Sevillana, estudiante de publicidad, Hermana de la Santísima Vera Cruz y enamorada de la natación sincronizada desde los cuatro años. Así es Aurora Lázaro, la nueva joya de la natación sincronizada española.
La joven debutó con la Selección absoluta en la pasada Copa Mundial de París. Tras conseguir la medalla de plata en el dúo técnico mixto voló a Egipto, donde consiguió el oro en la modalidad de equipo técnico. Un estreno más que soñado, pero que le ha obligado a perderse una de las tradiciones que más le gustan, la Semana Santa.
Las competiciones y la Semana Santa, incompatibles
“Me encanta la Semana Santa. Yo soy Hermana de la Hermandad de la Santísima Vera Cruz y me veo casi todas las Hermandades. El año pasado ya no pude salir porque tenía una competición en China y este año tampoco he podido, porque estaba volviendo de Egipto y la verdad que me da muchísima pena no estar”. La Semana Santa es una tradición imperdible en la familia de Aurora, pero las continuas competiciones por el mundo hacen que sea casi imposible encajarla en su agenda. Perdérsela supone un gran pesar para la sevillana, y eso que hacer el acto de penitencia, en su caso, vale por dos.
“Mira que mi Hermandad no es de las que más camina, nosotros salimos a las 8:00 y a las 14:00 hemos terminado. Pues aun así yo terminé llorando del dolor de piernas, dolor de caderas…es que de verdad no podía. Yo te puedo aguantar seis horas en el agua, pero media hora de pie no te aguanto. También es la parte bonita que tienen las procesiones. A mí es que me duelen las caderas, los tobillos… la gravedad y yo no nos llevamos muy bien. Pero me da mucha pena porque llevo unos años sin poder salir y hacer el acto de penitencia”. Estas son algunas de las consecuencias que conlleva pasar tanto tiempo en el agua, que fuera de ella su cuerpo no está acostumbrado a aguantar tanto peso, algo que parece impensable en alguien que entrena más de 7 horas al día.
El día a día en el CAR
Aurora Lázaro dejó su Sevilla natal por Barcelona, donde reside con sus compañeras de equipo en el CAR. Este cambio era prácticamente obligatorio si quería continuar con su carrera en el mundo de la sincro, un cambio que para muchos sería imposible.“El cambio de Sevilla al CAR lo he notado en todos los aspectos. En los entrenos, en los estudios y en la vida ni te cuento. Yo vivía en mi casa con mi familia, iba a un instituto normal por las mañanas y entrenaba cuatro horas por la tarde. Ahora se me ha girado todo”.
“Aquí nos despertamos a las 6:50 porque el desayuno nos lo abren a esa hora, suele abrir más tarde, pero a nosotras nos lo abren antes porque empezamos a entrenar a las 7:30. Primero vamos al gimnasio y hacemos dos días a la semana crossfit y tres días a la semana un poco de flexibilidad y movilidad, esto durante hora y media. Después nos vamos a la piscina y entrenamos hasta las 15:00h que vamos a comer. Sobre las 12 tenemos una pausa de 15 minutos para tomar algo porque el cuerpo sino no nos aguanta. Ya por la tarde nos ponemos con los estudios. Yo estudio publicidad en la Unir, es online y nos dan muchas facilidades”.
Aurora se ha adaptado muy bien a las exigencias que supone vivir una vida de un deportista de élite, pero en su familia lo llevan algo peor. “Mi madre lleva este cambio fatal, yo siempre he sido de estar con mi madre y claro, ahora voy una vez al mes como mucho a casa y siempre se pone a llorar cada vez que me voy. Yo soy muy casera pero, por ahora merece la pena”.
Un debut de ensueño
“No me ha dado tiempo a asimilarlo todo”, es la frase con la que Aurora resume lo que le ha pasado en poco más de un mes. Debutó con la Selección absoluta el pasado mes de marzo en París, donde quedó segunda en el sólo mixto técnico. En su siguiente competición hace escasos días se estrenó con el equipo técnico consiguiendo el oro. Unos resultados que ni ella misma esperaba, puesto que en principio su rol iba a ser diferente.“Al inicio de la temporada me dijeron que sería un año de adaptación. Al ser yo nueva aquí en el CAR y encima ellas viniendo de conseguir medalla en París, yo veía imposible entrar dentro del equipo esta temporada, pero se dio el caso. Cuando me dijeron que iba a ser un año de aprendizaje me lo tomé como un reto y pensé ahora toca lucharlo”. Aurora lo luchó y terminó cambiando la idea que al inicio Andrea Fuentes tenía sobre ella.
“En noviembre o diciembre hicieron unas pruebas de selección dentro del equipo y cada una se presentaba a la rutina que quería hacer. Vinieron jueces nacionales a puntuarnos y ahí me enteré que yo era la elegida para hacer el dúo mixto. Que formaba parte del equipo técnico me entere hace dos semanas, me decían que siguiera así, pero me lo dijeron oficialmente hace 15 días”.
Dúo mixto, una modalidad nueva y con más complicaciones
“En 14 años que llevo en la sincro nunca había nadado en dúo mixto, siempre había nadado en femenino. Este es mi primer año y es muy diferente. En un dúo, con chicas, hacemos las mismas cosas, los mismos movimientos y en dúo mixto tienes que crear una conexión con el chico, tienes que ir nadando contando una historia que ambos sois protagonistas…es muy diferente. Para mí es más complicado el dúo mixto, porque si no tienes esa conexión con el chico se nota mucho desde fuera que no compaginan. Con chicas también tienes que tener un poco de conexión, pero los movimientos son exactamente los mismos y se disimula un poco”.
“Nuestro deporte es mayoritariamente de chicas y es muy complicado convivir con un chico. Nosotras de 14, sólo hay 2 chicos y claro…Ahora empiezan a haber más chicos, pero cuando yo empecé y hasta hace relativamente poco era muy raro ver a un chico en un equipo, era muy difícil. Había uno en toda España como mucho”.

La inspiración de Aurora Lázaro
El mejor ejemplo de Aurora Lázaro es el de sus entrenadoras. Sin ir más lejos, son dos de las mejores nadadoras artísticas de nuestra historia. Tanto Gemma Mengual como Andrea Fuentes entrenan al combinado español, algo que a veces incluso impone.
“Cuando empecé en sincro eran, literalmente, mis ídolos y que me entrenen ahora es indescriptible. Yo estoy en el entreno y cuando me corrige una cosa, a veces pienso te está corrigiendo Andrea Fuentes o Gemma Mengual. No lo he asimilado todavía. Se me ha pasado un poco el respeto, pero lo sigo teniendo. Sobre todo, en las exhibiciones ves a las niñas de cinco años pidiéndoles fotos y autógrafos y pienso, yo he estado en esa situación, es algo indescriptible”. La sensación de estar viviendo un sueño, esa es ahora la vida de Aurora Lázaro.