Antonella Bellutti, ahora tiene 55 años, y vive cerca de Roma. Su carrera como deportista de alto nivel la ha llevado a muchísimas partes del mundo. Es la primera y única deportista italiana que ha ganado dos oros consecutivos en dos Juegos Olímpicos, Atlanta 1996 y Sídney 2000, en la disciplina de ciclismo. Su historia de vida ahora es un ejemplo para muchas, se ha reinventado trabajando en colegios e institutos en proyectos relacionados con el deporte. Intenta relatar cómo fue capaz de superar las miles de barreras de desigualdad que existen en el deporte en Italia y lucha activamente para que las atletas, como fue para ella, no tengan que afrontar el doble de obstáculos.
“Las cosas no han cambiado prácticamente nada desde que yo competía. Hay que tener en cuenta que las mujeres en Italia no son consideradas profesionales, con todos los derechos pertinentes, aunque realicen deporte de alto nivel. Es una ley del año 1991 que delega a las federaciones la facultad de abrir la posibilidad a la profesionalización y en qué categorías hacerlo. Existe solo en el golf, el ciclismo, el basket y el fútbol y, obviamente, solo para los hombres”, explica para Artículo 14. Faltan las tutelas que una reforma del deporte, aprobada el año pasado, no ha conseguido colmar. De hecho, cuando se retiró tuvo que reinventarse comenzando a realizar colaboraciones universitarias y con centros de estudios, empezando de cero.
Para ella no ha sido nada fácil, desde muy joven descubren que Bellutti es una niña con unas capacidades fuera de lo normal para el atletismo. Desde ese momento, todo ocurre muy rápido, pero, con 19 años, una lesión en la rodilla le impide seguir. “Parecía que mi futuro iba a ser ese. Después, como siempre ocurre, un accidente lo cambia todo, el dolor no pasaba y para la rehabilitación comencé a hacer bici. Me di cuenta de que para mí pedalear era enormemente fácil, como si los 12 años de atletismo me hubiesen preparado para ese momento. Me sentí agradecida por esa segunda oportunidad de mi cuerpo”, añade. Así, se convirtió en un caso único en el deporte de alto nivel cambiando a mitad de carrera de disciplina. Con ciclismo ganó dos oros olímpicos, algo inédito.
“Yo estaba en un container y mis compañeros en hoteles de lujo”
Pero incluso cuando su carrera tocaba el cielo, la discriminación de género no cesaba. “Cuando llegué a la villa olímpica de Sídney me encontré con que mi alojamiento era un container. Puedo entender que no siempre se calcula bien el espacio para los atletas, pero yo venía de ganar un oro olímpico y mis compañeros hombres estaban en edificios de lujo. Allí me di cuenta de que eres siempre una rueda de recambio”, explica Bellutti a Artículo14. “No me gusta hacerme la víctima, pero he tenido que luchar siempre, desde mis inicios, cuando quería hacer deporte y me juzgaban porque era mujer y estaba musculada, así ha sido mi camino siempre, también cuando salí del armario. La única solución es vivir tu propia vida”, añade.
A esa desigualdad se añade la informativa, la poca presencia del deporte femenino en las noticias de los medios de comunicación, dice Bellutti. “Las noticias sobre deporte femenino son en el mundo un 4%, en Italia menos, ¿cómo podemos mejorar nuestras condiciones con tan poca visibilidad?”, añade. Y a esos factores se suma el de la discriminación sobre el terreno, con episodios como los que sufren atletas como Egonu o Zaynab. “El patriarcado está presente también en el modelo a replicar en el deporte: el de un hombre blanco, heterosexual y rico. El mismo modelo que prevalece en los roles de poder directivo”, dice la ex ciclista. “Si eres una mujer, de color, de un deporte menor como el voleibol y has dicho públicamente que también te gustan las mujeres, estás en el fondo de la lista”, explica Bellutti sobre la situación que vive Paola Egonu, pero que, insiste, no es la única.
El racismo en el deporte femenino italiano
Algunos casos de racismo contra la jugadora de voleibol Paola Egonu y la atleta Zaynab Dosso han destapado un sistema no solo machista, también racista. Ambas son atletas de primer nivel, Zaynab Dosso es la reina de la velocidad en Italia. Acaba de establecer el nuevo récord absoluto del atletismo italiano en los 100 metros, 11’’02. Es la mujer más rápida de toda la historia del país transalpino y, sobre todo, ha nacido una estrella de cara a las Olimpiadas francesas de este verano. Tiene 24 años y nació en Costa de Marfil en 1999, pero se crio en Rubiera, a pocos pasos de Módena y de Bolonia. Egonu , 1 metro y 95 de mujer, nacida en Cittadella, Véneto, en 1998, hija de padres nigerianos y el astro del voleibol italiano. Imparable, ya en 2017 ganó la plata junto a la nacional italiana en el World Grand Prix, un año después repite plata en el campeonato mundial, donde es elegida como la mejor rematadora opuesta. En 2021 es elegida para llevar la bandera en la ceremonia de apertura de las Olimpiadas de Tokyo. En ese mismo año gana el oro en el campeonato europeo y es elegida como la mejor jugadora. La lista es infinita y Egonu tiene solo 25 años.
En ambos casos, al margen de sus éxitos deportivos, ambas han tenido que sufrir ataques racistas. En 2022 Zaynab Dosso, estando en un bar de Roma fue increpada por una señora que le pedía monedas. La atleta le dijo que no tenía, mientras estaba con otros amigos, y la señora le dijo “puta extranjera”, según contó ella misma en las redes sociales. Por su parte, Paola Egonu ha relatado en más de una entrevista que los ataques xenófobos han sido, por desgracia, una constante en su vida, especialmente cuando era niña.
El sufrimiento vivido durante estos años tuvo un momento cumbre cuando el general Roberto Vannacci, ahora candidato a las Europeas por la Liga de Matteo Salvini, escribió, entre otras frases homófobas en su libro (El mundo al contrario), que Paola Egonu “aunque su ciudadanía era italiana es evidente que los tratos somáticos no representan la italianidad”. Ella, enfurecida, decidió presentar una querella, la audiencia que decidirá si el general tendrá que afrontar una acusación de difamación se celebrará el próximo 14 de junio en Luca.