Andrea, la campeona de gimnasia y su gran lección: “Si se quiere, se puede”

"Yo tenía claro que el techo a mi hija no se lo iba a poner yo", asegura su madre, en conversación con Artículo14

Mientras el conjunto nacional se colgaba el oro en la Copa del Mundo de Sofía siendo inspiración para multitud de niñas en España, a miles de kilómetros el pabellón avilés Carlos Sastre también subía los decibelios con su Campeonato de España de Gimnasia Rítmica adaptada.

Más de un centenar de gimnastas competían haciendo lo que más les gustaba, también, demostrando que el deporte inclusivo genera una sociedad más justa.

Con el ritmo en las venas

Nos cuenta Usúe, que desde muy niña Andrea siempre fue “muy alegre, cantarina, con mucho ritmo. Todo el día con los bailes de Instagram y TikTok”. Nació con Síndrome de Down quizá con el propósito de hacerle entender al mundo que las barreras no eran para ella.

Había progresado mucho en natación, un deporte para que el tenía muchas aptitudes y que a día de hoy compagina, pero quería también explorar esa parte más creativa que ella tenía. “Yo tenía claro que el techo a mi hija no se lo iba a poner yo”, asegura Usúe. 

“Yo tenía claro que el techo a mi hija no se lo iba a poner yo”

No era fácil encontrar un lugar donde ese talento aflorase “no podía llevarla con otras chicas de 18 años a aprenderse una coreografía pero tampoco con niñas de seis, eso iba a ser duro para ella. Siempre estábamos mirando”. Y de pronto Sandra Pérez, su entrenadora y su proyecto de gimnasia rítmica adaptada se cruzaron el camino. Desde septiembre de 2020 que llegaron se sumaron a `La otra mirada´.

Andrea encontró a la rítmica, un grupo de entreno y una amiga muy especial con la que pronto congenió, Nerea.  Se puede decir que la rítmica también la encontró también a ella, porque a los pocos meses, su entrenadora le propuso acudir al Campeonato de España de Gimnasia inclusiva organizado por la Federación Española de Deportes y Discapacidad Intelectual. El sí fue rotundo.

De las tres categorías primero compitió en la de habilidades deportivas, sin aparatos, al año siguiente subió a la categoría adaptada, con aparatos, pero donde el entrenador puede irte recordando los pasos del entero.

Y finalmente, dio el salto a la competición. “Allí salen y tienen que retener la coreografía, recordarla y salir a competir delante de todo el mundo. Si a mi se me acelera el corazón cuando sale, no me imagino a ellas. Se juegan todo en un minuto y medio” nos cuenta Usúe.

Exactamente igual que las profesionales, las gimnastas de nuestro conjunto nacional que antes de ir a los JJOO de París hicieron, en el marco del Campeonato de España, una exhibición con un ejercicio que fusionaba gimnastas con y sin discapacidad. “Fue una pasada” recuerda la madre de Andrea.

El salto a la competición

Los siguientes años fueron algo más duros. “Ella era la única que se había quedado sin medalla, yo ya estaba preparándome como madre para explicarle que habría que seguir trabajando para que llegase”, nos comenta Usúe.

Porque este pasado fin de semana, en Ávila, Andrea de Jesús, se convertía en la primera campeona navarra en categoría absoluta, un oro que compensaba los sinsabores pasados.

Una medalla que llegó además para sorpresa de todos. “Su entero había tenido algún fallito y tuvo una caída, de hecho, y ella estaba decepcionada por eso, porque es muy exigente consigo misma, pero claro no sabíamos que el resto había fallado más”, explica.

“Cuando llamaron a la tercera clasificada era Nerea y luego a la segunda, Andrea no pensaba que ella iba a ser la primera, a mí me lo habían dicho unos minutos antes y me puse a temblar de la emoción, nerviosísima”, nos comenta emocionada, mientras los vecinos de Salinas de Pamplona le dan la enhorabuena. “Fue precioso ver la reacción de su amiga desde el podio cuando dijeron su nombre”.

Hoy Andrea ha ido a su trabajo con la medalla, orgullosa, para enseñar en su centro de Terapia Ocupacional que su lema, con trabajo, se hace realidad. “Si se quiere, se puede”.

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