Desde la inolvidable María de Villota, fallecida tras sufrir un terrible accidente en Duxford probando uno de los coches de Marussia Team F1, a Cristina Gutiérrez primera mujer campeona en el Dakar, o a Marta García, pionera en ganar el actual campeonato femenino de Fórmula 1, las mujeres están demostrando tener mucho qué decir en el mundo del automovilismo.
Y hablar de de Ana Carrasco es hacerlo de la mejor representante femenina de nuestro país a las dos ruedas. Ya batió todos los récords de motociclismo siendo la primera mujer en obtener la victoria, en liderar y ganar un título mundial de velocidad.
Esta mujer debutó en el año 2013 en el Campeonato del Mundo de Motociclismo en la categoría de Moto3 y se convirtió en la más joven en competir en una prueba de esta competición.
Tres años después, con apenas 20 años se convirtió en la primera mujer en ganar una prueba mundial de motociclismo (en la categoría Supersport 300) y un año más tarde fue la primera fémina en conseguir el campeonato del mundo de motociclismo en la modalidad Supersport 300. Lo hizo además arrasando y dejando boquiabiertos a todos en el mundo del motociclismo.
Ahora la murciana vuelve a romper moldes al pasarse al mundo de las cuatro ruedas y convertirse en la primera que compagina ambas modalidades.
Su decisión la anunciaba el pasado mes de febrero. La de Cehegín aseguraba que lo veía como una alternativa para su futuro. De hecho son muchos los pilotos de motos que deciden hacer el cambio a las cuatro ruedas puesto que es una modalidad con menor desgaste físico y más segura. El último ejemplo lo vimos en categoría masculina con el ex piloto de motociclismo Jorge Lorenzo una vez que se retiró definitivamente de los circuitos de moto.
Ana Carrasco contaba a EFE tras hacer público el comunicado: ‘He tenido en mente siempre el tema de los coches. Puede ser una buena oportunidad para después de terminar mi carrera deportiva en las motos. Ahora he tenido la oportunidad con el TCR Spain de poder correr este fin de semana y estoy con muchas ganas. Hice un test privado con TCR Spain y me sentí bastante bien”.
De hecho en los dos test de pretemporada en Jerez y Cheste en ese mes, hizo una gran actuación subiéndose al podio en las dos citas. Y lo hizo con lluvia, frío y unas condiciones difíciles demostrando una vez más su destreza a los mandos.
Y eso a pesar de que era su primera vez en esta modalidad y que salía de una importante lesión en la parte baja de la tibia y el peroné de la pierna derecha que sufrió a finales del 2023.
“Estuve sin tocar una moto hasta principios de año. Aunque ya he podido rodar en Cataluña con una 600 y las sensaciones son buenas. No tengo demasiadas molestias, la movilidad va bien me está permitiendo hacer una pretemporada más o menos normal. A nivel de preparación física es algo limitada en correr, por ejemplo, pero estoy bien”, añadía la piloto sobre su estado de forma.
Este fin de semana corre en las TCR con un Peugeot 308. Tiene por delante un nuevo reto en forma de dos carreras de 25 vueltas y saldrá desde el fondo de la parrilla en penúltimo lugar. Una parrilla por cierto llena de grandes pilotos masculinos con los que correrá de tú a tú. Las sensaciones con el monoplaza en las sesiones de qualy del sábado fueron buenas. “Sigo aprendiendo y sumando horas en pista, estoy contenta”.
Nada más bajarse del coche, volverá a su zona de confort. Porque Ana sigue en las motos para deleite de los aficionados, al menos un año más. En un mes arranca el mundial de motociclismo femenino en el circuito de Misano (Italia). Lo hará con en el equipo Evan Bros, uno de las más potentes de Superbikes, para luchar por este nuevo campeonato integrado únicamente por mujeres. Tendrá 12 carreras en seis circuitos. Será una nueva oportunidad para la murciana de sumar un nuevo hito en su palmarés.
La historia de Ana es la de una chica que desde niña, con apenas un año ya quería subirse a una moto. Le robaba la de motocross con ruedines a su hermana dos años mayor para jugar con ella. Y ya entonces, se le notaban los mimbres de piloto y no tenía miedo a nada. Convenció a su padre Alfonso, un ex piloto y entonces mecánico del ex mundialista David de Gea, y con cuatro años ya participó en su primera carrera de mini motos. Fue al verla como se manejaba sobre una Metrakit de 70 cc compitiendo con los otros niños cuando Alfonso se dio cuenta de que verdaderamente “la niña valía para esto”. Ella ya tenía la mente puesta en romper todos los tópicos en uno de los pocos deportes que permite la integración sin distinción de sexos y algún día ganar un Mundial. Y sin duda lo logró. Consiguió el éxito en un mundo de un hombres y el reconocimiento a nivel nacional e internacional.
Y lo hizo, porque el motor corre por sus venas y competir es lo que más le gusta en el mundo. Y ya se sabe que la pasión es lo que mueve el mundo.