin de su carrera“, entre otras cosas porque “para el 46% de ellas significaba compatibilizarlo con otra actividad profesional”, explica.

En su estudio sobre maternidad en el deporte, Mañas recogía también el desconocimiento de las ayudas de conciliación, sólo el 11% eran conocedoras de dichas medidas.

Los debes

Hay mucho camino por recorrer aún en este aspecto. “Necesitamos una visibilidad normalizada de la maternidad”, asegura la socióloga. “Son necesarias las ayudas, el apoyo económico de las instituciones más allá de los sponsors o patrocinios privados”.

“Siento tener una visión tan negativa”, asume Marta Arce “pero yo creo que falta muchísimo”. “Yo volví en 2017 y no me sentí bien recibida, no me sentí apoyada”, reflexiona. “Lleva tiempo volver al estado de forma y más aún si no has sido madre con 20 años, te sientes juzgada” afirma la cuatro veces medallista olímpica. “Las mujeres deportistas estamos acostumbradas a pasar por encima de nuestros propios derechos, adelantamos la vuelta después de las lesiones y con la maternidad pretendemos lo mismo. Estamos a merced del entorno”.