Ana Peleteiro lo ha vuelto a hacer. La atleta gallega se proclamó campeona de España de triple salto en pista cubierta por novena vez en su carrera, consolidando su estatus como una de las grandes referentes del atletismo español. En el Centro Deportivo Municipal de Gallur, Peleteiro alcanzó los 14,22 metros, un registro que no solo le dio la victoria, sino que la elevó al primer puesto del ranking europeo de la temporada y cuarto del mundo. Con esta marca, iguala el récord histórico de títulos nacionales en pista cubierta de Conchi Paredes.
Una victoria especial
Pero más allá del resultado, esta victoria tiene un significado especial para la atleta de Ribeira. En los últimos meses, Peleteiro ha experimentado una transformación tanto en lo personal como en lo profesional.
Tras los Juegos Olímpicos de París 2024, donde no obtuvo el resultado esperado, tomó la decisión de regresar a su tierra natal. Dejó atrás Guadalajara y a su entrenador de los últimos años, Iván Pedroso, para comenzar una nueva etapa junto a su esposo, el también atleta Benjamin Compaoré, entrenando en el estadio que lleva su nombre en Ribeira.

Iván Pedroso y Ana Peleteiro en una competición durante los Juegos Olímpicos de París 2024
Este cambio no fue solo una cuestión deportiva. Ana buscaba reconectar con sus orígenes y ofrecer a su hija, Lúa, la posibilidad de crecer en el entorno que ella misma disfrutó en su infancia. En su búsqueda de estabilidad y equilibrio, su vida familiar y su carrera atlética han encontrado un punto de armonía que parece estar dando frutos.
Superación ante la adversidad
El camino de Ana no ha estado exento de dificultades. A finales de enero, durante una competición en Valencia, la gallega sufrió molestias en su rodilla izquierda, la misma que le había dado problemas hace una década. Ante las molestias, tomó la decisión que consideró “más inteligente”, no viajar a Madrid y tratarse con el doctor Pedro Guillén, uno de los traumatólogos más reputados del país. A través de sus redes sociales, ella confirmó su rotura de varios ligamentos.
La preocupación se hizo evidente cuando intentó modificar su técnica de batida. “El cambio de pierna de batida era algo que quería probar desde hace tiempo, pero es una maniobra que te lleva una temporada poder asimilarla”, confesó la gallega sobre un intento que salió mal. El dolor persistió, obligándola a revertir el cambio y volver a su técnica habitual.
Además de las dificultades físicas, la atleta también ha atravesado momentos de incertidumbre emocional. La presión de demostrar que su cambio de vida y su nueva etapa de entrenamiento eran la decisión correcta, generó dudas. En algunos momentos, la fatiga mental se sumó a los dolores físicos, haciéndola cuestionarse si realmente estaba en el camino correcto. Pero lejos de rendirse, Peleteiro encontró en su familia y en su entorno cercano la motivación para seguir adelante.

Ana Peleteiro.
Un salto de confianza
A pesar de las dudas y las molestias físicas, su actuación en Madrid demostró su resiliencia. Desde el primer intento, con un salto de 14,13 metros, dejó claro que estaba lista para competir al máximo nivel. En su tercer intento alcanzó los 14,22, para finalmente firmar los 14,33 metros que le aseguraron el título. Con esta marca, no solo se alza con la medalla de oro, sino que también se posiciona en el cuarto puesto del Ranking Mundial de Triple Salto, por detrás de las cubanas Leyanis Pérez y Liadagmis Povea.
Horas antes se la vio pensativa y reflexiva mientras caminaba por la pista del municipal de Gallur. Con su grito particular para intimidar a sus rivales y los aplausos del público al compás, cerró el concurso, satisfecha, pero con ganas de más. “Me voy super contenta. Es de lo mejor que he hecho hasta ahora antes de un gran campeonato y tengo claro que quiero ir al Europeo para hacerlo bien”, aseguró Ana con una confianza renovada.
Peleteiro, un ejemplo de reinvención
Este triunfo refuerza la idea de que el talento de Ana Peleteiro no es solo técnica y físico, sino también mentalidad y determinación. El regreso a sus raíces y la nueva dinámica de entrenamiento junto a su familia parecen haber renovado su espíritu competitivo. A pocas semanas de los Campeonatos de Europa en Apeldoorn, la atleta gallega se perfila como una de las grandes aspirantes al título continental.
El deporte está lleno de historias de superación y reinvención, y la de Ana Peleteiro es una de ellas. Su novena corona nacional no es solo un número en su palmarés, sino un testimonio de su capacidad para adaptarse, evolucionar y seguir luchando por la excelencia. Con los ojos puestos en el futuro, especialmente en Los Ángeles 2028, tras un ciclo olímpico que acaba de iniciarse, su historia sigue inspirando a una nueva generación de atletas y aficionados al atletismo en España.